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Mientras sigamos amando a la patria la nación está viva, dice Iglesia en Domingo de Resurrección

Tegucigalpa – El arzobispo de Tegucigalpa, José Vicente Nácher Tatay, reflexionó en la homilía correspondiente al Domingo de Resurrección que mientras sigamos amando a la patria la nación está viva.

“Hay patria porque amamos a la patria, eso es lo que mantiene viva a nuestra nación. Mientras sigamos amando a nuestra patria, nuestra patria está viva”, expresó el arzobispo de Tegucigalpa.

Lo mismo sucede con la familia, las parroquias y todas las cosas, todo se mueve por el amor, reflexionó el también presidente de la Conferencia Episcopal de Honduras (CEH).

Esto que decimos del exterior también es en el interior porque Cristo vive en nosotros y nosotros vivimos para Cristo y los demás, expresó el arzobispo.

Acotó que el cristianismo no es una carrera de velocidad, sino de profundidad, externó al tiempo que dijo que el misterio se ve desde adentro.

Durante la misa solemne de este día el arzobispo leyó el mensaje de pascua basado en la esperanza y en el encuentro universal de Jesucristo con la humanidad.

Finalmente dijo que Jesús ha resucitado y ya no queda en el pasado, es el presente y se puede vivir en cada eucaristía.

A continuación Proceso Digital reproduce la lectura del día tomada del santo evangelio según san Juan:

Juan 20, 1-9

El primer día después del sábado, estando todavía oscuro, fue María Magdalena al sepulcro y vio removida la piedra que lo cerraba. Echó a correr, llegó a la casa donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: “Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo habrán puesto”.

Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos iban corriendo juntos, pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro y llegó primero al sepulcro, e inclinándose, miró los lienzos puestos en el suelo, pero no entró.

En eso llegó también Simón Pedro, que lo venía siguiendo, y entró en el sepulcro. Contempló los lienzos puestos en el suelo y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, puesto no con los lienzos en el suelo, sino doblado en sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vio y creyó, porque hasta entonces no habían entendido las Escrituras, según las cuales Jesús debía resucitar de entre los muertos. (RO)

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