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Mario Zamora, creador del Cristo de “El Picacho”, una obra que inmortaliza su nombre

Tegucigalpa – El escultor hondureño Mario Zamora, creador de El Cristo de “El Picacho”, falleció en las últimas horas, se trata de un artista hondureño que solo dio glorias a su tierra desde su segunda patria, México, a donde emigró en 1944.

Creador en Honduras de grandes piezas de la escultura, este hondureño deja un hueco en el arte continental.

«El Cristo del Picacho», una réplica de Cristo con los brazos abiertos, ubicada en una montaña magnifica de El Hatillo en Tegucigalpa, es una de las muestras emblemáticas de sus creaciones.

escultor 1Otras obras como las que resaltan en los bajos del Congreso Legislativo de Honduras: cuatro estatuas en mármol que representan la Industria, el Trabajo, la Agricultura y el Comercio; así como una estatua en bronce del prócer Francisco Morazán, alzado frente a la sede del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), la diosa Temis, el monumento a la Madre ubicado en Danlí, y otras de gran magnitud e historia forman parte de sus aportes al arte en este país.

En México, sus contribuciones más destacadas son el monumento a los Niños Héroes en San Miguel de Allende, y otras obras dedicadas a Netzahualcóyotl, Benito Juárez, Amado Nervo y Adolfo López Mateos, por mencionar algunas.

Por estos y otros aportes a su país natal, Mario Zamora Alcántara es considerado hoy día como un Hondureño Cinco Estrellas, tronco de una estirpe de escultores, maestro, y a la vez padre de artistas, cuyo trabajo y buen nombre se extiende en cada región donde su nombre hace destaca entre muchos otros famosos de su época.

Mario Zamora Alcántara nació en el oriente de Honduras (Danlí), en 1920, siendo sus padres Cornelio Zamora y Dolores Alcántara Valle. Realizó estudios en la Escuela Nacional de Bellas Artes donde, entre otros maestros, tuvo la guía del español Alfredo Ruiz Barrera.

escultor 2Zamora Alcántara colaboró con Ruiz Barrera en el esculpido de dos leones que se encuentran en la Avenida Lempira, también conocida como la Avenida de los Leones, de San Pedro Sula, la segunda ciudad en importancia de Honduras.

Tras estudiar en Honduras y Nicaragua, el artista emigró a México, donde estuvo en la Academia San Carlos hasta 1948.

Posteriormente se graduó de profesor de Artes Plásticas en la Real Academia de Roma, donde adquirió y desarrollo conocimientos en la técnica de la escultura en mármol. También fungió como consejero de la embajada hondureña en la República Mexicana.

Sus obras pueden apreciarse en importantes espacios culturales de Europa, Estados Unidos, México y otros países de habla hispana, una inspiración cuyo legado le dejará perenne en la mente de muchos que conocen de su impecable trabajo y esfuerzo artístico. 

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