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Manuel Zelaya no salió en pijama, revela libro de reconocido periodista hondureño

Tegucigalpa.- Un libro del reconocido periodista hondureño, Armando Cerrato, denominado “Honduras en crisis”, de reciente publicación, revela que el 28 de junio, cuando cae el gobierno del ex presidente Manuel Zelaya, éste no fue sacado en pijama, como denunció el ex gobernante y cuya versión fue recogida por la prensa mundial.
 

Cerrato, catedrático universitario de periodismo, ex corresponsal y uno de los fundadores en Honduras de la agencia española EFE, y columnista del diario La Tribuna, revela en uno de los capítulos del libro, que “ vecinos de la Tres Caminos (la colonia donde vivía Zelaya), que por razones obvias prefieren no ser identificados y que presenciaron algunos detalles de la acción militar de captura del presidente, señalan que el mismo fue introducido en un vehículo militar correctamente vestido con un traje café, corbata roja, sus botas vaqueras y su sombrero “Stetson” blanco, portando una mariconera de cuero, no sabían detallar si el hombre iba esposado, o atado, pero, dejan claro, que no se le golpeó, ni siquiera se le dieron empellones”.


“El presidente capturado no salía de su asombro y durante todo el camino hacia las instalaciones de la Fuerza Aérea Hondureña, mismas que antes había irrespetado, dijo a sus captores: “Negociemos, negociemos…”, sostiene el periodista Cerrato en su libro de 622 páginas.


“La misma frase que les siguió diciendo mientras se arreglaba para acompañarles, al tiempo que maldecía y trataba de desacreditar al Alto Mando de las Fuerzas Armadas, ante los oficiales de mediano y alto rango que le habían capturado y a los que tentó con cifras de seis ceros para cada uno si revertían la situación, además de prometerles ascensos inmediatos y mandos claves en las diversas ramas de las Fuerzas Armadas, a las que podría descabezar con su apoyo más el de las fuerzas civiles que había comenzado a agitar y convencido con dinero a líderes de diversa índole gremial que había llegado el momento para una lucha de clases donde campesinos, profesionales, obreros, maestros y estudiantes, tendrían un lugar de privilegio en un nuevo gobierno a raíz de la nueva Constitución de la República a redactarse por la Asamblea Constituyente en la que serían diputados”, continúa el relato del periodista Cerrato.


“Los oficiales, bien escogidos, le pidieron que dejara de hacerles proposiciones deshonestas y mucho menos las que planteaban traición a sus superiores que les habían impartido órdenes precisas, entre ellas las de capturarle con vida y no maltratarle aunque hubiese oposición”.


“En la captura nadie resultó muerto o herido, en ninguno de los bandos: Guardia Personal del Presidente y comando de captura, merced a que no se encargó a la Policía Nacional Preventiva que hiciese efectiva la orden de la Corte Suprema de Justicia, sino a las Fuerzas Armadas que constitucionalmente y a pedido del Ministerio de Seguridad o alto mando policial, tienen la misión de colaborar en el mantenimiento del orden público”.

“Militares y policías coinciden en afirmar hoy día, que la Guardia de Honor Presidencial hubiese combatido con comandos policiales de haber éstos intentado la captura del Presidente Zelaya, pero no así con compañeros de armas, quizá del mismo batallón, evitándose afortunadamente así un inútil derramamiento de sangre que pudo haber incluido entre sus víctimas mortales al propio Zelaya Rosales”, afirma en su libro el periodista Cerrato, quien fue una de las generaciones que despuntó en el desarrollo del ejercicio profesional universitario en el país.

Sin embargo, al llegar a Costa Rica, Manuel Zelaya se presentó no en pijama, sino en pantalón y camiseta y dijo que lo habían sacado de forma indecorosa, una versión que ha predominado hasta ahora, cuando el libro de Armando Cerrato—con amplios vínculos y contactos de fuentes diversas—desnuda otra tesis que deberá ser comprobada por la Comisión de la Verdad y la Reconciliación.

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