El histriónico y extravagante -aunque muy amado en Honduras- presidente de El Salvador, envió hace unas semanas a la Asamblea Legislativa de ese vecino país, un proyecto de ley -que por supuesto fue aprobado de inmediato por sus obsecuentes diputados- para que la vecina nación se convierta en la primera del mundo en hacer de curso legal el “bitcoin”, una criptomoneda muy popular en la última década, más por su uso especulativo que como medio de intercambio de bienes y servicios.
Como dije hace una semana en este mismo rotativo https://proceso.hn/del-cacao-a-la-cripta/, la decisión en principio parece inteligente y llamativa, fundamentalmente porque “dinero puede ser cualquier cosa”. Debemos recordar, además, que El Salvador es uno de esos raros casos del mundo, en que las autoridades decidieron hace un par de décadas, eliminar su moneda para adoptar el dólar americano como su medio de cambio, lo cual no les ha funcionado tan mal, aunque también provoca costos importantes que puedo explicar después.
Cómo sobre la decisión adoptada en El Salvador abundan opiniones y augurios, no voy a concentrarme en ellos, sino más bien, en lo que se maneja a nivel mediático en nuestras queridas Honduras.
Pues acá la gente se pregunta si no sería bueno que aprobaran el bitcoin como moneda de uso legal y así emular la gesta del “neomorazanista” Bukele. También se ha dicho -todavía no de forma oficial- que las malavenidas ZEDES van a aprobar el uso de la criptomoneda como medio de cambio oficial. ¡Bueno!, todo puede suceder en esta nuestra “Neverland”. De todos modos, vale la pena referirse a esto y explicar por qué si o por qué no.
Ya dije que las criptomonedas son una especie financiera de uso mas bien especulativo. Si bien es cierto, se puede perfectamente hacer intercambios con este tipo de instrumentos, su uso ha sido más popular para que, dependiendo del valor que éstas obtengan en el mercado, se pueda uno agenciar riqueza adicional. Algo así como lo que hacen los inversionistas en los mercados bursátiles, con la diferencia de que una acción refleja el valor de una compañía que vende bienes y servicios, mientras que la criptomoneda es en suma una ficción.
¿Por qué entonces son tan populares? Bueno, a decir verdad, mucha gente se ha hecho asquerosamente rica invirtiendo en Bitcoin. Digamos, si usted hubiese comprado bitcoins por mil lempiras en abril de 2010 y solo los hubiera guardado, en marzo de 2021 usted tendría nada menos que ¡99 MILLONES DE LEMPIRAS! ¿Puede usted creerlo?, bueno pues créalo, así es.
El problema con estos y otros instrumentos especulativos, es que hoy pueden estar muy arriba en el mercado y mañana caer estrepitosamente. Si usted hubiese dejado guardaditos los 99 millones de lempiras que tenía en marzo de este año, hoy, 19 de junio tendría solo 66 millones, es decir, habría perdido la tercera parte de su riqueza en menos de 3 meses. Eso es mucho y déjeme contarle que no hay ningún mecanismo de protección de las inversiones, si el valor de este instrumento llegara a ser negativo. Usted asume sus riesgos como con cualquier negocio privado.
El otro elemento que hay que considerar es que el uso legal de el Bitcoin como moneda a la par del lempira o el dólar, es que le quitaría al Banco Central la hegemonía en el manejo del dinero. Esto tiene ventajas y desventajas. La ventaja es que vuelve competitivo el mercado monetario.
Los bancos centrales han sido los responsables de muchas crisis financieras en varios países en el pasado. Es cierto, en su mayoría tienen como uno de sus mandatos, garantizar la estabilidad de la moneda de su país y darle respaldo fiduciario. Pero a veces hacen todo lo contrario, sobre todo si no actúan independientemente de los gobiernos, los políticos populistas muchas veces usan la emisión monetaria de forma irresponsable y con ello se han gestado grandes problemas económicos. Pero, por otro lado, una política monetaria usada de forma adecuada puede coadyuvar a complementar los esfuerzos para lograr el desarrollo.
A estas alturas me pregunto yo ¿Qué pretenden los líderes de la fraudulenta iniciativa de las ZEDES, si es que es cierto que le darán la libertad a estas zonas para que circule el bitcoin u otra criptomoneda como medio de cambio de curso, con todos los riesgos que esto lleva implícito?
Estas locuras me hacen recordar la epónima novela del Gabo que describe los desafueros de José Arcadio Buendía, quien, en su afán de buscar el desarrollo de Macondo, compraba cualquier baratija que le llevaban Melquiades y sus gitanos, poniendo muchas veces en peligro, no solo el patrimonio de la prudente Úrsula, sino el del pueblo entero. Quizás si seguimos el hilo de la historia, valdría la pena también amarrar a esos locos y dejarlos ahí, junto al gran árbol del patio para que así hagan menos daño a nuestra ya atribulada familia.