Tegucigalpa (Especial Proceso Digital) – A inicios de junio, las Fuerzas Armadas de Honduras publicitaban en sus páginas oficiales un convivio ofrecido a más de una veintena de periodistas en ocasión de los festejos del Día del Periodista Hondureño que se celebra el 25 de mayo. Esos profesionales del periodismo fueron premiados por la institución castrense que incluso creó un premio denominado “Francisco Morazán”. Los galardonados fueron periodistas de los medios castrenses y otros de diversos puntos del país, según informaron.
El general Roosevelt Hernández, jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, festejó el agasajo con mariachis, habló de la labor castrense de “cuidar el rebaño” y dijo que dentro de esa manada destacaba la buena relación con la prensa y los periodistas. Vinieron los aplausos y las fotografías. Las Fuerzas Armadas intentaban reencontrarse con la “buena prensa” de la que han gozado desde hace varios años.

Pero cuatro días después, el 6 de junio de 2025, el pastor del rebaño volvió al ataque contra el periodismo y la libertad de expresión. Dejó el discurso armonioso de la ceremonia de festejo para sacar en cara los “favores personales” que hacía a algunos periodistas, revelar que estaban perfilando o “escudriñando” la vida privada de los periodistas que cuestionaban la labor castrense y la conducción del mando; que estaban preparados para escenarios de guerra, entre ellos la “guerra mediática” que asegura existe en contra de la institución militar.
Y dejó entrever que las críticas contra la institución debían ser vistas en función de la labor que ellos realizan de combate al narcotráfico y al crimen organizado. “Recuerde que estamos luchando contra el crimen organizado, contra el narcotráfico, y ahí usted puede hacer muchos análisis de dónde vienen y por qué vienen los ataques a la institución”, dijo el general en declaraciones ofrecidas al noticiero TN5 matutino.
El jerarca militar no sólo dejó entrever que las críticas de la prensa podrían estar “asociadas” a estos sectores, además de ir en contra de quienes llamó “calumniadores” de la verdad, de la institución militar y de su persona. El general quiere que los periodistas le revelen sus fuentes noticiosas, quiere que la prensa quebrante el principio universal de protección de la fuente, un principio que garantiza la libertad de expresión.
En esta nueva ola de ataques hacia la prensa y la libertad de expresión, el general Hernández fue más allá dentro de su “escenario de guerra”: reveló que han empezado a “escudriñar” o perfilar a periodistas que estiman no son parte del rebaño que pastorea.

“Perfilando” a la prensa incómoda
“Escudriñamos la biografía de algunos de ustedes, y en la informalidad nos asustamos. Se supone que deben ser ejemplo de moral y ética, pero hay quienes se esconden para atacar desde las sombras”, señaló, para sacar a relucir los favores que han hecho a algunos periodistas y comunicadores sociales, en más de una ocasión; favores personales, dijo.

El general Roosevelt Hernández intentó luego matizar el impacto de sus declaraciones indicando que ni él ni la institución castrense están contra la prensa, los periodistas o los medios de comunicación, resaltando las buenas relaciones que han sostenido y la importancia que tienen para la libertad de expresión.
Pero fue claro al reiterar que les asiste el derecho de proceder legalmente contra los calumniadores, los que les critican sin fundamento y que están analizando hacer uso de la institucionalidad para ello.
“Los que son calumniadores, los que están calumniando, deben tener pruebas. Esa es la actitud responsable de un profesional. Si usted va a hacer una denuncia pública, tiene que demostrarla”. Algunos periodistas, dijo, han “aprovechado su posición para lanzar ataques infundados, y cuando la prensa está infiltrada, a esos infiltrados hay que visibilizarlos. Se esconden en la institucionalidad jurídica de un gremio para generar acciones que demeritan a otras instituciones”, sostuvo.



No obstante, las declaraciones del máximo jefe castrense, lejos de apaciguar el nivel de confrontación con la prensa, lo acentúa al seguir incurriendo en violaciones a la libertad de expresión y los derechos humanos según la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la Convención de Derechos Políticos, la Constitución de la República y los Principios que rigen la libertad de expresión e información a nivel universal.
Recientemente, el general Hernández llamó a la prensa “sicarios de la verdad”, con énfasis particular en tres periodistas: Juan Carlos Sierra, presidente del Colegio de Periodistas de Honduras, Dagoberto Rodríguez, director de Radio Cadena Voces y Premio periodístico “Álvaro Contreras” que otorga el CPH, así como a Rodrigo Wong Arévalo, director de Abriendo Brecha y propietario del Canal 10. Las Fuerzas Armadas, colgaron en la portada de uno de sus medios digitales la fotografía de los periodistas, el logo del Colegio de Periodistas y el titular que generó la condena y repudio de organismos nacionales e internacionales defensores de la libertad de expresión por considerar que usaron fondos públicos para denigrar y estigmatizar a la prensa, además de exponer la integridad física de los comunicadores sociales.

Las vulneraciones de Roosevelt Hernández
Ahora, con su nueva acometida al revelar que está perfilando o espiando a la prensa “informalmente”—según el general Roosevelt Hernández—se está incurriendo en la violación de numerosos derechos humanos fundamentales, entre ellos la libertad de expresión, según la doctrina existente al respecto.
Cuando una institución investida del poder de las armas y de autoridad, espía a la prensa y a sus ciudadanos, afecta, en principio, la libertad de expresión y la libertad de prensa, pilares de una sociedad democrática, ya que el espionaje crea un clima de miedo y autocensura. Además, se vulnera el derecho a la intimidad y la privacidad, derechos que garantizan que los individuos tengan un espacio personal libre de vigilancia no autorizada.
De acuerdo con la doctrina humanitaria y de libertad de expresión, el espionaje también puede tener consecuencias graves para la libertad de reunión y asociación, ya que la vigilancia estatal puede disuadir a las personas de expresar sus opiniones y participar en actividades colectivas. En algunos casos, puede incluso afectar la seguridad personal de los individuos, como ocurre cuando se utiliza el espionaje para perseguir a periodistas o defensores de derechos humanos.
De esta forma, las fuerzas armadas y el jefe del Estado Mayor Conjunto han incurrido con sus últimas declaraciones en las siguientes violaciones: Libertad de expresión y prensa, el miedo a la vigilancia estatal puede llevar a la autocensura y la restricción de la información, Derecho a la intimidad y privacidad, pues la vigilancia constante sin consentimiento es una violación de la privacidad individual; Libertad de reunión y asociación, ya que la vigilancia estatal puede disuadir a las personas de participar en actividades colectivas; y, Seguridad personal, pues en algunos casos, el espionaje puede ser utilizado para perseguir a individuos, como periodistas y defensores de derechos humanos.
¿Están las Fuerzas Armadas en guerra contra la prensa? Las declaraciones del general Hernández agrandan las dudas y una de las primeras organizaciones internacional en reaccionar al trascender las declaraciones del alto jerarca militar fue Artículo 19, una organización regional de defensa de la libertad de expresión al postear en sus redes sociales lo siguiente: “Condenamos las declaraciones estigmatizantes de Roosevelt Hernández, jefe del Estado Mayor Conjunto de las FF.AA. en Honduras. Señaló a la prensa de “calumniadores”, tras cuestionar el actuar de las Fuerzas Armadas. Tanto la estigmatización como la obtención de datos personales—sin autorización y/o notificación previa—son tipos de censura indirecta en contra de la prensa, lo que se agrava ante la investidura de las FF.AA. como institución agresora”.

Ni sicarios ni calumniadores: las voces internacionales
Además—agrega—a lo largo de este año electoral distintas organizaciones incluyendo la CIDH, hemos denunciado el actuar de las FF.AA. en contra de la prensa. De acuerdo al informe de derechos humanos en Honduras de la CIDH, es deber de las personas funcionarias públicas dirigirse con mayor tolerancia a la crítica y su derecho a responder sin señalamientos estigmatizantes. Urge se abstengan de acciones que promuevan la generación de condiciones adversas al ejercicio periodístico”.
En iguales términos se expresó durante su reciente visita al país, el director mundial de Transparencia Internacional, Françoise Valérie, al resaltar que los periodistas no son sicarios de la verdad, que pagan con su vida y hasta con cárcel su labor en búsqueda de la verdad, y que en estos momentos los periodistas viven tiempos difíciles por defender la libertad de expresión y la democracia, no solo en Honduras, también en el resto de los países en la región centroamericana. Llamó a redoblar esfuerzos a favor de la prensa, el espacio cívico y la libertad de expresión como actores claves en la defensa por la democracia, la transparencia y la lucha contra la corrupción.
El Colegio de Periodistas de Honduras, en sus redes sociales se preguntó si a raíz de las últimas declaraciones del general Roosevelt Hernández, ¿Hemos retornado a la fatídica época de los años 80´s?: Ahora el gremio periodístico está siendo “perfilado y fichado”. ¡Qué triste! La década de los ochenta fue una de las etapas más oscuras en la democracia de Honduras donde los militares al amparo de la doctrina de seguridad nacional cometieron las más atroces violaciones a los derechos humanos y desaparecieron por motivos político-ideológicos a más de un centenar de personas, entre ellos periodistas. Realizaron al amparo de la impunidad, numerosos perfiles de personas que consideraban opositores políticos, entre ellos también periodistas por su labor de denuncia en las violaciones humanitarias, hechos por los cuales siguen impunes.
Estos hechos se dan en momentos que, desde la Secretaría de Finanzas, su titular, Christian Duarte, arremete de nuevo contra el director de Radio Cadena Voces, Dagoberto Hernández, a quien intenta criminalizar en los tribunales de justicia por delitos contra el honor, pese a que un tribunal ha desestimado sus dos intentos por carecer de sustento. Duarte ahora ha interpuesto un amparo para seguir con su estrategia de criminalización contra el director de esa radio, el periodista Rodríguez.
También, cuando el más reciente sondeo de opinión pública de los jesuitas aplaza la gestión del gobierno de la presidenta Xiomara Castro con un puntaje de 4.13% en una valoración de 0 a 10 puntos, y más del 61% de los consultados estima que en Honduras no se respeta la libertad de expresión.
Para ir haciendo costumbre el hecho de mantener a la prensa en su agenda, en su periódico institucional las FFAA publica nuevamente este lunes un amplio despliegue para atacar a los que llama “sicarios de la verdad”. Igualmente rechazan las posturas del presidente del Colegio de Periodistas quien en el marco de los crímenes contra dos comunicadores sociales, uno en Copán y otro en Olancho, hace escasamente una semana, expresó que en este momento sus colegas sienten temor y no certidumbre ante las posturas castrenses.
Y en cuanto a las Fuerzas Armadas la encuesta de los jesuitas da tres datos demoledores: la población las percibe como corruptas /47.1%), la ubica dentro de las tres principales instituciones que fomentan el narcotráfico (10.9%) y en nivel de confianza institucional su porcentaje es de 15.7%. Son datos por los cuales, los custodios “del rebaño” tienen por qué estar preocupados. (PD)