Tegucigalpa.– Los últimos golpes asestados por las autoridades hondureñas a las bandas de extorsión, en particular a la Mara Salvatrucha (MS-13), han puesto al descubierto la forma de operar de este grupo pandilleril que dejó de ser una mara dedicada a pequeñas operaciones de extorsión para convertirse en una organización criminal internacional poderosa y de rápida expansión, según lo consignó en una de sus designaciones la Oficina de Control de Bienes Extranjeros de Estados Unidos (OFAC, por sus siglas en inglés).
Esta designación de la OFAC se produjo en abril de 2015, en particular con una de las células de este grupo que opera en El Salvador, país en el cual la Mara Salvatrucha tiene uno de sus principales centros de operaciones y en donde 10 de sus principales cabecillas han engrosado también la lista de criminales ligados a bandas de narcotráfico por parte de esa oficina estadounidense.
Los orígenes de la MS-13, al igual que de la pandilla o barrio 18, están ligados a grupos de pandilleros latinos en Estados Unidos, entre ellos centroamericanos que tenían su principal asiento en Los Ángeles, California y al ser deportados a sus países, tras la aprobación de una ley migratorio en los años noventa, optaron por crear sus sucursales en los llamados países del Triángulo Norte de Centroamérica: Guatemala, El Salvador y Honduras.
¿Cuál es el principal problema que golpea actualmente a los hondureños?
— Proceso Digital (@procesodigital) 29 de febrero de 2016
Investigaciones recientes señalan también que la MS-13 y la pandilla 18 tienen una fuerte ascendencia de lo que se conoce como “Sureños”, un conglomerado de maras y pandillas asociadas a la Mafia Mexicana, una poderosa organización que operaba desde el interior de las cárceles de Estados Unidos. Así lo consigna en uno de sus informes Insight Crime, revista especializada en criminalidad organizada y narcotráfico.
La investigación, que contó con el apoyo en Honduras de la Asociación por una Sociedad Más Justa (ASJ), punteó las formas en que operan en este país las dos pandillas más violentas como la MS-13 y la 18.
Una amenaza criminal dice Washington
En el caso de la Mara Salvatrucha, que ocupa las primeras planas del país en los últimos días, ante el golpe otorgado por las autoridades por medio de la llamada “Operación Avalancha”, la investigación de Insight Crime y ASJ coincide con la percepción de la OFAC en cuanto a la peligrosidad de la MS-13 y su rápida expansión criminal internacional.
“La MS es una de las organizaciones criminales más peligrosas y de más rápida expansión en el mundo, y es una amenaza para comunidades en Estados Unidos y Centroamérica”, aseguró John E. Smith, director interino de OFAC en abril de 2015.
Luego, agregó que “las actividades de la MS, que incluyen tráfico de drogas y personas, secuestros y asesinatos, son condenables y deben ser detenidas. La designación de hoy ataca estas actividades criminales”
Las agencias policiacas dependientes del gobierno federal siguen de cerca las actividades de la MS desde finales de la última década del siglo pasado, cuando la pandilla centroamericana empezó a migrar desde Los Ángeles y el sur de California a otras ciudades de Estados Unidos, sobre todo en la costa este.
Desde 2012, al mismo tiempo en que la administración del ex presidente salvadoreño Mauricio Funes gestionaba la tregua –que redujo casi a la mitad el índice de homicidios de El Salvador durante seis meses de ese año–, el Departamento del Tesoro emprendió una ofensiva diplomática a través de las designaciones de OFAC.
2.5 millones de dólares solo en Tegucigalpa
La MS-13 según los expertos, es una organización que tendría en Honduras un poco más de 5 mil miembros, caracterizada por una férrea disciplina y líneas de mando muy bien definidas. La pandilla 18 tendría unos 7 mil integrantes para un total de 12 mil pandilleros en el país, de acuerdo a cifras moderadas que maneja Naciones Unidas.
Esa cifra que tiende a ser muy conservadora contrasta con datos que maneja la policía hondureña que atribuye la presencia de la MS-13 y la pandilla 18 a un total de 25 mil efectivos, sin especificar cuántos son de una u otra mara.
Solo por el delito de la extorsión en Tegucigalpa, tanto la MS-13 como la pandilla 18 moverían al año cerca de 2.5 millones de dólares, de acuerdo a cálculos hechos por la investigación de Insight Crime y la ASJ.
La MS-13 dejó de ser un grupo pandillero dedicado al narcomenudeo y la extorsión para mutar a una organización criminal internacional que comenzó a mover grandes cantidades de droga al servicio de los carteles locales e internacionales del narcotráfico, así como a lavar dinero, realizar secuestros y el sicariato, éste último como una punta de lanza que caracteriza a las dos principales pandillas hondureñas.
Sus nexos transnacionales
El imperio que a sol y sombra, construyó la Mara Salvatrucha bajo el manto de la impunidad en Honduras, ha comenzado a ser tocado y develado, a tal grado que en el marco de la operación “Avalancha” se les han asegurado más de un centenar de bienes, entre ellos clínicas médicas y una flota de vehículos pesados a nombre de la empresa de transporte Delca. Se suma también las millonarias cantidades de dinero en efectivo encontradas en caletas que pasan de los 13 millones de lempiras, producto de la extorsión, el delito que más golpea a los hondureños.
La operación ha permitido develar los negocios de la MS-13 en diversos puntos del país, en especial en la zona norte. Asimismo, sus ligues con algunos integrantes o exintegrantes de la Policía Nacional y hasta políticos, como es el caso del alcalde de Talanga, Neftali Romero, a quien se le asocia presuntamente con este grupo delictivo y actualmente goza de detención judicial con prisión preventiva hasta que se demuestre su culpabilidad o inocencia.
El titular de seguridad, Julián Pacheco, ha dicho que con la operación Avalancha apenas han tocado “el hilo” de una madeja muy compleja que puede seguir dando más sorpresas, al reconocer que la MS-13 es una organización criminal que logró penetrar estructuras de los cuerpos de seguridad y hasta de otros sectores de la institucionalidad hondureña.
Los informes de inteligencia policial registran que la MS opera en San Pedro Sula en al menos 69 barrios y colonias, pero se habla también de expansiones hacia la ciudad de Tela, en el atlántico.
En Tegucigalpa, la capital, la MS-13 opera en unos 70 barrios y colonias. Ellos se han vuelto cada vez un grupo criminal más sofisticado afirma tanto la autoridad policial como los investigadores que trabajan el tema de las maras o pandillas.
La MS-13 de Honduras está fuertemente vinculada también a la MS-13 de El Salvador, una especie de casa matriz, y tienen ligues con Guatemala y Colombia, último país en el cual se asegura han logrado penetrar con florecientes negocios para lavar el dinero.
Esa asociación entre la MS-13 y la pandilla 18 con carteles colombianos y mexicanos de la droga fue alertada en el año de 2012 por autoridades de los países del Triángulo Norte, Washington y círculos académicos de ese país.
«Hace dos años y medio, podíamos decir que las maras aún estaban usando rifles improvisados. Ahora usan AK-47, Galils, AR-15, ametralladoras con visores láser, además de pistolas nuevas de 9 mm y .40», comentó al Centro Internacional para Académicos Woodrow Wilson, el entonces ministro del Interior de Guatemala, Carlos Menocal.
Los golpes que hoy está cosechando la Mara Salvatrucha corrobora las sospechas y advertencias sobre la construcción de un imperio que hoy ha sido tocado pero que según las autoridades seguirá dando de qué hablar porque la estrategia es desarticular esta red criminal que hizo su dinero con la extorsión que hace al ciudadano de a pie, al comerciante, al pulpero, la tortillera, el frutero y otros, que nunca imaginaron que con sus “aportes forzosos” los integrantes de la MS-13 vivieran con un lujo y ostentosidad que caracteriza también ese mundo de las mafias del narcotráfico y el crimen organizado.