Tegucigalpa – La contienda electoral de noviembre próximo se disputará entre 10 fuerzas políticas, en su mayoría pequeños partidos políticos que apuntan a configurar en el país una fuerza multipartidaria que se distingue mayormente por la distribución de credenciales el día de la elección, más que por sus propuestas y opciones de cambio, afirman los analistas.
Los últimos comicios de hace cuatro años, presentaron una Honduras distinta en cuanto al sistema político de partidos. De cinco partidos políticos que había desde varias décadas, se sumaron cuatro más, siendo ellos el FAPER, el PAC, LIBRE y Alianza Patriótica Honduras.
El surgimiento de estas instituciones políticas dio paso al llamado multipartidismo, un nuevo sistema político conformado por diversas fuerzas en la búsqueda del poder.
Para la contienda del próximo 26 de noviembre, este abanico partidario, lejos de reducirse, se amplió y surgió una nueva fuerza política denominada VAMOS, una escisión de la Democracia Cristiana (DC), liderada por el diputado Augusto Cruz Asencio. Llega así a la contienda el décimo partido político que intenta atraer al electorado.
En la ubicación ideológica los diez partidos hondureños se dividen entre la derecha conservadora, la moderada, un hibrido de la izquierda radical y otra izquierda con posturas centristas; otros se ubican en la línea social cristiana y la social demócrata. Pero en su discurso público, todos se definen como humanistas, solidarios, cristianos, demócratas y preocupados por las causas justas.
De estos nuevos partidos, LIBRE y el PAC tuvieron un momento importante al relegar al Partido Liberal a una tercera fuerza política, cuando antes el poder estaba entre liberales o nacionalistas, ellos tenían la hegemonía dentro del llamado bipartidismo político en Honduras.
En este nuevo proceso electoral, los analistas prevén el reflote del bipartidismo, luego de los resultados que tuvo el Partido Liberal (PL) en los comicios internos de marzo pasado con Luis Zelaya a la cabeza como candidato presidencial. También por la caída que en esos mismos comicios tuvo Libertad y Refundación (LIBRE), a lo que suma la crisis en que entró el PAC, al grado de que los sellos partidarios ya no son del fundador del partido, Salvador Nasralla.
Una presencia inocua
Este escenario es el que caracterizará al multipartidismo, donde a excepción del PINU Social Demócrata que ha entrado en componendas con LIBRE y la facción del PAC que lidera Salvador Nasralla, por medio de la llamada Alianza de Oposición, el resto de partidos políticos minoritarios anuncian que correrán solos en el próximo proceso.
Su fuerza política hasta ahora ha sido inocua, tanto, que, en vez de aumentar su representación en el parlamento, muchos de ellos apenas sacaron un diputado, otros ninguno, y los menos, apenas un regidor en algún municipio.
Algunos mediante recursos legales lograron seguir con vida en el sistema político de partidos, porque si no estarían fuera del mismo.
Pero son, según los expertos, importantes y hasta decisivos en materia de credenciales, pues algunos, el día de los comicios, no dudan en prestar las mismas a otros partidos para la representación en las mesas electorales y el conteo de votos.
Las denuncias sobre el tráfico de credenciales por parte de algunos dirigentes de muchos de estos nuevos partidos políticos, afloran cada vez que se avecina un nuevo proceso electoral, y aunque en los informes de los observadores del proceso se exhorta a mejorar las practicas, cada cuatro años, el fantasma de la prestación o venta de estos documentos electorales, surge con fuerza.
Raúl Pineda Alvarado, ex diputado y analista político, es del criterio que estos partidos que ahora configuran el sistema multipartidario hondureño, son más un costo que un beneficio. Indicó que generan un enorme gasto para el Estado en aras de una representatividad democrática que cada vez es más cuestionada.
El juego de las credenciales
Unos 6.2 millones de hondureños han sido convocados por las autoridades del Tribunal Supremo Electoral (TSE) para asistir a los comicios este 26 de noviembre próximo, y los 10 partidos políticos que conforman el multipartidismo van tras la caza de ese elector para retener—en el caso del gobernante Partido Nacional—el poder por tercera vez consecutiva, mientras el resto su objetivo es llegar al solio presidencial para desplazar al oficialismo.
Para los analistas, este proceso tendrá algunas particularidades, entre ellas la introducción por primera vez de la figura de la reelección presidencial, la conformación de una Alianza de Oposición que aglutina a Libre y al PINU-SD más un candidato independiente como son LIBRE, el PINU y Nasralla, así como la presentación de candidaturas independientes a cargos electivos a nivel de diputados y de gobiernos locales. Hay un aspirante también a una candidatura presidencial independiente que presentó al TSE las 72 mil firmas requeridas y está a la espera del dictamen final.
Bajo este abanico de aspirantes y aspiraciones, los nuevos partidos que conforman el multipartidismo no solo no terminan de configurar sus planillas para el proceso que se avecina, sino que algunos han echado mano de aspirantes de otros partidos políticos que han quedado en el limbo para poder tener algo que ofertar al electorado.
La fuerza multipartidaria que aglutinan no ha tenido hasta ahora un mayor peso ni en el electorado ni en las decisiones parlamentarias, pues tampoco han sido una voz cuestionadora, sino que una minoría que se acopla a las decisiones mayoritarias que empujan las principales fuerzas políticas representadas en el poder legislativo donde los intereses son compartidos tal y como lo divulgó la diputada del PINU – SD e integrante de la propia alianza Doris Gutiérrez al decir que en la elección de la Unidad de Política Limpia se evidenció la alianza entre los partidos Nacional, Liberal y Libre.
De ahí que estos comicios de noviembre próximo servirán también para medir hasta dónde Honduras está lista para el multipartidismo, para el retorno del bipartidismo o para la conformación de un tripartidismo. 10 partidos políticos pueden en una democracia, dar la sensación de apertura y pluralidad o tener otras agendas, que no necesariamente apuestan a reformas democráticas. Los comicios del 26 de noviembre dirán como quedará finalmente este escenario en la política y sus partidos.