Tegucigalpa – En el marco de la cooperación bilateral entre Honduras y Estados Unidos, el director ejecutivo del Instituto Nacional de Migración (INM), Wilzon Paz, informó que ambos países han firmado recientemente un Acuerdo de Cooperación en el Examen de las Solicitudes de Protección, que busca fortalecer los mecanismos de atención a personas solicitantes de asilo y refugio en la región.
“La protección de las personas solicitantes de asilo, refugio y refugiadas no es una opción. Es una responsabilidad legal, moral y profundamente humana para nuestro gobierno”, afirmó Paz durante una conferencia de prensa.
Según datos oficiales, en los últimos años el Estado hondureño ha reconocido a 221 personas como refugiadas, dándoles estatus legal y acceso a servicios básicos en el país. Esta cifra, aunque modesta, representa un paso importante en el cumplimiento de los compromisos internacionales en materia de derechos y movilidad humana.
Paz subrayó que, en el actual gobierno de orientación socialista democrática, la política migratoria se ha enfocado en la dignidad y el respeto a los derechos humanos de las personas migrantes, tanto las que transitan por el país como aquellas que regresan o buscan establecerse.
“Nuestra política migratoria se basa en principios sólidos: dignidad, empatía, solidaridad y respeto. Cuando se consulta a migrantes sobre el trato que han recibido en Honduras, muchos destacan que aquí se les extendió la mano, que se les vio como personas y no como estadísticas”, recalcó el titular del INM.
El funcionario también destacó que la cooperación con Estados Unidos en materia migratoria representa una oportunidad para crear mecanismos más efectivos y humanos para la protección de personas en situación de vulnerabilidad, especialmente ante el aumento de flujos migratorios en la región.
El acuerdo firmado incluye disposiciones para mejorar la capacidad institucional de Honduras en la evaluación de solicitudes de protección, así como el fortalecimiento de los procedimientos legales para garantizar que quienes verdaderamente requieren asilo o refugio puedan acceder a él conforme a estándares internacionales.
“Más allá de los acuerdos diplomáticos, lo que está en el centro de todo esto son las personas. Y como país, no podemos ignorar el sufrimiento de quienes huyen de la violencia, la persecución o el hambre. Por eso, nuestra respuesta debe ser profundamente humana”, concluyó Paz. LB