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Iniciativa de hinchas busca llevar al Parlamento danés boicot al Mundial

Copenhague – Un grupo de hinchas de fútbol daneses ha lanzado una campaña de recogida de firmas para promover una iniciativa legislativa popular que obligue al Parlamento a discutir el posible boicot al Mundial de Catar 2022 por los episodios de corrupción vinculados a su elección y la situación de los derechos humanos en ese país asiático.

El desencadenante directo de la idea fueron unas declaraciones del seleccionador danés, Kasper Hjulmand, quien preguntado por un hipotético boicot de Dinamarca a Catar durante el sorteo de la fase de clasificación a principios de mes, aseguró que esa cuestión la debían determinar las autoridades políticas y no deportivas.

Así lo explica a Efe Casper Fischer Raavig, aficionado del Copenhague y promotor de la idea, quien convenció también a dos hinchas más del mismo club, a otro del Brøndby (el histórico rival) y al presidente de la Asociación de Hinchas Daneses.

Raavig alude también a la reciente polémica en torno al viaje de pretemporada invernal a Dubai del Copenhague, que acabó rectificando después de las presiones de los hinchas, algo que ha ocurrido con anterioridad con otros clubes nórdicos como el Rosenborg noruego o el Malmö sueco.

Las sospechas de corrupción en la elección de Catar, que se han traducido en dimisiones y cargos judiciales en el seno de la FIFA, y las condiciones «esclavistas» de los trabajadores foráneos llegados al país asiático con motivo de las obras previas al Mundial, denunciadas por varias organizaciones, deberían ser suficiente para cancelar el Mundial, sostiene el impulsor de la iniciativa.

«¿De verdad merece la pena sacrificar todo eso por un Mundial? Creemos que al menos es relevante plantear una discusión sobre el tema», afirma Raavig, quien condena que el deporte sea hecho «prisionero» de juegos políticos.

En poco más de una semana la iniciativa ha conseguido ya más de 4.600 firmas de apoyo, pero los promotores son cautelosos y admiten que será necesario mucho trabajo y movilizar las redes sociales para alcanzar las 50.000 necesarias para poder llevar la cuestión al Parlamento, aunque ese no sea el único propósito.

«Nuestro objetivo final es crear cambios, no tanto el boicot en sí. Se trata de intentar hacer algo, mostrar que hay más herramientas que el diálogo», explica Raavig, apenado porque la línea blanda seguida hasta ahora con los organizadores cataríes no ha tenido efectos significativos.

Aunque parece improbable que el Parlamento danés pueda llegar a oponerse a una hipotética participación de su selección en el Mundial, varios diputados de centro e izquierda han reclamado un papel más activo al Gobierno.

La ministra de Cultura y Deporte, Joy Mogensen, deberá comparecer el próximo día 12 en la Cámara, a petición del diputado socialista Karsten Hønge, para pronunciarse sobre las condiciones laborales de los trabajadores foráneos en Catar y sobre una posible presión a las autoridades cataríes para que respeten las convenciones internacionales.

«El Mundial descansa sobre los padecimientos de los trabajadores inmigrantes. Aún podemos salvar a algunos de esos trabajadores de la explotación dura y, en el peor de los casos, la muerte en sus lugares de trabajo. Pero ello exige una presión máxima de todas las partes sobre Catar», declaró estos días Hønge a la revista de fútbol Tipsbladet.

Hønge, que no es partidario de un boicot, quiere que el Gobierno y la Federación daneses colaboren solo con hoteles y socios comerciales que hayan ofrecido un trato digno a los inmigrantes y que el máximo organismo del fútbol danés lleve al seno de la FIFA el problema de las condiciones laborales.

Hinchas de otros países europeos como Holanda, Inglaterra o Francia también han empezado a discutir el tema del boicot, apunta Raavig, que resalta la importancia de crear un debate en el continente sobre la cuestión, también de cara a futuros Mundiales.

Pero si el torneo de Catar se celebra como está previsto dentro de dos años, Raavig está decidido a no ver ningún partido, independientemente de que Dinamarca se clasifique: «Siento que no podría verlo con un buen sabor en la boca». 

JS

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