En 1985 decidió viajar a Estados Unidos para obtener una maestría en Lingüística Española y un doctorado en Sociolingüística Hispanoamericana.
Entre otras obras publicó «Poemas de amor propio y de propio amor», «Celebración de mujeres», «Quizás la sangre», «La otra cara del sol», «Una vez un barco», «Viajes y sueños: reflexiones sobre creación e identidad», «Pronombres de tratamiento en el español hondureño» y «Otros testimonios: voces de mujeres centroamericanas».
Su obra fue reconocida en Honduras y en el exterior, con publicaciones en periódicos y revistas de Centroamérica, Europa y Estados Unidos.
En noviembre de 2008 el Gobierno de Honduras la distinguió con la condecoración «Hoja de Laurel en Oro».
En 1993 se hizo merecedora del Primer Premio Poesía en el 56 Certamen de Juegos Florales México, Centroamérica y el Caribe que se celebró en Quetzaltenango, Guatemala, con su libro «Celebración de mujeres».
También fue fundadora de la Editorial Ixbalán de Honduras y defensora de los derechos laborales de las mujeres, principalmente de las que trabajan en la industria de maquila (ensambladora).
Su enfermedad le obligó en los últimos años a llevar con ella un pequeño tanque de oxígeno.
La escritora hondureña Helen Umaña, al conocer hoy la muerte de Amanda Castro, resaltó el «valor intrínseco» de su poesía y su «alta calidad humana».
Por esa razón, Umaña dijo que con anticipación había seleccionado a Amanda Castro para una ponencia que presentará en Panamá la próxima semana, que dedicará a la escritora fallecida.
La periodista Iris Mencía, por su parte, definió a Amanda Castro como una «amiga y escritora, consciente, solidaria, poeta, soñadora y luchadora» que «con su tanque de oxígeno, con su máquina conectada a cualquier esquina, mostraba siempre su entereza».
Mencía, quien además es poeta, recordó que Castro condenaba la violencia contra las mujeres y el machismo, que ayunaba contra los femicidios en Honduras y abogaba «por una vida vivida en colectivo con dignidad».