Tegucigalpa (Proceso Digital /Por Isis Rubio) – “Cuando inicié mi carrera yo tenía todo en contra, no tenía tantas posibilidades, pero estaba seguro que quería tocar el saxofón y acá estoy, con mi verdadera pasión convertida en arte”, manifestó Héctor Soto, saxofonista hondureño.
Héctor Soto tiene 36 años y es un artista perseverante, misionero, que da lo mejor de sí para salir adelante.
Originario de Tegucigalpa, este músico creció en la colonia Hato de Enmedio junto a sus cuatro hermanas Susan, Carol, Martha y Sonia y sus padres son Héctor Soto y Martha Palacios.
Actualmente, está casado con Ana Bu y tiene un hijo de tres años llamado Marcos Omar.
Relató que su infancia fue muy bonita, ya que la intercalaba entre la iglesia y sus amigos quienes en su mayoría también eran miembros de la comunidad religiosa.
Héctor realizó sus estudios en el conservatorio de Música Francisco Ramón Díaz Zelaya y posteriormente viajó a Costa Rica donde cursó sus estudios universitarios.
El Saxofón
Soto indicó que el gusanito de la música le entró en la iglesia ya que disfrutaba escuchar como los hermanos tocaban los instrumentos.
“El saxofón me llamó la atención porque la persona que lo tocaba en la iglesia lo hacía súper bien, y yo decía ¡qué bonito! algún día yo también lo tocaré así”, comentó.
En Costa Rica, este artista centró su formación en el saxofón porque era lo que más deseaba: ser un gran saxofonista.
Para él, el saxofón es un instrumento expresivo, versátil y con una sutileza que hace que sea querido por todos.
Casi dos décadas de trayectoria
Detalló que uno de sus más grandes escalones fue su presentación en la primera edición del SaxFest Costa Rica Internacional, donde él era parte del grupo Saxos de Honduras el cual dejó una gran impresión y bien posicionado al país con cada una de sus melodías.
Asimismo, con ese grupo fue invitado a participar en el primer Congreso de la Alianza Latinoamericana de Saxofonistas, evento que fue el punto de partida para compartir escenarios con grupos y artistas internacionales y nacionales.
Héctor Soto ha compartido escenario con varios músicos y grupos internacionales como el Gran Combo de Puerto Rico, Micky Tavera, Jon Secada, Gilberto Santa Rosa y Arturo Sandoval, entre otros.
Asimismo, con el cantante de música cristiana Danilo Montero.
Soto quien también es el director del coro de la Universidad Tecnológica Centroamericana (Unitec), dijo que admira a Tito Rivera y una agrupación cubana de jazz de nombre Irakere, mientras que en el ámbito nacional admira al desaparecido Guillermo Anderson, un artista que le dio mucho aporte e identidad a Honduras, pero también le gusta el trabajo del maestro Camilo Corea, enfatiza.
La pandemia y proyectos
Detalló que, en su caso, la pandemia le ha traído beneficios como músico, porque ha podido acercarse más a la tecnología, incluso desarrollar piezas digitales con herramientas de punta.
“Claro en la parte económica ha afectado, porque no hemos podido tocar, pero si he podido aprovechar el tiempo en mi música”, relató.
Igualmente, Héctor Soto es maestro de jóvenes apasionados por la música que quieren tocar el saxofón.
Como director del Coro de Unitec, dedica amplias jornadas a atender esta responsabilidad que también es demandante y en este tiempo de pandemia ha sido de mucho provecho y aprendizaje.
Sus proyectos a corto plazo, incluyen grabar con un grupo de jazz haciendo un homenaje a Camilo Corea.
Falta de apoyo
A criterio de Soto, la música como tal no es muy rentable en Honduras. “Tenemos un pueblo que no consume arte, es una minoría la que gusta, es por ello que no hay mucho apoyo al artista hondureño”, arguyó.
Llamó al gobierno y al sector privada a volver sus ojos a la música y a otras expresiones del arte hondureño. “No somos un pueblo culturizado, somos un pueblo que consume entretenimiento con artistas del extranjero”, señaló.
Los jóvenes deben saber lo que quieren
Héctor Soto mandó un mensaje a la juventud hondureña, a quienes les dijo que hay que ser realistas, los jóvenes deben saber lo que quieren y estar muy seguros, porque el miedo siempre lo vamos a tener, pero para poder avanzar en este camino, la seguridad es lo más importante para salir adelante.
“Cuando inicie en mi carrera yo tenía todo en contra porque no tenía tantas posibilidades, pero estaba seguro que quería tocar el saxofón y acá estoy con mi verdadera pasión convertida en arte”, concluyó.(IR)