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El reloj de la ciudad hondureña de Comayagua, ¿el más antiguo de América?

Comayagua (Honduras) – En pleno corazón de Honduras, la ciudad de Comayagua guarda en lo alto un tesoro: un reloj en la torre del campanario que muchos aseguran ser el más antiguo de América, incluso del mundo, mientras que otros historiadores dudan de esos datos ante la falta de documentos que lo verifican.

A mitad del campanario de la blanquecida catedral de la Inmaculada Concepción, de Comayagua, asoma un peculiar reloj de manillas verdes y extraños números romanos. Podría pasar desapercibido, pero es uno de los principales atractivos turísticos de la ciudad.

«Comayagua es un lugar lleno de sorpresas. Tenemos cosas importantes. En la Torre de la Catedral está la maquinaria del reloj que se demostró por muchos años como el primero en América y el segundo a nivel del mundo», explica a EFE desde la plaza central de esa ciudad hondureña el guía turístico Ever Villanueva.

Pero, asegura el guía, en «2012 se hizo una investigación y el reloj ocupa ya el primer lugar a nivel mundial» como el más antiguo.

Sin embargo, la página oficial de la municipalidad de Comayagua sostiene que es «el reloj de trabajo más viejo de América» y el récord Guinness clasifica al de la Catedral de Salisbury, en Reino Unido, que está en funcionamiento desde 1386, como el más antiguo del mundo.

«No hay un solo documento que nos diga que, en efecto, el reloj fue traído del sur de España, luego incorporado sobre el siglo XVI a Comayagua. Sí estamos seguros, por la maquinaria, que es un reloj antiguo pero no hay ningún registro historiográfico y es más un invento de los pueblos para llamar la atención», explica a EFE el historiador hondureño Rubén Darío Paz.

 ¿Dónde fue construido y cómo llegó a Honduras?

El guía explica que el reloj fue construido por los árabes bajo su dominio en el sur de España en el año 1.100 para ser expuesto en el Palacio de la Alhambra de la histórica ciudad de Granada. Pero a Honduras llegó en el año 1636 y fue instalado en la Iglesia de la Merced, en la misma Comayagua, a unas cuadras de la catedral principal.

«Cuando la reina Isabel I de Castilla mandó a Colón a la conquista de América, se reparten el botín de guerra. El reloj le tocó al duque de Cocentaina y el obispo de Comayagua, el fray Jerónimo de Corella, era su sobrino», según Villanueva.

Pero Paz, director de Gestión Cultural de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, es más escéptico: El reloj lo traen «las autoridades cardenales que estaban en Comayagua, que fueron de las primeras poblaciones coloniales establecidas en Honduras (…) y se atribuye, justamente, que para el siglo XVIII ya estaba el reloj».

«No sabemos la procedencia porque no tenemos un documento que nos diga que, en efecto, fue una donación de la Corona española, vía Guatemala o directamente. No hay un documento oficial y a lo que hemos llegado en consenso con algunos colegas investigadores del país, es que fue un invento de alguien», dice el historiador.

 Sin electricidad: a base de «pura gravedad»

Lo que sí está comprobado es que el reloj «trabaja a base de peso, no hay electricidad ni batería que lo haga moverse», todo, como señala Villanueva, «es pura gravedad». Y mantiene otra gran particularidad: el número cuatro, en romano, está grabado con cuatro «I», en vez de «IV», debido a la nomenclatura usada en aquella época.

Esos engranajes están escoltados por una vitrina de madera y cristal en el segundo piso del campanario. Para acceder a él se debe subir por unas estrechas escaleras de piedra, con la cabeza agachada para evitar golpes con el bajo techo.

La caja transparente que guarda el alma de ese antiguo reloj está en un lugar privilegiado, con un péndulo bailando de izquierda a derecha sin parar, accesible para los turistas y con ventanas arqueadas que ofrecen unas vistas exclusivas a la ciudad de Comayagua.

Sin saber a ciencia cierta el origen del misterioso reloj, cada 31 de diciembre le da la bienvenida al año nuevo con centenares de personas agolpadas en la plaza central de Comayagua, «centro de Honduras, centro de Centroamérica y corazón de América», resalta Villanueva. EFE

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