spot_img

El peligro de las religiones

Por: Otto Martín Wolf

Se ha preguntado alguna vez por qué la mayoría de las constelaciones y estrellas tienen nombres árabes?

Si bien el origen de los números se puede trazar hasta India, fueron los árabes quienes los universalizaron.

El álgebra misma fue inventada por los árabes, así como todos los principios matemáticos, fundamentos de la tecnología moderna.

Hace poco más de mil años Bagdad era la capital de la cultura mundial. Filósofos, pensadores y científicos encontraban apoyo y financiamiento para sus ideas y experimentos.

Sucedió que los árabes prácticamente dominaban el mundo, no por las armas ni la violencia terrorista, si no que con el intelecto.

Desgraciadamente apareció un imán, un sacerdote del Islam llamado Al Ghazali, quien sin tener otra base que la superstición y la estupidez, declaró que las matemáticas eran “cosa del demonio” y que los seguidores de Mahoma debían aborrecerlas.

Desde entonces los árabes jamás se recuperaron. Con las matemáticas se fueron todos los avances culturales, sólo prevaleció la religión; el intelecto y la investigación dieron paso al oscurantismo en el que se encuentran en la actualidad.

Atraso cultural del que ni siquiera la riqueza petrolera ha logrado sacarlos.

Siendo unos 1300 millones de árabes, la cantidad de premios Nobel acumulados entre todos ellos no llega ni a una veintena. Para una comparación con los judíos, que son apenas 15 millones de personas, éstos han ganado hasta la fecha más del 25 por ciento de todos los premios Nobel otorgados.

Qué pasó, cómo desapareció el buen juicio, el deseo de investigar y aprender entre los árabes?

Cuando en lugar de dudar y buscar respuestas científicas alguien dice que “toda la verdad se encuentra en determinado libro y que lo demás es obra del demonio”, las cosas se complican, la oscuridad nubla las mentes.

Algo parecido puede estar ocurriendo con nuestra cultura en la actualidad. Pero, el declive es tan pequeño, tan gradual, que apenas si nos damos cuenta que está sucediendo.

En los Estados Unidos el vicepresidente Pence ha declarado públicamente que en las escuelas debe enseñarse la evolución simplemente como una teoría y no como algo que está científicamente comprobado, lo que equivale a considerarlo como el acontecimiento mágico de: “Hágase”.

Cuando eso sucede en un país –en una cultura- la receta del fracaso está servida. No en un año ni en diez, pero el ejemplo árabe debe servir de alerta a todos ya que, nos guste o no, en Honduras somos parte (pequeña desde luego) de la cultura occidental.

El Presidente Trump acaba de firmar un decreto eliminando una vieja disposición llamada “Enmienda Johnson”, la cual establece que las iglesias no pagarán impuestos mientras se mantengan alejadas de la política.

Al eliminar la Enmienda Johnson, desde el púlpito pastores y sacerdotes podrán ejercer su influencia en los votantes sin que les afecte el bolsillo.

Inclusive pastores y sacerdotes podrán postularse y utilizar el dinero de los creyentes para financiar sus campañas políticas.

Recordemos que el Islam es una religión y que sus seguidores son algo radicales y que cosas como lo que ocurre en Irán (donde los ayatolas son dueños del gobierno) también pueden suceder en Estados Unidos y que, detrás de éstos iremos nosotros, pero no sólo con los musulmanes si  no que con todas las religiones.

Estamos en el comienzo de un declive “estilo árabe”?

Es posible.

La religión, al igual que todas las supersticiones, debe guardarse como algo personal y jamás utilizar sus criterios para dirigir la política de las naciones.

Más de: Otto Martín Wolf

spot_img
spot_img

Noticias recientes

spot_img
spot_imgspot_img