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El futuro de la migración

José S. Azcona

Por motivos políticos y económicos de diferentes tipos, el esquema migratorio que se ha desarrollado las últimas décadas está teniendo cambios, que se espera continuarán con el tiempo. Muchos de estos dependen de factores externos, fuera de nuestro control, pero esto no debe obstaculizar tratar de entenderlos y prepararnos para aprovechar las oportunidades futuras, y reducir los impactos negativos.

Nuestros mayores receptores de migrantes son los Estados Unidos, seguidos de una forma distante pero creciente de España. En 2022 había 525,000 hondureños residiendo irregularmente en Estados Unidos (1), y otra cantidad significativa acogidos a distintos regímenes de excepción (TPS, DACA, etc.). Esto, adicional a la población con ascendencia hondureña ya regularizada o nacida en este país, llega a un total de 1,100,000 en el 2021 (2), con una proyección de casi 1,500,000 en el 2025.

El ritmo de crecimiento natural en esta población se mantendrá, aunque se restrinjan los canales migratorios. Entonces, el primer componente de una política social de migración es mantener un fuerte vínculo con la diáspora. Es importante para la estabilidad financiera de los migrantes y para la economía del país mantener las oportunidades de arraigo y participación en la economía nacional.

Además de pasar a un sistema de consulado virtual (3), los bancos locales deben trabajar con la CNBS para crear mecanismos abreviados y sencillos de acceder y mantener cuentas bancarias por un proceso virtual para nuestros migrantes. La explosión de las tecnologías de fintech está aumentando la flexibilidad y facilidad de abrir estas cuentas con requisitos menores. La banca nacional está en una posición de ventaja relativa para aprovechar estas oportunidades, ya que la bancarización brinda mucho más valor agregado y arraigo que la remesa convencional.

Otro es el tema de las inversiones locales. A medida que los paisanos van culminando su carrera laboral, las ventajas de regresar a Honduras van en aumento. Los motivos de costo, comodidad cultural y lazos personales se pueden potenciar haciendo más fáciles las operaciones remotas de adquisiciones de bienes y otras inversiones. Las firmas electrónicas, que todavía no están regularizadas en nuestro país, pueden ser de gran ayuda (4).

En cuanto a las gestiones a nivel intergubernamental, tenemos una ventaja por la cercanía física con Estados Unidos. Esto hace más factible expandir los programas de trabajadores temporales, ya que los costos de transporte y la familiaridad cultural con EE. UU. nos dan una ventaja frente a otros competidores. Recordemos que mucha de la resistencia a la migración informal a EE. UU. es por causa de la legalidad, pero adicionalmente es de tipo cultural ante un asentamiento de cantidades considerables de extranjeros. Podemos utilizar este criterio para promover más trabajo temporal, ya que se reducen las dos objeciones más importantes de este fenómeno.

El último tema es el sentido de responsabilidad. El sistema de migración irregular actual causa enormes costos y sufrimientos (desintegración familiar, limitada comunicación y movilidad, riesgos en los trayectos, etc.), sobre los cuales no tenemos control. Lo que sí está en nuestras manos es crear las oportunidades económicas, educativas, de seguridad y sociales para ir reduciendo este fenómeno. No es una estrategia de desarrollo efectiva ni sostenible estar apostando a expulsar una parte de nuestra población. El statu quo no es aceptable.

Fuente 1.

Fuente 2.

https://www.pewresearch.org/race-and-ethnicity/fact-sheet/us-hispanics-facts-on-honduran-origin-latinos

Fuente 3.

https://www.josesimonazcona.com/articulos/consulado-virtual-para-honduras

Fuente 4.

https://www.josesimonazcona.com/articulos/la-firma-electronica

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