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Dudas y preocupaciones

Luis Cosenza Jiménez

Muchos hondureños pensamos que el gobierno de doña Xiomara sería diferente al que encabezó su esposo.  Que, aprendiendo de los errores cometidos en la Administración de don Mel, se podría gobernar de manera diferente y conducir a nuestro país por la senda del desarrollo y la reconciliación nacional.  Muchos seguimos pensando que esto es posible, tomando en cuenta que el gobierno está aún comenzando y considerando la postura amigable asumida por el gobierno de don Joe Bidden.  No obstante, debo confesar que me asaltan las dudas y que me encuentro preocupado por lo que veo y escucho.  Permitan, por favor, que explique mis dudas y preocupaciones.

Me parece que todos entendemos que el principal problema para nuestra estabilidad macroeconómica, imprescindible para el crecimiento y el desarrollo, es la situación del sector eléctrico y de la ENEE.  La solución de ese problema requerirá tiempo, esfuerzo y sabiduría, y para ello es necesario contar con el apoyo de los mejores expertos de los que dispone nuestro país.  No obstante, los dos nombramientos más importantes hechos a la fecha, la designación del Secretario de Energía y la del Comisionado Presidente de la CREE han recaído en dos personas que carecen totalmente de experiencia en el sector y en regulación.  Son nombramientos hechos por razones y compromisos políticos, con lo cual han repetido los errores del pasado que fuertemente criticaron en su momento.  Ya todos sabemos cuáles son las consecuencias de politizar las instituciones y las empresas públicas.  Uno solo tiene que ver a CONATEL, a HONDUTEL, y a la misma ENEE para concluir que nada bueno resulta de politizar estos entes.  Para colmo de males, por razones puramente ideológicas y políticas, desfiguraron la LGIE, convirtiéndola en un verdadero mamotreto que, entre otros males, ahora facilita la politización de la CREE.  Para cerrar con broche de oro, todavía no nombran al Gerente de la ENEE.  Lo actuado en el sector eléctrico deja una profunda preocupación.  Acá lamentablemente no cabe la duda.  La politización, el sectarismo y la ceguera ideológica han agravado lo que ya era un serio problema.  Si se continúa por el camino escogido veremos que el problema empeorará.

Debo reconocer que me han sorprendido las declaraciones de don Salvador Nasralla, brindadas cuando le preguntaron sobre el nombramiento del nuevo Comisionado Presidente de la CREE.  Don Salvador explicó que con la aprobación de la nueva Ley para el sector eléctrico se ha generado un problema legal y por tanto, para defender a nuestro Estado, es importante contar con un abogado como Comisionado Presidente.  Evidentemente don Salvador no entiende que la defensa del Estado compete a la Procuraduría General de la República.  La CREE no tiene absolutamente competencia alguna en ese tema.  Por supuesto que los abogados pueden desempeñarse como Comisionados de la CREE.  El problema en este caso radica en que se ha nombrado a una persona que no cuenta con los conocimientos para ser nombrado Comisionado, y mucho menos Comisionado Presidente.  A este le compete dirigir el trabajo de la CREE, tarea harto difícil si ni se sabe en qué consiste esa labor.  En efecto, cuando nombren a los tres Comisionados tendremos a un ciego dirigiendo a otros ciegos. Agrega  don Salvador que no importa que el Comisionado no sepa o entienda del tema, ya que podrá ser asesorado, lo cual obliga a preguntar por qué entonces no nombraron Comisionado Presidente al asesor y Asesor Legal del Gobierno al recién nombrado Comisionado Presidente. Eso habría sido mucho más razonable.  Pareciera que se trata de encontrar plazas bien remuneradas para el nuevo Comisionado y para su asesor, o asesores.  Por supuesto que aún con un asesor el nuevo Comisionado se verá en la patética situación de aceptar lo que le proponga este ya que no cuenta con la capacidad de evaluar críticamente las propuestas que le presente.  Pero al final, don Salvador nos dice que no nos preocupemos porque la función de la CREE es sencilla.  Según  él, no es tan complicada como diseñar un edificio y que tan solo se trata de “números económicos” y “números científicos” (debo confesar que yo pensaba que los números eran tan solo eso, números, pero aparentemente eso no es así.  Me pregunto si hay números agnósticos, ateos o deportistas, entre otras categorías).  Realmente me sorprenden las declaraciones de don Salvador, que solo ponen en evidencia su ignorancia del tema.  De lo que podemos estar seguros es que el nombramiento del Comisionado resultará en la parálisis en la labor de la CREE.  No me puedo imaginar a la nueva y maltrecha CREE lidiando con temas como la definición de la remuneración de la potencia firme, el valor agregado de distribución, la normativa para la generación distribuida, la regulación de las tarifas para la movilidad eléctrica, el adecuado funcionamiento del mercado de oportunidad, entre otras cosas.  No incluyo lo referente a los ajustes tarifarios trimestrales ya que las tarifas pasarán ahora a ser manejadas con criterio puramente político.  Muy a mi pesar concluyo que al igual que a la anterior Administración, a esta Administración no le interesa el sector eléctrico.  No lo entienden y por tanto carecen de una visión para construir un sector eficiente, financieramente viable y ambientalmente sostenible. Piensan que el problema desaparecerá por sí solo.  Que solo se trata de renegociar contratos y de aprobar subsidios indiscriminados.  Están cometiendo un grave error que nos costará muchísimo.  Es realmente una pena.

En el ámbito macroeconómico, ampliaron temerariamente el presupuesto, lo cual les ha obligado a gastar las reservas internacionales que con el esfuerzo de nuestros migrantes habíamos logrado acumular.  En lugar de poner orden en las finanzas públicas reduciendo el gasto, decidieron ampliar el presupuesto generando un déficit de nada menos que un trece por ciento. Para que los lectores se ubiquen, en la Unión Europea ven con desaprobación los déficits que exceden el tres por ciento. Por otro lado, en tiempos de alta inflación es más necesario controlar el gasto, ya que de otra manera se estará echándole gasolina al fuego.  El manejo de la macroeconomía y las desafortunadas declaraciones ofrecidas por dos altas personalidades del gobierno han resultado en una súbita y profunda alza en el riesgo de invertir en nuestro país.  De hecho, se nos han cerrado las puertas de los mercados financieros internacionales, por lo que la única opción que les ha quedado ha sido utilizar las reservas internacionales.  Lo ocurrido a la fecha es sumamente preocupante y nos deja la duda en cuanto a si continuarán gastando las reservas internacionales hasta agotarlas.  Por otro lado, habrá que pagar intereses por las reservas que el Banco Central ha prestado al gobierno, lo cual incrementará el servicio de la deuda.  Es previsible que el próximo año el servicio de la deuda será el rubro más elevado de nuestro Presupuesto.  Lamentablemente, frente a la pérdida de acceso a los mercados financieros internacionales, el gobierno ha reaccionado culpando a la Administración Hernández.  Sin embargo, es fácilmente demostrable que al final de ese gobierno el riesgo país era mucho más bajo que ahora y permitía el acceso a los mercados internacionales. La situación que ahora enfrentamos es absoluta y totalmente responsabilidad del actual gobierno.

En los cinco meses de este gobierno, las quejas y reclamos de profesionales de la salud, de maestros, de transportistas y de grupos de ciudadanos han sido constantes.  Lo que se percibe, por lo menos en el caso de los dos primeros grupos, es que el origen del problema se origina en el sectarismo.  Se ha llegado al extremo que varios grupos de activistas del partido de gobierno luchan entre ellos para repartirse las plazas disponibles. La meritocracia ha sido relegada al olvido. Si este problema se traslada a la selección y nombramiento del Fiscal General y de los Magistrados de la Corte Suprema de Justicia caeremos en una profunda crisis.  Ya varias organizaciones y entes internacionales han expresado sus preocupaciones tanto a la titular del Poder Ejecutivo, como al del Poder Legislativo. Dios quiera que sea la meritocracia y no el sectarismo político lo que guíe a nuestras autoridades de ahora en adelante.  Todavía hay tiempo para rectificar.  El gobierno está recién comenzando.  Si lo hacen, despejarán nuestras dudas y disolverán nuestras preocupaciones.  Si no lo hacen confirmarán lo que algunos ya temen, que estamos frente a los mismos políticos tradicionales y que la medicina ha resultado ser peor que la enfermedad que nos aquejaba.

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