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Desaceleración económica impacta consumo hondureño

Tegucigalpa – La economía hondureña presenta una desaceleración en su crecimiento que está pasando factura al consumo interno y con ello a la dinámica de la producción nacional, así como al comercio, que de concretarse los pronósticos del Programa Monetario del Banco Central de Honduras (BCH, emisor), confirmarían otro año más un anémico crecimiento que está estimado en la banda del 3.3-3.7 por ciento del producto interno bruto (PIB).

Un alza que podría ser aceptable para la mayoría de las economías latinoamericanas que tendrán dinámicas más lentas, pero que en el caso hondureño es poco debido a la pobreza que afecta a la mayoría de la población, pero especialmente por un robusto crecimiento demográfico que virtualmente anula el crecimiento económico.

De ahí que expertos, académicos, empresarios y algunas figuras gubernamentales admiten que Honduras debe tener tasas de crecimiento económico superior al 6 por ciento para ir reduciendo los niveles de pobreza que afectan a más del 60 por ciento de la población.

El mejor año de crecimiento económico del país fue justamente el 2017, año electoral, cuando el producto interno bruto registró un aumento del 4.8 por ciento, impulsado por el gasto público, remesas y los precios del café.

Parálisis política  

Pero la crisis postelectoral que se vivió el 2018 impactó en la economía hondureña, aunada por la baja del precio de las materias primas como el café y la palma africana, además de un sostenido incremento en el precio del petróleo y sus derivados, provocó una parálisis e incertidumbre política que terminó activando el botón de pausa en el sector empresarial, atento a toda inestabilidad que provoque daños a la economía.

La crisis política se prolongó casi todo el año, hasta que los principales partidos lograron un acuerdo en el Congreso para impulsar reformas electorales que permitan la integración de las principales instituciones públicas como el Tribunal Supremo Electoral (TSE) y el Registro Nacional de las Personas (RNP), entre otros.

Esa crisis provocó que el crecimiento económico fuera del 3.7 por ciento, una reducción del 1.1 por ciento del PIB menor el 2018 en relación al 2017, que registró el alza del 4.8 por ciento.

Esa reducción del 1.1 por ciento en el crecimiento del PIB significó que unos 6,380 millones de lempiras no circularán en la economía nacional, con lo cual la actividad comercial se vio restringida.

Café

Igualmente la menor actividad económica se vio afectada por la caída de los precios del café en los mercados internacionales, ya que el saco del grano rondó los 100 dólares el año pasado, golpeando la economía rural, ya que más de un millón de personas dependen de esta actividad.

Otro rubro golpeado fue la palma africana, que ha caído en términos brutos y en valores en dólares.

Los hondureños han tenido en el histórico banano uno de los pocos productos que las cifras han sido positivas, ya que el incremento en el volumen exportado y en los precios al alza han mantenido al sector en números negros.

La Inversión Extranjera Directa (IED) también se sumó a números pobres, porque aunque registra un leve crecimiento, el mismo es tan poco que hay un virtual estancamiento.

Datos oficiales señalan que la IED del 2018 estuvo fue de 1,225 millones de dólares, con un crecimiento de apenas 40 millones de dólares, equivalente a un 3.4 por ciento en relación al 2017  cuando se registró 1,185.7 millones de dólares.

Pero la mayor parte de la inversión extranjera directa fue reinversión de las empresas estacionados en el país, que no sacaron sus ganancias, especialmente las compañías telefónicas celulares, los bancos y las compañías de distribución al detalle o retail.

La poca inversión directa nueva que llega a Honduras proviene del sector de la maquila y de las empresas energéticas renovables, pero cuya creación de empleo es mínima, excepto los maquiladores.

Y justamente los sectores que impulsan el crecimiento económico son las telecomunicaciones, la intermediación financiera, el energético y la construcción, el único de génesis nacional para crear empleo masivo.

Justamente el empleo es el principal problema que enfrenta la economía nacional, que presionada por la expansión demográfica del país no atiende las necesidades de la población nueva que llega al mercado laboral.

Para el presente 2019 el Programa Monetario del Banco Central de Honduras estima el crecimiento en el rango de 3.3-3.7 por ciento y lo que es más desolador es la misma proyección para el 2020.

Convulsión externa

Mientras la economía hondureña debe hacer frente a un convulso entorno externo debido a los precios al alza del petróleo, una tensión entre las dos principales economías del mundo Estados Unidos-China y la salida del Reino Unido del mercado común de la Unión Europea, conocida popularmente como Brexit.

Las negociaciones entre las partes para un Brexit suave han fracasado, debido a la permanente incapacidad del gobierno británico de lograr que su parlamento apruebe lo negociado con los europeos continentales.

De manera que una salida sin negociación del Reino Unido del mercado único europeo tensa la economía global, ya atribulada por el enfrentamiento entre Washington y Pekín.

A lo anterior se une la política antiinmigratoria del presidente estadounidense Donald Trump, que hasta ahora no ha tenido impacto en las remesas, pero cada día cierra el círculo contra los inmigrantes.

En todo caso se espera que este 2019, los hondureños superen los 5,000 millones de dólares en envíos de remesas a sus familiares, lo que constituye la columna vertebral de la economía nacional y un verdadero estabilizador social de Honduras, ya que millones de personas dependen su diario vivir de las mismas.

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