El poeta Sosa, quien además es ensayista y periodista, vino al mundo el 18 de abril de 1930 en Yoro, departamento del mismo nombre.
Algunos de sus amigos, que mejor lo conocen, lo describen como «la humildad en persona» y resaltan de su obra la sencillez y la profundidad de sus versos.
Premio «Casa de las Américas» (Cuba, 1971), Sosa es uno de los pocos escritores hondureños cuya obra ha sido traducida al alemán, chino, francés, inglés, italiano, japonés y ruso.
El poeta Sosa comenzó a trascender con su obra en los años 50 del siglo pasado.
Entre su obra poética publicada destacan «Caligramas» (1959), «Muros» (1966), «Mar interior» (1967), «Los pobres» (1968), «Un mundo para todos dividido» (1971), «Secreto militar» (1985), «Hasta el sol de hoy» (1987), «Máscara suelta» (1994) y «El llanto de las cosas» (1995).
Se suman muchos ensayos y antologías publicadas en Honduras y otros países de Centroamérica y Europa, entre 1969 y 2002.
La formación profesional de Roberto Sosa incluye estudios y ejercicio de la docencia en Estados Unidos, lo mismo que en la otrora Escuela Superior del Profesorado y la Universidad Nacional Autónoma de Honduras.
Su obra literaria ha sido galardonada con premios como el «Juan Ramón Molina» (1967), «Adonais» (1968), «Ramón Rosa» (1972), «Ramón Amaya Amador» (1975) e «Itzamná» (1980)».
Además, el Gobierno de Francia, a través del Ministerio de Cultura, le distinguió en 1990 con la Orden de las Artes y las Letras en el Grado de Gran Caballero.
El otro gran poeta nacional, Juan Ramón Molina, en honor a quien la Biblioteca Nacional lleva su nombre, nació en Comayagüela el 17 de abril de 1875 y murió en El Salvador el 2 de noviembre de 1908, a los 33 años.
Molina también fue periodista, narrador y ensayista. Entre sus obras figuran «Adiós a Honduras», «Águilas y cóndores», «Salutación a los poetas brasileros», «La Fragua», «A un herrero», «A un periodista», «Selva americana», «Vino tinto» y «Madre melancolía».