San José – Costa Rica avanza en la apertura de las actividades económicas y ha encargado una responsabilidad especial a los empresarios y los ciudadanos para la prevención de contagios de la COVID-19, en un contexto de crisis económica, aumento de casos del virus pero de baja letalidad.
Tras seis meses de cierres parciales e intermitentes de actividades económicas, Costa Rica se encuentra en la actualidad en una fase de «transición» hacia una apertura más generalizada que comenzará el 9 de septiembre y para la cual la ciudadanía tendrá una responsabilidad mayúscula para evitar un incremento exponencial de contagios.
«A través de estos meses hemos acumulado una serie de conocimiento de medidas que deben aplicarse en la pandemia, y que ahora más que nunca necesitamos que todos seamos mucho más responsables y vigilantes de que esto se cumpla por parte de todos. Todos somo responsables», declaró este miércoles en conferencia de prensa el ministro de Salud, Daniel Salas.
En las principales avenidas de San José están casi todos los negocios abiertos, desde restaurantes y cafeterías, hasta tiendas, pero se aprecia poco movimiento de personas comparado a los días antes de la pandemia.
Este miércoles Costa Rica registró 1,121 casos nuevos de COVID-19 para un total de 43,305, mientras que 456 personas están hospitalizadas, de las cuales 154 están en unidades de cuidados intensivos, la mayor cantidad durante la pandemia.
El mes de agosto fue el de más contagios con un total de 23,467 y septiembre ha comenzado con una tendencia similar a la del cierre de agosto, con alrededor de 1,000 casos por día y una positividad de las pruebas cercana al 45 %.
Costa Rica aplica pruebas de laboratorio sólo a personas con síntomas y envía a cuarentena a las contactos cercanos de los contagiados.
Pese al incremento de casos y hospitalizaciones, el sistema de salud no ha colapsado y la letalidad en Costa Rica permanece baja en el 1.04 %. La cantidad de fallecidos es de 453.
Este país, que se destaca por la amplia cobertura de su sistema público de salud, tiene una capacidad de 287 camas de cuidados intensivos y en la actualidad hay 153 pacientes internados por la COVID-19 en esa área.
La crisis obliga a la apertura económica
Después de seis meses en los que Costa Rica no aplicó una cuarentena generalizada a su población ni cerró por completo las actividades, la afectación a la economía ha sido fuerte con un desempleo que alcanza el 24 %, el doble que antes de la pandemia; y una caída económica proyectada en al menos el 5 %.
El déficit fiscal llegará alrededor del 9 % del PIB y la deuda al 70 % del PIB, según las proyecciones oficiales.
Ante el gris panorama económico y protestas del sector empresarial y de trabajadores, desde agosto el Gobierno ha sido más flexible y ha ido permitiendo aperturas alternadas con periodos de cierre, una estrategia llamada «La danza y el martillo» que para septiembre ya quedará en el pasado.
«Costa Rica trabaja y se cuida», es el nombre que las autoridades han dado al plan de septiembre, en el que los negocios podrán abrir en todo el país a partir del día 9 bajo protocolos sanitarios específicos para cada actividad, y algunos deberán cumplir con límites de aforo para garantizar el distanciamiento social.
El curso lectivo presencial está suspendido por todo el año, ante lo que los estudiantes están recibiendo clases de manera virtual por medio de distintas herramientas y métodos.
Los bares siguen cerrados, pero el Gobierno le ha dado a los propietarios de estos negocios la posibilidad de reconvertir su permiso a uno de restaurante o cafetería, lo que implica cumplir una serie de requisitos relacionados a horarios de operación, garantizar distancia entre las mesas, y prohibir tumultos y gente de pie.
El turismo es uno de los sectores más golpeados y septiembre será un mes clave pues los hoteles podrán operar a un 100 % de su capacidad y comenzarán a llegar turistas de algunos estados de Estados Unidos, que se sumarán a los europeos y canadienses que tienen permitido entrar a Costa Rica desde el 1 de agosto.