Tegucigalpa- Una nueva y explosiva declaración del expresidente Manuel “Mel” Zelaya Rosales ha encendido las alarmas en el país: “Hoy estamos organizados, preparados y entrenados en más de 30 000 colectivos de base desplegados en todos los rincones de la patria”, afirmó el también esposo de la mandataria Xiomara Castro.
Con esas palabras, el coordinador general de Libre ha confirmado lo que para muchos ya era un secreto a voces: los colectivos oficialistas no son simples estructuras de apoyo, sino una red nacional con fines políticos y estratégicos.
–La naturaleza de los colectivos para nadie es desconocida, buscan intimidar.
Críticos y analistas no tardaron en reaccionar, señalando que esta afirmación revela la verdadera naturaleza de los colectivos de Libre y el propósito detrás de su constante despliegue en escenarios de confrontación. “Ahora se comprueba el verdadero guión de desestabilización del oficialismo. Mel Zelaya está siguiendo el libreto venezolano, paso por paso”, declaró el analista Héctor Corrales, director de NODO Honduras.
Corrales, recientemente consultado por Proceso Digital al respecto, fue enfático al calificar a los colectivos como un “brazo informal del Gobierno, diseñado para ejercer violencia e intimidación sin que el Estado asuma responsabilidad”. Esta advertencia no es nueva: la socióloga Julieta Castellanos ha responsabilizado públicamente tanto a Zelaya como a la presidenta Xiomara Castro por los actos de violencia protagonizados por estos grupos en el Congreso Nacional y en el Consejo Nacional Electoral (CNE).
En efecto, las agresiones recientes en el Hemiciclo Legislativo y la toma violenta de las instalaciones del CNE para impedir el proceso de licitación del sistema TREP —clave para garantizar la transparencia electoral— no fueron hechos aislados. “No fue protesta, fue intimidación directa”, aseguran observadores electorales.
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La politóloga María Luisa García fue aún más directa: “Los colectivos representan una amenaza para la estabilidad nacional. Estamos ante una estructura paralela de control y represión que responde directamente al liderazgo de Zelaya”.
Colectivos y colapso del TREP
El analista político Héctor Soto advirtió en platica con Proceso Digital, que actualmente se percibe un escenario de creciente incertidumbre en torno al futuro del sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP), con dos posibles rutas: una salida consensuada que permita salvar el sistema, o unas elecciones sin TREP, escenario que, según Soto, “está tomando más fuerza”.

En ese contexto, Soto considera que el reciente anuncio del asesor presidencial Manuel Zelaya Rosales, quien aseguró que los colectivos del partido Libertad y Refundación (Libre) están listos, “evidencia que si el TREP colapsa, no todos los partidos van a colapsar igual”.
“Libre ya tiene una estrategia clara”, sostuvo Soto. “El tema de los colectivos es en realidad una medición de fuerzas. Están demostrando que tienen una estructura organizativa lista para defender sus votos en las urnas”.
Según el analista, los colectivos de Libre son “mucho más autónomos” que los grupos de defensa electoral de otros partidos políticos, lo que genera dudas legítimas sobre los límites entre lo partidario y lo espontáneo.
“La pregunta es hasta dónde la línea partidaria puede garantizar el control de sus colectivos, o hasta qué punto se abre el margen para posibles conatos de violencia”, advirtió Soto. “Hay colectivos organizados para temas electorales, pero también hay otros que operan de forma autónoma y podrían generar serias dificultades en el proceso”.
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El antecedente más preocupante ocurrió semanas atrás, cuando un grupo de colectivos tomó las instalaciones del Consejo Nacional Electoral (CNE) para impedir el proceso de licitación del nuevo sistema del TREP. Para Soto, ese acto “no fue una manifestación cívica ni una protesta pacífica, sino una acción de intimidación directa que interrumpió un procedimiento clave para la transparencia electoral”.
Las declaraciones de Soto se suman al creciente debate sobre la viabilidad técnica, política y social de realizar elecciones libres, limpias y transparentes en 2025 sin un sistema como el TREP, que en elecciones pasadas ha sido esencial para transmitir resultados preliminares con rapidez y credibilidad.
Amenaza clara … Eso es “terrorismo” dice candidato del PLH
La reacción política no se ha hecho esperar. El candidato presidencial Salvador Nasralla acusó a Zelaya de incurrir en actos de terrorismo. “Eso es terrorismo. Llamo a la sociedad civil a unirse porque esto es una amenaza directa contra la democracia. Mel Zelaya no quiere elecciones, quiere intimidación y caos”, declaró el líder liberal.
Nasralla agregó que el mensaje de Zelaya “es el grito desesperado de un delincuente terrorista”, advirtiendo que esta escalada discursiva busca sembrar miedo y perpetuar el poder por medios autoritarios.

Por su parte, la diputada Sara Zavala del Partido Nacional lanzó una dura interrogante: “¿Para qué están preparados esos 30,000 colectivos? ¿Para agredir? ¿Para destruir? No les tenemos miedo, somos 10 millones de hondureños que vamos a rechazar su corrupción y su ideología”.
Desde el Partido Salvador de Honduras (PSH), la diputada Suyapa María Figueroa no vaciló en comparar los colectivos con las FARC colombianas: “¿Está confesando que ya tiene su propio ejército irregular? ¿Vamos a una guerra interna? El pueblo merece una explicación”.
Incluso expertos en tema económico como Ismael Zepeda Galo advirtieron que el discurso de Zelaya revela una estrategia de “terror planificado”. Según Zepeda, “el autoritarismo se construye sobre la violencia y el miedo, bajo una institucionalidad erosionada. Esta es la imposición por fuerza bruta disfrazada de participación popular”.
Violencia e intimidación
La preocupación es generalizada. Mientras el oficialismo guarda silencio ante las críticas, la sociedad civil, los partidos de oposición y los sectores académicos insisten: Honduras no puede permitir que una estructura política paralela —con apariencia de base social— se convierta en un instrumento de violencia e intimidación.

La marcha convocada por Libre para el próximo 30 de agosto —inicialmente prevista para el 1 de agosto— también ha generado suspicacias. Para muchos, el despliegue masivo anunciado por Zelaya no es una coincidencia, sino parte de una estrategia de presión directa sobre el Consejo Nacional Electoral.
En medio de un clima ya tenso por la crisis institucional y el descrédito de las autoridades, la amenaza implícita en la declaración del exmandatario no hace más que echar gasolina sobre un país que se debate con incertidumbre.
La pregunta que flota en el aire es contundente con los colectivos de Libre: ¿Honduras está ante el nacimiento de un nuevo modelo autoritario, con base en el terror organizado?, que pone en riesgo la democracia. LB