La Vigilia Pascual o «Lucernario» es uno de los ritos más antiguos de la liturgia y se celebra en esta noche del Sábado Santo que San Agustín llamó «madre de todas las vigilias», en alusión a la espera de la Resurrección del Hijo de Dios.
La ceremonia comenzó en el atrio de la basílica, donde Benedicto XVI bendijo el fuego nuevo y encendió el Cirio Pascual, símbolo de Cristo, «Luz del Mundo».
Después, comenzó la procesión hacia el altar mayor, en medio de una total oscuridad y silencio en el templo, iluminado poco a poco con las velas de las miles de personas que llenan la basílica, encendidas con la llama procedente del Cirio Pascual.
Una vez llegado al altar se encendieron todas las luces y un diácono comenzó el canto del Exultet, o pregón pascual, un recorrido sintético de la historia de la salvación.
Tras la «liturgia de la luz» se celebrarán la de la palabra y la bautismal.
El Papa administrará los tres sacramentos de la iniciación cristiana a cinco adultos, uno chino, otro estadounidense y tres italianos.