Tegucigalpa – ¿Tomaron alcohol?, ¿se drogaron?, ¿de qué entorno proceden los seis adolescentes que estuvieron en una fiesta donde presuntamente agredieron a uno de sus compañeros al que dejaron tirado en una calle, al borde de la muerte?
– No hay que ponerle una manta encima al hecho violento ocurrido con jóvenes estudiantes de exclusivas escuelas, se debe reflexionar: Ministro Escoto.
– Fiscalía investiga el caso tras denuncia de padres de joven que estuvo a punto de morir violentamente.
No es un tema de acoso escolar, es una realidad que se repite en varios ambientes donde los jóvenes son protagonistas de historias que comulgan con la anticultura de la violencia, dijo el ministro de Educación Marlon Escoto.
“No hay que poner una manta encima del tema” dijo con aplomo Escoto para luego indicar que lo ocurrido al adolescente, quien ha regresado del coma para contar la historia de las agresiones que sufrió por parte de seis de sus compañeros en el entorno de una fiesta realizada en Villa Elena, un lujoso suburbio de Tegucigalpa, la capital.
Para el funcionario es fundamental una reflexión colectiva y que la mala experiencia sirva para poner en la discusión de escuelas, familias, instituciones y sociedad en general lo que está pasando con los jóvenes y la realidad en la que habitan.
Escalofriante
Los relatos sobre el caso del joven adolescente son escalofriantes. Más allá de una acción de “bullying” o “toreo” lo que el jovencito de 14 años presuntamente sufrió fue un acto de violencia extrema, un comportamiento cruel que le mantuvo al borde de la muerte, dijo un agente que ha conocido detalles del caso.
Se define como “bullying” la agresión verbal y la burla, pero en este caso los hechos pasaron del impacto psicológico a la agresión física y al comportamiento cruel.
Las investigaciones se encaminan a desentrañar los hechos y contemplan testimonios de los involucrados directos y sus progenitores así como la investigación del entorno en el que supuestamente ocurrió la violenta agresión. Se incluyen escudriñamientos de objetos, incluso palos de golf, con alguno de los cuales se presume golpearon al estudiante.
La joven víctima, que al igual que los otros jóvenes que participaban en la fiesta eran estudiantes de por lo menos tres escuelas bilingües, fue trasladado, moribundo por una vecina que encontró su cuerpo al Hospital Escuela Universitario de donde luego fue llevado a un sanatorio privado, donde recuperó la conciencia y contó la historia.
El ministro Escoto detalló que es la Fiscalía la encargada de esclarecer los hechos y realizar las acciones que de acuerdo a la Ley corresponden al tiempo que dijo que desde su cartera el acompañamiento busca plantear la importancia de deliberar sobre los roles de la familia, la escuela y el entorno social.
Reafirmó que en el hecho en particular no hay responsabilidad alguna de las escuelas de donde proceden los estudiantes ya que todo ocurrió en otro ámbito.
Sobre el caso, los nombres de los presuntos victimarios, así como sus fotografías y detalles de sus perfiles en Facebook han trascendido y los comentarios se han vuelto como combustible para encender una hoguera que alimenta el morbo y el odio.
El caso del jovencito ocupa grandes espacios mediáticos, algo que generalmente no ocurre cuando se trata de hechos en los que se involucran a estudiantes de escuelas exclusivas. Marlon Escoto recordó que son muchos los casos que ocurren y pidió volver la mirada al accionar de los adultos en relación a los niños y adolescentes.
“Hay padres que creen poder sustituir la atención a sus hijos con tarjetas de crédito, con viajes, con dinero y eso no es posible”, dijo.
Para el funcionario, tanto los maestros como los padres deben estar alertas para lidiar con los peligros a los que están expuestos los jóvenes y recordó que el alcohol, una variedad de drogas y el sexo temprano, son algunas de esos detonantes.
Lo que dice la Ley
El Código de la Niñez indica que los menores entre 12 y 18 años son infractores de la ley.
La ley prohíbe a los medios de comunicación revelar la identidad de los menores involucrados en hecho como el que nos ocupa.
En caso que lo ocurrido sea tipificado como “asesinato en su grado de ejecución de tentativa” los presuntos responsables podrían enfrentar una pena de ocho años de reclusión, sí sus edades oscilan entre los 16 años y no han cumplido los 18.
Sí los protagonistas tienen edades entre 12 y 14 años, estarían detenidos en centros especiales de adaptación social, cumpliendo tiempos de entre tres meses y cuatro años.