Tegucigalpa – La caída de la matrícula en el sistema público de Honduras se acrecentó en el último año y se estima que al concluir en el año académico la baja será de un millón de estudiantes, según datos del Observatorio de la Educación de la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán (UPN-FM).
– La desesperanza crea presión fuerte en las familias, las que muchas veces prefieren emigrar o dejar de lado el interés por mandar a los niños a las aulas, reflexionaron analistas.
– Creación de centros básicos, violencia dentro y fuera de las aulas y la migración, son aristas que contribuyen a la baja membrecía en el sistema educativo.
El investigador Rusbell Hernández detalló que durante 2018 al menos 900 mil jóvenes entre 3 y 17 años quedaron fuera del sistema y ante ello se recomendó generar medidas inmediatas de intervención, pero en lo que va del 2019 el efecto ha sido inverso y la matrícula se ha reducido entre 50 mil y 100 mil alumnos.
Según Hernández, la baja en la matrícula está marcada por las precarias condiciones económicas, agravadas por la falta de empleo, la violencia dentro y fuera de los centros educativos, y la migración como una vía de escape.
La baja en la matrícula estudiantil puede verse reflejada en instituciones de larga data en el sistema educativo público como el Instituto Central Vicente Cáceres, que sólo en este año su matrícula bajó en 1,200 cupos.
Otras instituciones públicas emblemáticas también muestran similares condiciones.
En los últimos años la violencia en el interior de las aulas de los colegios ha sido pública y reiterativa en los colegios públicos.
Estudiantes, maestros y otros actores del sistema educativo han visto como se ha deteriorado la coraza que los protegía de la delincuencia común y organizada.
El tráfico de drogas en los centros educativos, las precarias condiciones de gran parte de las instalaciones y el desarraigo familiar por la educación, son otros factores que abonan para que los niños se alejen de las aulas, especialmente en los últimos años.
Las dramáticas cifras de menores hondureños que emprenden la ruta migratoria hacia Estados Unidos, es otro de los componentes allegados a esta problemática. Muchos menores inician su año lectivo, pero luego tienen que abandonarlo porque sus padres deciden emprender el rumbo al norte del continente.
Para el caso, en el Instituto Central Vicente Cáceres el presente año deja una matrícula de 5 mil estudiantes, 1 mil 200 menos que en 2018. Los factores son muchos dicen sus autoridades.
A todo lo anterior hay que agregarle la cantidad de días perdidos este año a causa de las constantes protestas que se recrudecieron a partir de mayo pasado.
Apenas había pasado la Semana Santa -finales de abril de este año- cuando las huelgas, y escuelas tomadas comenzaron a afectar el sistema educativo público. Desde inicios de mayo las clases han sido intermitentes y como siempre los más afectados son los menores que asisten a los centros de enseñanza y los universitarios, también del sistema público.
La afectación que sufre el sistema educativo es aguda, en vista que se había logrado una especie de gobernabilidad en el sector que se celebró como un gran logro la impartición de 200 días de clases había sido recurrente. Todos estos componentes hacen prever a los expertos que la matrícula también disminuirá el año entrante.
Para muestra un botón
El director del Instituto Central Vicente Cáceres (ICVC), Cornelio Alejandro McCarty, le confió a Proceso Digital que son varios los factores que han influido para que baje la matrícula en los centros de educación media.
“Se ha dado el fenómeno de la baja ostensible de jóvenes estudiantes a nuestra institución por diferentes razones: una de ellas, ha sido la creación de los Centros de Educación Básica (CEB), porque aquí se absorben los jóvenes de séptimo a noveno grado y los padres por razones de seguridad prefieren que sus hijos se queden en estos centros”, explicó.
Continuó que “otra de las situaciones es la migración de nuestros niños hacia el extranjero, que es algo que afecta bastante porque es una aventura que los padres deciden tomar y lo hacen junto a sus hijos”.
Citó que un colectivo que él integra y que se denomina el Grupo de los 21 (colegios más populares del Distrito Central), les solicitaron a los dos últimos ministros de Educación -Marcial Solís y Arnaldo Bueso- el cambio del TPA (Todos Podemos Avanzar) y que se convierta en “escuelita”.
El TPA consiste en que los jóvenes reprobados en el curso escolar normal acuden a los colegios seleccionados para recibir un curso en el mes de enero, para poder recuperar las asignaturas pérdidas.
Mientras que La “Escuelita” consiste en que los alumnos reprobados asisten a un curso normal de la asignatura aplazada y deben aprobar los exámenes con los puntajes requeridos por el sistema de educación para aprobar el año escolar.
El Instituto Central, que este año cumple 141 aniversario de fundación, el año pasado tuvo una matrícula de 6 mil 200 estudiantes, pero este 2019 bajó a 5 mil, es decir 1 mil 200 estudiantes menos.
McCarty mencionó, además, el emblemático Instituto Hibueras ha tenido que cerrar algunas secciones. El colegio Jesús Milla Selva, ubicado en la colonia Kennedy, también ha presentado baja en la matrícula. “Es un problema general, incluso hasta en las instituciones privadas, tengo información que a ellos igual les ha afectado esta problemática”.
El Central Vicente Cáceres congrega 5 mil estudiantes en las jornadas matutina y vespertina, así como el sistema denominado a distancia. Las instalaciones de este mítico centro de educación no permiten que haya jornada nocturna
La misma situación, sobre la baja en la matrícula, la presentan los colegios que integran el llamado Grupo de los 21, conformado por los más simbólicos del Distrito Central.
A la consulta sobre si la violencia o infiltración de grupos criminales en esos centros de estudios representa una potencial amenaza, el director McCarty dijo que los actos violentos se han producido fuera del perímetro de la institución.
“Cuando le pedimos ayuda a las autoridades policiales para ciertas situaciones que se estaban generando, pedimos que lo hicieran en la parte de afuera de nuestro colegio, porque internamente tenemos control mediante la seguridad privada que la pagan los padres de familia”, relató.
Instituciones en abandono
El director del Central lamentó que esa institución académica, que ha formado a miles de profesionales influyentes de Honduras, no sea atendida adecuadamente.
“Existe una crisis general en todos los institutos desde el momento que pusieron la matrícula gratis, desde ahí los colegios no tienen ingresos”, expresó.
Mencionó que el presupuesto anual del Central Vicente Cáceres es de tres millones de lempiras. “Si no es por la ayuda que nos dan los padres de familia y el alquiler de 14 cafeterías -L. 3 mil 500 cada una al mes- esto sería un desastre”.
En la institución, laboran 312 profesores en la modalidad presencial, que se suman a 50 más que lo hacen en el método de distancia. “Pedimos que nos presten más atención. A este colegio se abocan cuando ocupan realizar eventos o reuniones, y no puede ser, para el caso, que apenas contemos con 3 GB de internet para siete laboratorios con 250 computadoras”, imploró.
Concluyó que las autoridades del ramo deben ponerle mucha atención a la baja en la matrícula en los centros educativos. “Los factores están planteados y en ellos está atacar las razones que ahuyentan a nuestros jóvenes de las aulas. Solicitamos más atención en la parte académica y formación docente”, finalizó.
Educación lo desmiente
Mientras, el director Departamental de Francisco Morazán, Héctor Napoleón Bonilla dijo que cuando ocurren algunos sucesos en colegios como el Central o el Técnico Honduras, los medios de comunicación tienden a magnificar los acontecimientos, algo que provoca que los padres no quieran matricular a sus hijos en estas instituciones. El señalamiento a la prensa se ha convertido en una excusa cotidiana por parte de diferentes sectores sociales.
“Se hacen unos grandes escándalos, los directores llaman a los medios y estas situaciones de alguna u otra forma repercuten en la sociedad. No es que desconocemos algunos niveles de inseguridad que viven los centros educativos”, indicó.
Mostró que cuando un centro educativo cierra sus puertas un día, por los motivos que sean, se maximiza el hecho, pero hay miles de historias positivas que no son contadas y que ocurren en las aulas del sistema público.
Consultado sobre la baja en la matrícula en el sistema educativo público, Bonilla justificó que “aún en los centros educativos gubernamentales se está entrando en competencia y los padres de familia ahora están muy activos en los centros educativos, ellos ven lo que está sucediendo y la atención que reciben sus hijos”.
Afirmó que cuando una institución oferta una educación de calidad, donde sus maestros siempre están en clases, entonces todos los van a preferir.
“El tema es que han existido descuidos y se están lamentando de muchas cosas que ahora pasan”, asistió.
El funcionario educativo calificó como “preocupante” que haya descenso en la matrícula en el sistema público y llamó a reorientar a los jóvenes para que estén en las aulas.
“A veces los mismos docentes contribuimos para que los estudiantes no estén en los centros. No es igual un alumno de allá por 1990 o 2000 a los de este tiempo, entonces también nosotros debemos estarnos innovando para comprender situaciones difíciles que el estudiantado presenta”, arguyó.
Héctor Napoleón Bonilla defendió que en varios colegios del sistema público la matrícula se ha incrementado, así como en centros de básica.
Ejemplificó que en la escuela Esteban Mendoza, ubicada en la colonia Kennedy, se sacaron a tres profesores en 2016, pero el siguiente año se les tuvo que devolver los tres y dos más por el incremento en la matrícula en más de 230 niños.
Sube y baja
Apuntó que muchas veces ocurre que baja la matrícula en los centros de enseñanza, pero al siguiente año se incrementa. “En el nivel básico en Francisco Morazán creció en más del 10 por ciento y en el nivel se mantiene”, externó.
Aceptó que la migración sí es un detonante para que los jóvenes decidan abandonar el sistema educativo nacional. “Un niño que se va en las caravanas rumbo a Estados Unidos es una inversión” perjudicada.
El titular de la departamental de FM mencionó que los centros educativos identificados como vulnerables, se inició un trabajo con orientadores, docentes y consejeros para que haya sostenibilidad en su alumnado. “Queremos que los niños no se vayan por falta de atención y en eso estamos trabajando”.
Especificó que únicamente en el Instituto Hibueras de Comayagüela hay asignados 33 consejeros que hacen labores exclusivas de atención de los jóvenes. “Este personal está pagado para eso, su contrato es para eso, para la atención de los jóvenes”.
Urgió a los trabajadores de la educación “tener un cambio de actitud” ante los jóvenes hondureños. “Se trata de un tema social y todos debemos poner un granito de arena para contrarrestar los peligros a que se exponen nuestros hijos”.
Caída de matrícula en todo el país
El investigador del Observatorio de la Educación Nacional e Internacional adscrita a Universidad Pedagógica Francisco Morazán, Rusbell Hernández, catalogó de “critico” que baje la matrícula en los centros de enseñanza.
“He monitoreado cada semana la introducción de la estadística de la matrícula de la Secretaría de Educación y he notado que la caída es a nivel nacional”, apuntó.
Recordó que “el año pasado planteamos que 900 mil niños y jóvenes de entre 3 y 17 años estaban fuera del sistema y que había que generar medidas de intervención, pero este año estimo que en vez de incrementar la matrícula se va a reducir entre 50 mil y 100 mil, con respecto al año pasado”.
Discutió que la creación de Centros de Educación Básica (CEB), no es algo que haya contribuido a la baja en la membrecía en el sistema público.
Factores diversos
Rusbell Hernández enumeró tres aspectos que contribuyen a la baja en la matrícula: el ingreso familiar provocado por el desempleo, violencia interna y externa de los centros, y la migración.
Desglosó que el factor económico es precario en las familias hondureñas y eso se demuestra en una encuesta que aplicaron el año pasado y los padres manifestaron que los bajos ingresos y a veces nulos, es algo predominante que incide negativamente.
Retrató que la violencia dentro de los centros educativos también ha ahuyentado a los niños de las aulas. “El año pasado hicimos una encuesta en los 298 municipios del país -cuatro, sexto y octavo grado- y el 35 por ciento de los entrevistados dijo que habían sido víctimas de violencia dentro de las aulas, el 1 por ciento relató violencia entre su casa y la escuela”.
El investigador del Observatorio de la Educación punteó que la migración es fenómeno que se acrecienta en Honduras, donde miles de menores son obligados a buscar el llamado Sueño Americano, lo que los obliga a abandonar las aulas educativas.
“El 72 por ciento -encuesta- de los padres dijo que sus hijos presentaban poco interés por acudir a los centros educativos. Hay poca esperanza de generar ingresos con la educación y por eso estamos enfrentando este fenómeno”, puntualizó.