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Hernández propone acentuar cambios; su reelección genera reacciones

Tegucigalpa El anuncio del presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, de que ha aceptado ser el candidato del gobernante Partido Nacional para las elecciones generales de 2017, ha generado diversas reacciones, algunas violentas en contra de su decisión mientras su partido lo impulsa mayoritariamente.

Hernández dijo que aceptó la propuesta hecha por dos corrientes del Partido Nacional y que eso «es una responsabilidad» que conlleva el compromiso de seguir impulsando una serie de cambios» que su Gobierno ha comenzado, que «no han sido fáciles, pero que se nota que vamos iniciando a transitar por el camino bueno».

Recalcó que se comprometía «a aspirar a solo un período de gobierno, porque creo que así debe ser».

El presidente insistió, al menos hasta el 8 de noviembre, en que a él lo dejaran trabajar por el pueblo hondureño y que llegaría el momento de hablar de política y sobre la reelección.

Algunos sectores le daban el beneficio de la duda y abogaban por que rechazara la reelección, lo que la actual Constitución de Honduras no lo permite, aunque un fallo de la Corte Suprema de Justicia de 2015 dejó abierta la posibilidad. Esa reforma ha sido avalada por dos supremas cortes de justicia .

Para la oposición política, el fallo del poder judicial es ilegal, porque el único que puede decidir si se reforma la Constitución es el pueblo mediante un plebiscito, iniciativa que en ese sentido el Parlamento rechazó el año pasado.

El mismo día que Hernández anunció que aceptaba ser el candidato, el pasado 9 de noviembre, surgieron manifestaciones de rechazo.

Un grupo manifestante fue el encabezado en su partido por Roberto Ramón Castillo.

Castillo lidera el Movimiento Nacionalista Rafael Callejas (MONARCA), cuyo fundador, quien es su primo, enfrenta juicio en Estados Unidos por un escándalo de corrupción ligado a la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA).

El MONARCA fue fundado por Rafael Callejas, presidente de Honduras entre 1990 y 1994, y quien antes de que trascendiera el escándalo de la FIFA venía trabajando en busca de la reelección, para lo que reactivó su movimiento interno en el Partido Nacional, pese a que su gobierno fue salpicado por la corrupción.

El expresidente Manuel Zelaya, derrocado el 28 de junio de 2009 cuando promovía reformas constitucionales orientadas a la reelección presidencial, reaccionó ante el anuncio de Hernández diciendo que «no tiene ningún derecho de reelegirse».

Zelaya, quien llegó al poder arropado con la bandera del centenario y conservador Partido Liberal, que ahora es la segunda fuerza de oposición, es coordinador general del partido Libertad y Refundación (LIBRE), de reciente creación.

Zelaya inscribirá por su partido la candidatura de su mujer Xiomara Castro, pero, él tampoco termina de descartar la posibilidad de reelegirse y en las últimas acciones legislativas para nombrar a los magistrados del principal ente contralor hondureño, entró en negociaciones con los nacionalistas para participar en la conformación del órgano.

El exgobernante Zelaya, quien además es jefe de bancada ante el Parlamento por LIBRE, considera que la oposición unida no permitirá la reelección de Hernández, quien ganó las elecciones de 2013. Pero los opositores deberán lidiar con escollos y diferencias internas que cada parecieran profundizarse.

Además, Zelaya insiste en un plebiscito para decidir si se reforma la Constitución y permitir la reelección presidencial, pero también ha dicho que si legalmente la reeleción ha sido habilitada, a los opositores no les queda más que vencer al actual mandatario en las urnas.

Para el presidente del Partido Anticorrupción (PAC), Salvador Nasralla, Hernández ha quedado «automáticamente descalificado como presidente de Honduras» y ha dejado de reconocerlo como tal.

El centenario Partido Liberal, al que LIBRE relegó a segunda fuerza de oposición, también ha anunciado unirse para oponerse a la reelección de Juan Orlando Hernández.

Tras el anuncio de Hernández de buscar ser candidato para las elecciones de 2017, el portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, Mark Toner, dijo que «en general, las reglas del proceso democrático, como los límites a los mandatos, no deberían modificarse para el beneficio inmediato de quien está en el poder».

El presidente Hernández respondió al comentario de Toner que sería «gravísimo» que Washington se prestara para «atentar» contra los procesos electorales de Honduras.

Por su parte, Washington, a través del embajador de EE.UU., James Nealon, dijo que el comentario de Toner había sido mal entendido por la prensa y destacó que su país «no se opone a que el presidente Hernández u otros se presenten a la reelección de acuerdo a los procesos democráticos de Honduras».

Casi al inicio del año electoral hondureño, el ambiente político pareciera calentarse. Los observadores estiman que se mantendrá en ese tono hasta desembocar en las elecciones presidenciales en noviembre de 2017.

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