Los Ángeles (EE.UU.) – Representantes sindicales y de grupos cívicos pusieron hoy en marcha una campaña de protestas para frenar a los aspirantes a la Presidencia de EE.UU. que promueven «el odio y la intolerancia» y advirtieron al Partido Republicano que esos mensajes tendrán consecuencias electorales.
El arranque de esta iniciativa tuvo lugar en un acto celebrado en el parque MacArthur de Los Ángeles y tendrá continuidad esta tarde en los alrededores de la Biblioteca Ronald Reagan en Simi Valley, al noroeste de esa ciudad, que acoge hoy el segundo debate televisado de precandidatos republicanos a ocupar la Casa Blanca.
«Ahora (ya) no me preocupa tener un presidente con el que no esté de acuerdo, me preocupa tener un presidente que me odia», afirmó María Elena Durazo, responsable de asuntos migratorios y derechos civiles del sindicato United-Here!.
Durazo recordó la figura del presidente Ronald Reagan, un republicano que firmó una reforma migratoria que amnistió a varios millones de inmigrantes irregulares en la década de 1980, y se lamentó por «cómo ha decaído el discurso político».
«Me pregunto qué pensaría él (Reagan)», indicó Durazo.
Angélica Salas, presidenta del Fondo de Acción de Chirla, organización que defiende los derechos de los inmigrantes en Los Ángeles, insistió en que no van a tolerar «los ataques de odio» que escuchan a los republicanos, en especial contra la comunidad hispana.
«Va a haber consecuencias», advirtió Salas, que aseguró que «en este país los «latinos no van a olvidarse de cómo pisotearon» sus derechos durante la campaña para las elecciones presidenciales de 2016.
Los comentarios iban dirigidos a los postulantes republicanos a la Casa Blanca que en los últimos meses han cuestionado la decencia de los inmigrantes, en particular los mexicanos, han propuesto construir un muro fronterizo con el país latinoamericano y terminar con el derecho de ciudadanía por nacimiento.
En el centro de todas las críticas está Donald Trump, el magnate que calificó a los inmigrantes mexicanos de violadores y criminales y lidera las encuestas para convertirse en el candidato oficial republicano en los comicios presidenciales del año que viene.
«Le decimos a Donald Trump hoy que le vamos a cerrar las puertas de la Casa Blanca. Nos quiere llevar a un país en el que se toleraba el racismo y la discriminación cuando dice que quiere regresar a esos tiempos atrás, esos tiempos cuando nosotros no teníamos los derechos por los que hemos peleado. Así que le decimos: ¡No gracias Donald Trump!», manifestó Salas.
Trump participó el martes en un mitin abordo de un portaaviones en el puerto de Los Ángeles, donde se quejó de que en EE.UU. se trata mejor a los inmigrantes indocumentados que a los veteranos.
Rusty Hicks, tesorero de la Federación del Trabajo del condado de Los Ángeles (AFL/CIO) y veterano que comandó tropas en Afganistán, aseguró que se le «revolvieron las tripas» al escuchar las palabras de Trump, quien -a su juicio- se envuelve en la bandera y en la libertad para criticar a los latinos y los afroamericanos.
Se espera que entre 400 y un millar de manifestantes se desplacen hasta las puertas de la Biblioteca Ronald Reagan para demostrar su desagrado por la retórica exhibida durante la campaña republicana, una acción que será la primera de muchas, según comentó Salas, hasta las elecciones de 2016.
El debate republicano, que se dividirá en dos partes y será retransmitido en vivo por CNN, comenzará a las 15.00 hora de la costa oeste del país (22.00 GMT) con el grupo de contendientes que figura a la cola en las encuestas: George Pataki, Rick Santorum, Rick Perry, Bobby Jindal y Lindsey Graham.
Trump, líder en los sondeos con un 27 % de apoyos republicanos, según la encuesta publicada ayer por CBS News y The New York Times, así como el neurocirujano Ben Carson, con un 23 %, tomarán la palabra junto a otros nueve precandidatos, entre ellos el exgobernador Jeb Bush y el senador Marco Rubio, a partir de las 17.00 horas (24.00 GMT). EFE