Tegucigalpa – Dolor, llanto, desesperación, resignación, molestia, confusión e impaciencia fueron parte de los sentimientos que predominaron en los familiares este miércoles en la morgue judicial para reclamar los cuerpos de las reclusas que perdieron la vida en el interior de la cárcel de mujeres en Támara.
Más de 24 horas han pasado desde que 46 mujeres fueron asesinadas en la Penitenciaría Nacional Femenina de Adaptación Social (PNFAS), en Támara, a causa de un ataque con disparos, apuñalamientos, apedreadas e incineradas de un grupo de reclusas contra las víctimas.
Desde que se registró el hecho, familiares acudieron a la Dirección General Medicina Forense para conocer información de sus parientes recluidos.
A partir de este miércoles, el Ministerio Público notificó la identificación de los primeros 23 cuerpos y este mismo día los entregó a sus familiares para su respectivo velatorio y entierro.
Los cuerpos que fueron entregados son de las mujeres que perdieron la vida por disparos o por apuñalamiento, no obstante, falta identificar las que fueron calcinadas.
Asimismo, en la morgue judicial también hay familiares que siguen esperando información del paradero de su pariente porque desconocen si continúan con vida o están en la lista de fallecidos.
Éstos tras más de 24 horas de la masacre en PNFAS, los familiares están molestos por la falta de celeridad de las autoridades para divulgar una lista de las reclusas que siguen con vida para saber si su pariente está en ese listado.
Aunque se apersonaron a la morgue judicial para hacerse un examen de ADN y compararla con el de los cuerpos calcinados y verificar si son compatibles o no.
Mientras sucede este proceso de verificación, los familiares esperan en una carpa instalada por la Comisión Permanente de Contingencia (Copeco) frente a la morgue judicial, a la espera si sus congéneres continúan con vida o es parte de las féminas que perdieron la vida.
Igualmente, personal de Copeco se encargaba de coordinar la entrega de los fondos que da el gobierno para asumir los gastos fúnebres de las privadas de libertad que fallecieron en PNFAS.
Personal de la Cruz Roja Hondureña instaló varias carpas para brindar auxilio a parientes de reclusas fallecidas en caso que sufrieran algún percance de salud.
La recordaré con dolor porque no pude sacarla
Una de las voces familiares es la de Helga Santos que le fue entregado el cuerpo de su hija Suamy Mariela Rodríguez Santos este miércoles en la morgue judicial.
Dijo a los periodistas que ahora recordará a su hija con una gran tristeza y dolor porque ahora no podrá volver a verla físicamente.
“Es difícil para mí porque soy la mamá y porque ella es mi hija, yo con ella pensaba tanto, este año no la pude sacar de allí”, dijo con lágrimas Helga Santos.
Contó que su hija estaba privada de libertad desde el 30 de enero por una imputación del delito de tráfico de drogas, aunque lamentó su reclusión sin tener una condena.
No estaba sentenciada ni acusada, la tenían de puro gusto allí, eran acusaciones falsas que tenía ella y no debía nada, puntualizó.
Señaló que no hay una ley que condene a los encargados que cometan este tipo de acciones y exigió que las penas sean más severas.
“La última vez que hablé con ella fue el viernes y ella me dijo: no se preocupe madre, yo voy a salir de aquí, tenga fe en Dios que voy a salir de aquí y la idea mía es conseguir un buen trabajo y hacerle una buena casa”, recordó.
Helga Santos trasladó a su hija hacia el sector de Peña Blanca en el departamento de Cortés y lamenta que no podrá celebrar sus 25 años el 10 de julio.
Demandó al gobierno a que agilicen las acciones contra los responsables de la matanza en la cárcel de mujeres en Támara.
No hay marcha atrás
Otras de las voces familiares es la de Desiderio Padilla Manzanares, tío de Rosa Nohemy Padilla García, quien dijo que la muerte de su sobrina generó un ambiente de dolor en la familia.
Consideró que con la muerte de su sobrina ya no se pueda dar marcha atrás argumentando que ella estaba privada de su libertad.
Dijo a Proceso Digital que ellos estaban presentes en la morgue desde las 10:00 de la mañana, pero no pudieron recoger el cuerpo por fallas en el vehículo que trasladaría el ataúd hacia el municipio de San José de Comayagua.
El carro regresó alrededor de las 4:00 de la tarde y lograron sacar el cuerpo, expresó el tío de la víctima.
“Ella tenía más de tres años de estar recluida por delitos leves, no tenía una condena”, narró.
Pidió a las autoridades que ofrezcan más seguridad en los centros penitenciarios, advirtiendo que de continuar la situación actual seguirán muriendo personas en el interior.
Larga espera
No obstante, también hay familiares que siguen esperando información del paradero de su pariente, este es el caso de Mery Martínez, quien desconoce si su sobrina Karla Patricia López, de 20 años, se encuentra viva o no.
“No sabemos nada todavía porque las autoridades incompetentes llevan más de 24 horas y ya hubieran dado un listado formal”, cuestionó.
Contó a Proceso Digital que su sobrina se encontraba en el módulo 1 y de acuerdo al listado que brindó la asociación de familiares de privados de libertad su familiar no está en la lista de sobrevivientes ni en los cuerpos entregados.
En ese sentido, confirmó que la madre de Karla Patricia López ya se sometió a un examen de ADN para compararla con los cuerpos calcinados.
Demandó que la presidenta Xiomara Castro implemente mano dura porque no fueron animales los que murieron sino madres, hermanas, hijas y dejan a hijos solos, a mamás, tías y abuelas llorando.
Además, exigió que el personal que opera en el centro penitenciario asuma las consecuencias por esta tragedia.
Dijo que su sobrina llevaba dos meses privada de libertad por el delito de tráfico de drogas.
“Aquí hay un montón de familiares que estamos desesperados, pero las autoridades no se pronuncian”, exteriorizó. (PD)