Tegucigalpa – La feligresía católica en Honduras rememoró este Viernes Santo, las 14 estaciones del Santo Viacrucis, el camino de Jesucristo rumbo al Calvario, en cuyo andar el enviado de Dios a la tierra, fue maltratado, humillado y una vez que fue crucificado expiró (falleció), pero lleno de humildad y obediencia antes de morir dijo “perdónalos Padre, no saben lo que hacen”.
– Viacrucis y Santo Entierro, devoción, reflexión y oración por Honduras en Viernes Santo.
Previamente Jesús, la noche del Jueves Santo en Getsemaní, fue entregado por uno de sus 12 discípulos, Judas Iscariote, además unos de sus más cercanos amigos, quien había dado una señal, “al que bese en la mejía, ese es”. Pero Jesús no se queda callado, sino que reclama: “Judas con un beso en la mejía entregas al hijo del hombre”.
Tras vivir la liturgia del Jueves Santo, miles de hondureños salieron a las calles para participar en el Santo Viacrucis, en la mayoría de municipios de Honduras. Las actividades se visibilizarón en cuadros vivos el camino a la cruz del calvario de Jesús de Nazaret en las parroquias de Santa Rosa de Copán, San Pedro Sula, Danlí, Comayagua, Talanga, Santa Bárbara, La Esperanza y Tegucigalpa, entre otras.
El Santo Viacrucis (camino de hacia la cruz), es el antiguo acto de devoción que realizan los cristianos católicos para recordar y representar la pasión y muerte de Jesucristo a lo largo del camino hasta el Calvario. Donde la liturgia de este Viernes Santo, retrata la amarga experiencia de Cristo antes de ser crucificado.
Antes de 1991 el Viacrucis finalizaba en la decimocuarta estación cuando el cuerpo de Jesús es colocado en el sepulcro, pero el papa Juan Pablo Segundo (ahora santo), incorporó la decimoquinta y última estación –camino al calvario-, la misma concluye para dejar a los cristianos con la mirada puesta en la resurrección del Mesías.
Devoción, oración y fe
En Honduras es toda una tradición religiosa y oportuna para orar y reflexionar, en torno a temas urgentes de atender a lo largo y ancho de la nación. La Iglesia Católica clama en cada una de las estaciones del Viacrucis -donde Jesús carga la pesada cruz-, por un cese a la violencia, corrupción, respeto a los derechos humanos, pobreza, migración y la injusticia.
La emergencia sanitaria ocasionada por el COVID-19, convertido en un azote mundial, obligó a la iglesia a suspender las actividades religiosas de esta y otras épocas. Pero las procesiones y las celebraciones eucarísticas, entre otros ritos religiosos han regresado con el mismo empeño con que se han venido realizando en años anteriores.
La jornada comenzó en la mayoría de parroquias a eso de las 8:00 de la mañana, con magistrales y coloridas alfombras por donde Jesús hace el recorrido de 15 estaciones por donde tuvo que pasar para después ser crucificado en la cruz, miles de creyentes acompañan la procesión, como una oportunidad para reflexionar en medio del doloroso camino.
Los cristianos sufren el dolor de ver como el hijo de Dios es humillado y maltratado, además el sufrimiento de su madre, la Virgen María, que acompaña el recorrido sumergida en la incapacidad de no poder hacer algo para salvar a su único hijo, cuya vida de 33 años se basó en hacer milagros y promulgar el bien en la tierra.
El camino al calvario
En la primera estación Jesús es condenado a muerte, es secuestrado y obligado a cargar con la cruz en la segunda estación. Luego al no poder con la cruz cae por primera vez. En su andar vive un doloroso encuentro con su Madre la Virgen María. Simón de Cirineo le ayuda a cargar la cruz y la Verónica limpia su rostro, aún en contra de los verdugos.
En la séptima parada, Jesús cae por segunda vez, el maltrato es más evidente que nunca, pero apenas es la mitad del largo camino, en su encuentro con las mujeres de Jerusalén les da consuelo y sigue en la novena estación donde la debilidad física lo hace caer por tercera vez, lo despojan de sus vestiduras y en la onceava acción es crucificado.
Así fueron sus últimos momentos en la tierra, llega el momento de la muerte, lo bajan de la cruz y lo llevan a la sepultura. Así concluye su doloroso camino el hijo de Dios. Que ante el clamor de sus seres más cercanos, nadie hace caso y el plan para crucificarlo nunca se detuvo, sin embargo, tuvo que resucitar para que el mundo reconociera que si era el enviado de Dios.
Drama y conmoción
La parroquia El Calvario del barrio Villa Adela en Comayagüela, revivió este Viernes Santo con una majestuosa e impresiónate dramatización del Viacrucis, los personajes que utilizan para rememorar el camino a la cruz son casi idénticos a los que retrata el evangelio sobre Jesús, cuando hace ya más de 2020 años fue crucificado de una manera cruel e inhumana.
El drama que realizan los parroquianos, causa conmoción, tristeza y hasta lágrimas en los fieles cristianos que llegarón este día para acompañar la procesión. Los sacerdotes participan y son los encargados de brindar las reflexiones en cada una de las estaciones, muchas de estas tienen que ver con el llamado a la conversión, misericordia, caridad, justicia y paz.
Uno de los sacerdotes que acompañó la procesión en la parroquia El Calvario es el padre José Antonio Chavarría, dijo que el camino de Jesús, está marcado por el sufrimiento, el dolor, injusticia y maltrato. En ese contexto destaca la valentía de Verónica, la mujer que se acerca en la sexta estación para limpiar su rostro y aplicarle un poco de bálsamo.
El marginamiento y pobreza un rostro vivo
Instó en ser indiferentes y reflexionar en torno a esta obra de amor, “sobre tantas personas que conocemos, donde su rostro expresa el sufrimiento, en ese momento como cristianos nos corresponde ser un bálsamo en las personas que está sufriendo, muchas veces están muy cerca de nosotros, son familia y amigos”.
Asimismo, refirió que la pandemia y la llegada de dos huracanes ha dejado miles rostros tristes en Honduras, sin dejar pasar por alto que la situación social en el país está bastante convulsionada “creo que todos debemos dar cuentas entorno al sufrimiento que pueden ocasionar nuestras acciones en la vida de los demás”.
El líder religioso, dijo que la sexta estación, es una oportunidad que tienen los gobernantes en turno para limpiar el rostro de la pobreza “hay muchas familias que sufren, por el marginamiento, por quienes tienen que migrar en condiciones inhumanas muchas veces por la carencia de oportunidades, tenemos un país bellos mal administrado”.
Agregó que los problemas antes mencionados no vienen de ahora, sino de años tras años y décadas tras décadas, producto de las malas administraciones, donde lo único que crece son los pobres, el dolor, sufrimiento y la tragedia en la sociedad, donde la salud y la educación son cada vez más temas más complicados para la población.
La mirada de la fe
“Este día estamos llamados a mirar con ojos de fe todos los acontecimientos, porque quienes tienen fe contribuyen siempre al bien común, porque Dios en su providencia sabe porque ocurren las cosas, incluso la naturaleza porque es obra del Padre, la ha creado por amor”, dijo monseñor Ángel Garachana, presidente de la Conferencia Episcopal de Honduras.
El obispo de la Diócesis de San Pedro Sula, instó a los feligreses a entrar en el corazón de la Virgen María, la madre que tienen que ver el proceso donde su amado hijo es enjuiciado, maltratado y crucificado “esos pasajes expresan un sentimiento de dolor y amor, angustia y esperanza, ternura y perdón, María tiene esa valentía y frialdad para enfrentarlo todo”, dijo.
La jornada de este Viernes Santo, además incluyó actos litúrgicos conmemorativos a la crucifixión de Jesús, el sermón de las siete palabras en todas las parroquias de Honduras, reflexiones sobre la pasión de Cristo, procesión en honor a la Virgen Dolorosa y Virgen de la Soledad, con esta actividad concluye la jornada este día.
La proclamación de las siete palabras
La iglesia se reunió la tarde del viernes para reflexionar la liturgia conocida como las Siete Palabras, mismas que tienen su origen en la crucifixión de Jesús, en un suceso donde dos ladrones también son crucificados, ellos, protagonizan los extremos de la fe, así como de la incredulidad, uno que cree y se convierte y otro que lo ataca así como ya lo hacían todos.
Luego de ser clavado en la cruz, Jesús inicia una comunicación íntima con Dios, cuya oración consta de siete expresiones, exclamaciones que marcan la agonía del Mesías. Perdónalos Padre, no saben lo que hacen, es la primera expresión de los últimos momentos de Cristo en la tierra.
A uno de los bandidos que cree y tiene fe, Jesús le dice que hoy mismo estará junto al Padre, en su dolor le encarga al más joven de sus discípulos (Juan) a su madre y viceversa. Agobiado por el maltrato exclama: Dios mío, Dios mío ¿Por qué me has abandonado? Tengo sed; todo está consumado y Padre en tus manos encomiendo mi espíritu, son las últimas tres frases.
El Santo Entierro
Es la penúltima actividad del día. Litúrgicamente Jesús es dejado en el sepulcro donde los creyentes glorifican el sacrificio de Jesús en las principales calles y avenidas de la capital hondureña, miles de personas acompañaron la procesión y otras participaron como espectadores, para rendir honor a las imágenes que solemnemente visitan varias colonias.
La liturgia indica que el viernes es el día del juicio; la Condena, el Viacrucis, la Crucifixión y la Muerte del Hijo de Dios, quien juzgado por los Sumos Sacerdotes (Judíos), el Gobernador Herodes y el emperador romano Poncio Pilatos, fueron responsables de condenar a Jesús a la muerte, además coronarlo con una corona de espinas y proclamarlo rey de los judíos.
A eso de las 5:00 PM dio inicio en la Catedral San Miguel Arcángel el Santo Entierro, liderado por los Caballeros del Santo Entierro, quienes después de varios meses de preparación lucieron sus mejores galas para ser partícipes de la solemne actividad litúrgica, acompañada por miles de capitalinos, quienes siempre mostraron actitud de oración y reflexión.
Un compromiso con Jesucristo
El sacerdote Orvin David Morales fue el encargado de hacer los ritos iniciales, entre ellos la bendición de las andas que cargan a Jesús, así como las demás imágenes que acompañan el Santo Entierro. “Hay un enorme fervor que había estado guardado producto de la pandemia, pero damos gracias a Dios por permitirnos regresar aún con medidas de bioseguridad”, dijo.
“Padre eterno bendice las andas para que sean motivo de devoción, reflexión y compromiso con Cristo, por la autoridad que la iglesia me da por el sacramento del orden, yo las bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y el Espíritu Santo”, expresó el sacerdote para después instruir que se procesa con la procesión que recorrió la ciudad por más de cinco horas.
Es de esta manera que el Cristo Yacente retornó a las calles de todos los municipios de Honduras para bendecir a sus fieles. La marcha culminó en la iglesia El Calvario, ahí se destinó el lugar del Santo Sepulcro. Atrás acompaña la solemne procesión la Virgen María la Dolorosa y los cuatro evangelistas, Juan, Mateo, Lucas y Marcos.
La jornada finalizó con la procesión del silencio con la Virgen de la Soledad, con un recorrido desde la iglesia El Calvario, Parque Herrera hasta la Iglesia San Francisco en Comayagüela.
Ahora la feligresía espera con alegría y esperanza el momento más importante de la Semana Santa, que es la resurrección del hijo de Dios, para lo cual se preparan para celebrar la Vigilia Pascual y esperar el gran día, para que Cristo resucite en los corazones de los creyentes. JP