Sin embargo, aseguró que «sea quién sea el que gane (la Presidencia) lo más importante es que no vamos a permitir que la democracia retroceda un sólo centímetro».
El próximo gobierno, precisó, «seguramente tendrá que ser un gobierno forzado a ser democrático», y si no lo es «lo vamos a forzar para que sea democrático».
Agregó que si el nuevo mandatario «tiene políticas intolerantes, lo vamos a denunciar con coraje», y «si tiene políticas económicas excluyentes, lo vamos a enfrentar día a día».
Los indígenas guatemaltecos, que representan el 42 por ciento de los 13,3 millones de guatemaltecos, aseguró Menchú, a pesar de que en esta ocasión no podrán llegar al poder a través de las urnas, deben considerarse ganadores.
«Aquí ganamos. Aquí los indígenas no perdemos nada más que ganar y ganar», señaló la Premio Nobel, al asegurar que «vamos a hacer cada vez más y mejor nuestra labor, y vamos a hacer cada vez más y mejor nuestro trabajo organizativo».
Advirtió también que «vamos a estar presentes en los próximos cuatro años, día a día (como) un actor propositivo y participativo», y como tal «vamos a fiscalizar al (nuevo) gobierno en el área social y en el área de participación».
Menchú, quien según los pronósticos publicados por la prensa local, podría quedar sexta en las votaciones del próximo domingo, con sólo el 3 por ciento de los votos a su favor, repudió a las empresas que durante el proceso electoral realizaron las encuestas para medir la intención de voto de los guatemaltecos.
Mucho antes de que anunciara su candidatura, dijo, «las encuestadoras decían que no había posibilidad de que ganara un indígena», lo que según ella tenía como objetivo desmotivar su participación.
«Si las encuestas no se hubieran interferido de manera abusiva, de manera intervencionista», los resultados electorales hubieran sido distintos, añadió.
Las empresas que realizan ese tipo de estudios, acusó, «intervienen en las democracias (al) posicionar sus ideas en muchos países de América Latina».
