«Están empujando a los inmigrantes más y más hacia el desierto», dijo Hoover, cuyo grupo instala en el desierto puestos con agua potable y otros auxilios.
Según el rotativo, la semana pasada las autoridades encontraron cinco cadáveres en áreas cercanas a Tucson, con lo que se elevó a 155 la cifra de inmigrantes indocumentados muertos en el condado de Pima, que incluye Tucson.
El forense jefe del condado, Bruce Parks, dijo que esto representa un aumento del 22 por ciento sobre la cifra de inmigrantes que fallecieron en los siete primeros meses de 2006 en esa área.
Parks explicó al diario que la causa principal de muerte es la exposición al calor, aunque «en muchos casos se anota ‘causa desconocida’ porque los cuerpos están muy descompuestos cuando los encontramos».
En los siete primeros meses del año en el sector de Tucson de la Patrulla de Fronteras las autoridades estadounidenses detuvieron a 303.825 inmigrantes indocumentados, mientras que en el período similar del año anterior fueron 324.0825.
La cifra de personas que intentan cruzar la frontera aparentemente ha disminuido, pero el número de los que mueren intentándolo ha aumentado.
En parte, esto refleja una mayor presencia de la vigilancia: en el sector de Tucson, la Patrulla de Fronteras agregó por lo menos 300 agentes, lo que elevó el total de sus agentes allí a 2.700.
Asimismo, desde junio del año pasado, la vigilancia cuenta con el apoyo de soldados de la Guardia Nacional, enviados por el Gobierno a la zona que se considera como la más permeable a la inmigración ilegal.
«La consecuencia ha sido el aumento de muertes», sentenció Hoover al periódico.
