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El Narcotráfico atiza la espiral de violencia en Centroamérica

Viena – El narcotráfico en Centroamérica y el Caribe, principal vía de contrabando de la cocaína suramericana a Estados Unidos y Europa, contribuye a aumentar el ya muy elevado nivel de violencia en la región por la pugna competitiva entre los grupos criminales.

Así lo recuerda la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) en su informe anual sobre la situación de las drogas en el mundo, presentado este jueves en Viena.

En muchos lugares de Centroamérica y el Caribe la debilidad de las fuerzas del orden es un factor clave favorable al narcotráfico, advierten los expertos de la Junta, un órgano autónomo dentro del sistema de Naciones Unidas.

«Especialmente vulnerable» en este sentido es la costa caribeña «por su ubicación remota, su reducida infraestructura y la escasa presencia gubernamental», indica el informe.

Así las cosas, a pesar de las grandes cantidades de cocaína que se transportan por esa región hacia los grandes mercados de consumidores, el conjunto de «las incautaciones comunicadas por los países del Caribe solo representaron el 1 % de la cantidad total incautada en todo el mundo».

«El total correspondiente al Caribe consistió en su mayor parte en una gran incautación efectuada en la República Dominicana», destaca el informe con datos de 2019.

ESPIRAL DE VIOLENCIA

La JIFE insiste en que «las pandillas locales y los grupos delictivos internacionales siguen explotando» la región de Centroamérica y el Caribe «como zona de tránsito y ruta de reexpedición de las drogas procedentes de América del Sur y destinadas a los mercados de consumo de América del Norte y Europa».

Puesto que es «la fuente de ingresos más lucrativa» para el crimen organizado, el tráfico de cocaína atiza la competencia entre los diversos grupos para hacerse con el negocio ilegal, algo que ha elevado el nivel de violencia en una región «ya de por sí considerada una de las más violentas del mundo».

Para la JIFE, la violencia, la pobreza y la corrupción son, de lejos, las principales causas de los problemas sociales de Honduras, «el país con los niveles más altos de violencia de todo el mundo».

Un porcentaje «considerable» de los asesinatos perpetrados en ese país están relacionados con las drogas, mientras que «la violencia doméstica vinculada al consumo de drogas ha aumentado a consecuencia de la creación de redes de microtráfico controladas por las «maras», recuerda.

DEBILIDAD INSTITUCIONAL

Si bien reconoce importantes resultados de los esfuerzos de los Gobiernos en la región para combatir las drogas, el informe no deja lugar a las dudas en cuanto al papel negativo que en esta lucha tiene la debilidad institucional.

Un ejemplo es Haití, donde a raíz de «una persistente crisis política» el año pasado empeoraron las ya precarias condiciones económicas y de seguridad, lo que ha traído un incremento del narcotráfico y otros delitos.

En ese país, donde «las fuerzas del orden siguen padeciendo una escasez crónica de los recursos necesarios para su adecuado funcionamiento», la cifra oficial de homicidios se disparó en el primer semestre de 2019 hasta 523, casi el doble que el registrado en el mismo periodo del año anterior.

Este organismo de la ONU advierte también de la falta en la región de instrumentos importantes en la lucha contra las drogas en aspectos como la prevención y la rehabilitación.

«Siguen siendo problemas acuciantes en Centroamérica y el Caribe el diseño y la ejecución de programas eficaces de prevención, tratamiento y rehabilitación», así como «la incapacidad crónica de recopilar datos relacionados con las drogas y la falta de organismos centralizados encargados de evaluar esa información», señala.

«Si bien cantidad y calidad de la información sobre los hábitos de consumo de drogas han mejorado, (…) es preciso seguir investigando» las tendencias «para ajustar las iniciativas de tratamiento a las necesidades locales», añade.

DAÑO AL MEDIO AMBIENTE

El impacto negativo del narcotráfico también afecta al medio ambiente.

Un ejemplo es el efecto destructor de la construcción de pistas de aterrizaje clandestinas en Guatemala (cercanas a la frontera con México) por la desforestación que causan.

«Los mayores daños se localizan en el departamento de Petén, donde se encuentran el mayor bosque pluvial tropical de Centroamérica y la Reserva de la Biosfera Maya», recuerda la JIFE.

El uso creciente de rutas de contrabando que atraviesan zonas de Guatemala y Honduras «ha contribuido al incremento del tráfico de drogas hacia América del Norte», constata la Junta.

En el caso de Honduras, esas actividades se concentran en el bosque pluvial de Mosquitia, donde aterrizan aeronaves cargadas de mercancías ilegales desde Colombia y Venezuela, añade.

INCAUTACIONES AL ALZA

En 2018 tuvo lugar «la mayor incautación de cocaína de que se tenía constancia en Centroamérica y el Caribe (más de 13.779 kilogramos)».

Esa gran alijo con destino a Norteamérica y transportado por mar procedía mayoritariamente de Colombia y, en menor medida, (en un diez por ciento) de Ecuador.

Por su parte, en todo 2018 Guatemala confiscó más de 16.800 kilogramos de cocaína, siendo las mayores incautaciones mensuales las de noviembre (3.214 kilos) y diciembre (5.338 kilos).

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