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Micheletti dice que «nadie se va a morir» porque EE.UU. le cancele una visa

Tegucigalpa – El presidente interino de Honduras, Roberto Micheletti, dijo hoy que «nadie se va a morir» porque Estados Unidos le cancele una visa, pero que «muchos hondureños sí han muerto en busca del sueño americano».
 

Micheletti reiteró que respeta la decisión de Estados Unidos, que el viernes le notificó a través del consulado norteamericano en Tegucigalpa, que la visa para entrar a ese país le fue cancelada.

La medida del Gobierno estadounidense también le fue notificada al canciller, Carlos López; a 14 magistrados de la Corte Suprema de Justicia y a varios empresarios, según confirmaron Micheletti y la diputada Marcia Villeda, quien también recibió la misma sanción de Washington.

La cancelación de nuevas visas a altos funcionarios del Gobierno que preside Micheletti se suma a otras duras sanciones como la suspensión de alguna ayuda económica no humanitaria, entre otras medidas de presión de Estados Unidos para que el derrocado gobernante Manuel Zelaya sea restituido.

En Estados Unidos viven alrededor de un millón de hondureños, entre residentes legales e indocumentados.

Cada año, decenas de hondureños mueren en accidentes de tráfico, ahogados o al caerse de trenes en territorio mexicano, entre otros hechos, en su intento por llegar a Estados Unidos en busca del denominado «sueño americano», según fuentes oficiales.

En declaraciones a la radio HRN, Micheletti indicó desde la caribeña isla de Roatán, donde ayer, sábado, inauguró un centro comercial, que en lo que resta de su mandato continuará trabajando por el desarrollo de Honduras.

El Gobierno de Micheletti asumió el 28 de junio pasado, pocas horas después del derrocamiento del presidente Zelaya, quien vive su exilio en Nicaragua y a la espera de ser restituido en el poder con apoyo de la comunidad internacional, la que no reconoce la nueva administración.

Micheletti también indicó que seguidores de Zelaya promovieron este sábado una campaña a través de «mensajitos» por telefonía móvil, en los que decían que él había sido «sacado del país».

Decían que «nos habían extraditado hacia Costa Rica, hacia Guatemala, hacia Nicaragua, hacia Cuba, para que nos fusilaran allá», agregó el gobernante, quien antes de asumir el poder por designación del Parlamento, presidía ese órgano del Estado.

Dijo que se trata de una campaña psicológica y le pidió a los hondureños que se mantengan tranquilos.

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