«Quisiera que el presidente Zelaya fuera re-instaurado en el poder, pero es una oportunidad cada vez más difícil», dijo a Efe Ramírez, quien participa en la V Feria Internacional del Libro (FIL) de Panamá.
El autor de «Margarita está linda la mar» indicó que con Zelaya o sin Zelaya le preocupa el futuro de Honduras. «El futuro para mí pasa por las elecciones», señaló.
Ramírez, quien da como un hecho las elecciones, añadió que los plazos se vuelven «cada vez más perentorios» para Zelaya, porque su periodo constitucional termina en enero y en noviembre habrá un nuevo presidente electo.
Consideró como un error la corriente que se viene levantando en el seno de la OEA de desconocer las elecciones que se van a celebrar en Honduras en noviembre próximo.
Destacó, además, que estas no son unas elecciones organizadas por el Gobierno de facto de Roberto Michelletti, sino que los candidatos a puestos de elección popular fueron elegidos a través de comicios primarios limpios en tiempos de Zelaya.
«Veo en esas elecciones una salida a la crisis porque pronto surgirá otro gobierno con el cual se podría abrir otro tipo de relaciones sin obviar el golpe de Estado» que derrocó a Zelaya, expresó Ramírez.
Zelaya salió de la presidencia hondureña el 28 de junio pasado y el Parlamento designó a Micheletti como presidente del país ese mismo día.
En cuanto a Nicaragua, Ramírez dijo que no cree que en esta nación ocurra lo mismo que en Honduras en caso de que el mandatario nicaragüense, Daniel Ortega, intente reelegirse.
«En Nicaragua no hay ninguna posibilidad de golpe de Estado, pues la lucha cívica la tenemos que dar para que no haya reelección, pero no a través de un golpe de Estado, de ninguna manera», subrayó.
Ramírez recordó que las reelecciones siempre han sido «nefastas» para la historia de Nicaragua «porque cuando alguien ha intentado reelegirse ha terminado en tragedia».
«Mi deseo es que el presidente Ortega, al termino de su mandato, se vaya para su casa a dirigir su partido político y deje que el pueblo elija a un candidato (…) pero no debería ser él porque esto sólo daño va a traer», afirmó el autor nicaragüense.
Sergio Ramírez fue vicepresidente de Nicaragua durante el gobierno sandinista (1979-1990).
