Tegucigalpa – Las escenas fueron dantescas y el olor a muerte inundó el país. Los muertos en el siniestro ocurrido en la central Comayagua en Honduras, en la medianoche del martes y la madrugada del miércoles, causaron al menos 350 muertos, indican reportes preliminares de las autoridades.
Es la tragedia más grande ocurrida en una cárcel hondureña. Las últimas horas han sido angustiosas para los familiares de los muertos que deberán esperar con paciencia para que a través de los procesos legales se logren identificar los cuerpos que han sido trasladados hasta Tegucigalpa.
Para ubicar los cadáveres se ha dispuesto un amplio plantel público cercano a la morgue, mientras que en otro predio, la estatal comisión de contingencias (Copeco), ha dispuesto un campamento para albergar a los familiares que deberán esperar por los cuerpos de las víctimas.
Uno de los peores episodios en la región
El presidente de Honduras, Porfirio Lobo, prometió una investigación completa y transparente. Inicialmente separó de sus cargos a los responsables del sistema penitenciario a nivel nacional, ordenó una investigación profunda, acompañada por notables internacionales y además aceptó y agradeció la colaboración de Chile, un país que asistirá en materia forense.
Los gobiernos de Estados Unidos, México, Nicaragua y Costa Rica han manifestado su solidaridad.
José Miguel Vivanco, director para las Américas de Human Rights Watch expresó que “la trágica muerte de cientos de internos, en uno de los peores episodios de este tipo en la región, es en definitiva el resultado del hacinamiento y de terribles condiciones carcelarias, dos problemas que existen en Honduras desde hace mucho tiempo”.
El gobernante calificó el incendio como la tragedia inaceptable.
Más de tres centenares de muertos
La directora nacional de Medicina Forense de Honduras, Lucy Marder, indicó que la cifra de víctimas era de cientos de muertos. Poco después, los datos fueron contrastados con un listado oficial en que se informa que sobrevivieron a la tragedia 470 reos de un total de 852 reclusos. Por su lado, la directora de fiscales de Honduras, Danelia Ferrera, dijo que la cifra podría ser de más de 350 muertos. |
La escena del incendio se ha visto colmada por centenares de familiares que claman en la búsqueda una respuesta. Ellos quieren tener la certeza de saber que aún pueden encontrar con vida a sus parientes.
Muchos familiares, especialmente mujeres, aunque han tenido posibilidad de leer o escuchar en detalle el listado oficial de los sobrevivientes y el nombre de su pariente no aparece en el mismo, aún así creen que puede haber una esperanza de vida.
Familiares se debaten entre la desesperanza e impotencia
Los cuerpos de seguridad han tenido que lidiar con la desesperación y la angustia de los familiares de los reos que por ratos trataron de ingresar a la escena de la tragedia a como diera lugar. En las últimas horas del miércoles, en contraste de las cerca de dos mil personas que estaban al inicio de la trágica jornada, ya al menos dos centenares de personas esperaban noticias cerca de la cárcel. El clima de nerviosismo ha sido generalizado. Las hipótesis sobre el hecho van desde un corto circuito hasta la existencia de mano criminal. Ambas teorías han sido ofrecidas por la autoridad. |
En las celdas se reportan escombros mezclados con restos humanos.
Una mujer que llegó ¡hasta la cercanía de la cárcel dijo que no sabía si reír o llorar porque recién había sabido de que uno de sus dos hermanos presos estaba vivo pero el otro no figuraba en la lista de los sobrevivientes.
La precariedad de las cárceles
Las cárceles hondureñas funcionan en circunstancias precarias, con una sobrepoblación de al menos cinco mil reclusos. Las denuncias del hacinamiento son múltiples y constantes pero nunca se han atendido.
Las hipótesis
Autoridades han afirmado que gran parte de los cuerpos de las víctimas se encuentran en un estado que hace imposible reconocerlos. Entrada la noche del miércoles se reportaban los olores de una rápida descomposición en el recito penal, situación que hacía temer una contaminación sanitaria, dijo un testigo. |
Las hipótesis
«Tenemos dos hipótesis, una es que un recluso prendió fuego un colchón y la otra es que hubo un cortocircuito en el sistema eléctrico», dijo él, hasta hace pocas horas, jefe de las cárceles, Danilo Orellana.
La autoridad maneja la posibilidad de que al menos una docena de reclusos hayan escapado, un hecho que no se ha confirmado.
Un bombero manifestó que presenció escenas “infernales”.Un contenedor aclimatado, con 115 cuerpos, fue el primero en salir hacia Tegucigalpa mientras que una segunda unidad era preparada para trasladar otro grupo de cadáveres.
“Estoy desesperada, no sé si mi hijo está vivo o no, él era bueno y estaba por una acusación falsa” dijo una anciana a la espera de noticias. Otro de los presos de nombre Tiberio, quien era atendido en el hospital Escuela, tras sufrir quemaduras severas,dijo “¡nos estábamos quemando, sentíamos pánico y más cuando no nos abrían las celdas¡” reportó Proceso Digital. |
“No nos abrían los portones hasta que llegó un enfermero y por fin logramos salir”, dijo Tiberio quien expresó que “sentíamos un gran miedo, nos estábamos quemando”.
Medio centenar de lesionados fueron atendidos en los estatales hospitales Santa Teresa de Comayagua y el Hospital Escuela en Tegucigalpa.
Un drama que no acaba
En tanto, el presidente de la Corte Suprema de Justicia, de Honduras, Jorge Rivera aceptó que “no cabe duda que el sistema de justicia está colapsado”.
Así el drama en Honduras parece ir para largo ya que los forenses estiman que su trabajo durará al menos una semana, un tiempo que prolongará la agonía de las familias de las víctimas.
Reportes indican que las 24 cárceles del país, que en total tienen capacidad para 8,000 personas, albergan actualmente a 13,000 presos. Organizaciones de derechos humanos hondureñas han señalado que los presos en Honduras viven hacinados y en pésimas condiciones, que incluyen nutrición e higiene inadecuadas.
Otras tragedias similares antecedieron a la del penal de Comayagua, una de ellas ocurrió en mayo de 2004 y dejó un saldo de 114 muertos.