El terremoto se sintió con fuerza en varias ciudades del sur de la zona, como Hotan y Moyu, y obligó a suspender el servicio de trenes entre ambas localidades, lo que afectó a 531 pasajeros, cuyos viajes se retrasaron varias horas.
El seísmo, con hipocentro a 23 kilómetros de profundidad, se produjo a las 17:19 horas en la comarca de Yutian de la prefectura de Hotan (zona habitada principalmente por la etnia musulmana uigur), un área escasamente poblada próxima a la frontera regional con el Tíbet, con una altitud media de 5.000 metros.
La misma zona sufrió una réplica de 5,7 grados pocos minutos después, y un día antes también había experimentado un temblor de 5,4 grados.
Xinjiang, Tíbet y otras zonas del oeste de China son frecuente escenario de terremotos, por la cercanía del punto de fricción de la placa tectónica asiática con la india, pero la baja densidad de población en la zona provoca que en muchas ocasiones los seísmos se produzcan en áreas prácticamente deshabitadas.
Tras el terremoto de ayer, el presidente chino, Xi Jinping, ordenó un aumento de los esfuerzos para garantizar la seguridad de los habitantes de la zona afectada, a la que ha viajado un equipo de expertos para analizar las condiciones geológicas.