Por: Otto Martin Wolf
La mayoría de los hondureños y la población mundial, no tiene la menor idea de quién fue Fulgencio Batista, al igual que también ignora quién era y a qué se dedicaba un hombre llamado Dwight Eisenhower .
Pues bien, esos eran los mandatarios de Cuba y los Estados Unidos cuando Fidel Castro llegó al poder en Cuba la Bella.
Desde entonces, hace unos dolorosos, hambrientos y esclavizados 55 años, Fidel Castro y su hermano Raúl, gobiernan con mano de hierro la pobre Cuba.
Aunque a nadie parece importarle, en Cuba lo que existe es un terrible gobierno militar, encabezado por el “comandante” de turno; primero Fidel y en los últimos años, Raúl.
Qué mérito tienen los Castro para haberse adueñado monárquicamente de Cuba? Ninguno.
Fidel llegó al poder al mando de un ejército de guerrilleros integrado por una clase media idealista y campesinos que buscaban liberarse de Batista, cruel tirano al que prometió reemplazar por un gobierno democrático, dar elecciones libres y conducir a Cuba por la senda del progreso y la libertad.
Nada de eso cumplió. Nunca convocó a elecciones, nacionalizó todas las propiedades (en Cuba el Estado es dueño del 99.99% de todo) y un ejército de hierro sustituyó a otro, al mando de la familia Castro, que maneja todo, controla todo y que actúa como si todo les perteneciera, lo que de hecho es así.
Nosotros, acostumbrados a las frecuentes noticias de que “35 balseros llegan a territorio nacional”, creo que realmente dejamos de interesarnos en el drama que obliga a la gente a enfrentar el mar en precarias embarcaciones hechas con neumáticos y toneles vacíos, familias enteras arriesgando su vida en busca de libertad.
Para los Castro, por su parte, la cosa es un poco más fácil. El fracaso de su modelo económico ha afectado a un pueblo que vive en la miseria y en la opresión, pero no a ellos, los reyes de Cuba.
La desaparecida Unión Soviética les mantuvo durante muchos años. Cuando se disolvió, Cuba les debía más de 7 mil millones de dólares los cuales Fidel, con todo cinismo, dijo que “no pagaría ya que el país a quién le debían había dejado de existir”.
Después de la Unión Soviética, para evitar una hambruna y posiblemente una rebelión popular, pronto encontraron otro “tonto” a quién sacarle el billete: Hugo Chávez.
Fidel, dueño de una labia prodigiosa, lo convenció de que iba a ser el “nuevo Bolívar que liberaría a América del imperialismo yanqui y que, de paso, podría hacer en Venezuela lo mismo que ellos en Cuba; quedarse para siempre.
El pobre tonto se lo creyó y les regaló petróleo y dinero del pueblo venezolano, para seguir sintiéndose “el elegido” de Castro.
La quiebra económica de Venezuela dejó a los dirigentes cubanos sin gota de sangre que extraer, así que, sin ninguna vergüenza, los Castro han vuelto los ojos a su enemigo de siempre: “el imperialismos yanqui” sabiendo que ahí hay dólares.
Después de muchos años se han restablecido las relaciones entre los dos países. Los norteamericanos pueden ahora viajar a Cuba cuando quieran y lo harán en aviones o en cruceros de lujo, los cubanos seguirán haciéndolo en balsas.
Si los idealistas de Obama piensan que al inyectar capital el pueblo cubano encontrará libertad están equivocados, lo único que harán es darle más municiones al Castroejército opresor.
Creo que el drama cubano seguirá por siempre, Cuba seguirá siendo la más vieja tiranía del planeta.
Pobre Cuba la bella!