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Mariano Rajoy hace bueno el lema «En España, el que resiste, gana»

Madrid – En 1987, durante la entrega de los Premios Príncipe de Asturias, el escritor Camilo José Cela – que dos años más tarde ganó el Nobel de Literatura – hizo popular una frase que era un lema de familia: «En España, el que resiste, gana».

Cela era gallego, lo mismo que Mariano Rajoy, quien hoy fue reelegido presidente del Gobierno español por el Congreso de los Diputados y dio la razón al viejo escritor y a su lema.

De Rajoy, de 61 años y cuya carrera política empezó a mediados de los 80, siempre se ha destacado que es un político casi imperturbable, poco dado a mostrar estados de ánimo y, sobre todo, con una gran capacidad para resistir todo tipo de situaciones.

Después de hacer política local en Galicia dio el salto a Madrid a principios de los años 90 y en 1996 se convirtió en ministro del Gobierno de José María Aznar.

Fue este histórico líder del centroderecha español quien eligió a Rajoy como su sucesor entre un ramillete de posibles candidatos, alguno de ellos aparentemente más brillante pero con menor capacidad para amoldarse a las circunstancias y para saber esperar.

En 2004 parecía que Rajoy tocaría techo y se convertiría en jefe del Ejecutivo, pero la conmoción por los atentados de islamistas radicales en Madrid – casi 200 muertos – tres días antes de los comicios y la pésima gestión que el Gobierno del PP hizo de la tragedia causaron la derrota del partido y el ascenso al poder de los socialistas de José Luis Rodríguez Zapatero.

Empezó un período difícil para Rajoy, a quien incluso pusieron cerco destacados críticos dentro del partido cuando en 2008 volvió a perder las elecciones ante Zapatero, esta vez con más claridad.

No obstante, resistió los embates y mantuvo el poder en el partido, mientras ya se vislumbraba una crisis económica brutal que se llevó por delante a varios gobiernos europeos, entre ellos al ejecutivo socialista en España.

A finales de 2011 Rajoy vio realizado su sueño y en las elecciones de noviembre el PP ganó por mayoría absoluta, con 186 escaños, cifra superior incluso a la que tuvo Aznar en el año 2000.

Durante cuatro años, los duros ajustes y los casos de corrupción vinculados a personalidades y cargos públicos del PP pasaron factura y en los comicios de diciembre pasado el partido perdió 59 diputados, aunque mantuvo el primer puesto.

Rajoy no perdió la compostura y, por primera vez en democracia, en febrero declinó el ofrecimiento del rey Felipe VI de optar a la reelección por considerar que no tenía apoyos.

Ya como presidente interino, sin competencias plenas, Rajoy vio desde su escaño al socialista Pedro Sánchez intentar reemplazarle sin éxito.

La repetición electoral de junio permitió al PP mejorar sus resultados, todavía lejos de una mayoría de gobierno, pero Rajoy está vez sí acudió al debate de investidura, para quedar a seis escaños de ser reelegido.

Pese a ese traspié ya dejó caer que seguiría intentando ser presidente mientras hubiera plazo legal para ello.

Hoy, a dos días de culminar ese plazo que hubiera supuesto una nueva convocatoria electoral, Rajoy fue elegido por el Congreso gracias a la abstención de su rival histórico, el PSOE, que arde ahora en una crisis sin precedentes.

La famosa frase de Camilo José Cela toma forma de nuevo en la persona de Rajoy: «En España, el que resiste, gana».

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