Miami, (EEUU) – La ex Secretaria de Estado Hillary Clinton, por el bando demócrata, y el magnate Donald Trump, por el republicano, ganaron fácilmente las primarias del estado de Nueva York, ampliando su ventaja sobre sus más inmediatos rivales.
Clinton , ex senadora por Nueva York, venció al senador Bernie Sanders y amplió su ventaja para poder lograr los 2,383 delegados necesarios para obtener la nominación por la candidatura presidencial demócrata en la convención de Filadelfia del 25-28 de julio.
El empresario Trump arrasó con sus rivales, el senador cubano-americano Ted Cruz y el gobernador de Ohio, John Kasich, y avanza imparable en su lucha por lograr los 1,237 delegados necesarios para obtener la candidatura presidencial republicana en la convención de Cleveland, del 18-21 de julio.
Tan pronto la CNN anunció la victoria de Trump, el simbólico edificio del Empire State cambió los colores de la fachada de sus 102 pisos por luces rojas, el color con que la cadena de televisión identifica al magnate neoyorquino.
Esta ha sido unas primarias electorales donde tres de los cinco contendientes han luchado por aparecer más neoyorquino que los otros.
Clinton, de 68 años, ha representado en el senado por dos mandatos al estado y vive, con el ex presidente Bill Clinton, en Chappaqua, al norte de Manhattan.
Trump, de 69 años, nació y se crió en Queens y varios de los rascacielos principales de la ciudad de Nueva York llevan su apellido. Y Sanders, de 74, nació en Brooklyn, aunque ahora representa al estado de Vermont en el senado.
Las encuestas indican que el electorado aprecia que Trump es el más “neoyorquino” de todos y ven a Cruz como un “outsider”, más aún cuando éste criticó los “valores” de los habitantes de la ciudad.
Cruz, de 46 años, nació en Canadá como Rafael Edward Cruz, y su padre es cubano y su madre, estadounidense. Representa a Texas en el Senado.
Esta primaria, una más del largo proceso pre-electoral americano que culminará en las elecciones presidenciales del 8 de noviembre, tenía el interés por ver como el controvertido y ultra conservador Trump, se podría desenvolver en un estado tan liberal y de clase media.
Hasta ahora, Trump, con su retórica ultra-nacionalista y conservadora ha estado ganando con facilidad en estados del sur este del país, en poblaciones rurales y de clase trabajadora, de raza blanca y de religión evangélica, muy molestos con lo que consideran el mal gobierno federal en Washington.
Sin contar aún el reparto proporcional que tendrá que hacerse tras las primarias de Nueva York, Trump lleva acumulados 758 delegados, Cruz 553 y Kasich 145.
La incógnita es saber si Trump podrá llegar a la convención con los 1,237 delegados necesarios para la nominación, a pesar que tiene en contra al “establishment” del Partido Republicano que no lo ve como candidato con posibilidades de ganarle a Clinton en noviembre.
Y, además, el partido teme que en su derrota pueda arrastrar la pérdida de escaños republicano tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado.
Además de las presidenciales, el 8 de noviembre están en juego en el Congreso los 435 escaños de la Cámara de Representantes y 34 de los 100 del Senado.
En caso que no logre Trump los delegados necesarios, la convención republicana podría convertirse en “abierta”, donde los delegados, en segunda o tercera votaciones, podrían sentirse desligados de votar al magnate neoyorquino y buscar entonces un candidato de compromiso y más “aceptable”.
Trump, que no se muerde la lengua, ya ha advertido que no permitirá que le roben la nominación y si eso llega a producirse, “habrá disturbios”. Varios analistas ya hablan de una “guerra civil” en la convención republicana que podría fracturar seriamente al partido.
O, en último caso, Trump amenaza también con presentarse como candidato independiente, lo que dispersaría el voto republicano y produciría la debacle total del partido en noviembre.
