Tegucigalpa – En su homilía dominical, la Iglesia Católica en la misa oficiada por el párroco de la catedral metropolitana San Miguel Arcángel, sacerdote Juan Carlos Martínez, cuestionó que hay poderes de perversión con los que no se puede dialogar y actualmente hay mujeres y hombres que están poseídos de espíritus inmundos quienes han perdido su libertad y pasan enganchados en la esclavitud.
–Jesús libera al poseído del sistema ideológico que lo esclaviza y le devuelve su libertad, apuntó el prelado.
En la homilía, Martínez aludió un pasaje bíblico donde Jesús se encontraba enseñando en una sinagoga de Capernaum, donde se encontraba un hombre poseído de un espíritu inmundo que gritaba y a quien Cristo mandó a callar para luego expulsarle los demonios.
“Quién es hoy ese hombre poseído por un espíritu inmundo, es el hombre alienado, dividido, fragmentado y que es también el hombre de nuestra época, muchos espíritus inmundos nos poseen y muchos hombres y mujeres han perdido su libertad y viven enganchados en mil formas de esclavitud”, recalcó.
Agregó que hoy es actual y sigue teniendo vigencia ese hombre poseído de un espíritu inmundo y ciertamente ese hombre se puede ver reflejado en cualquiera de nosotros.
Retomó que en la sinagoga ese hombre reacciona ante Jesús gritando “qué quieres de nosotros, has venido a destruirnos”, es decir que utiliza el plural pues ve en Cristo una amenaza no sólo para él sino para un grupo del que él forma parte.
Añadió que ciertamente Jesús representa una amenaza para todo lo que nos esclaviza y nos aliena de afuera y desde adentro y la cultura de esta sociedad de consumo y del espectáculo deja un gran vacío en el corazón.
En ese sentido, recalcó que el Señor viene a ofrecer a todos un camino de liberación, de esperanza y de alegría y por eso Jesús lo increpó y le dijo “cállate y sal de él”.
Jesús no dialoga con él porque hay poderes de perversión con los que no se puede dialogar, Jesús libera al poseído del sistema ideológico que lo esclaviza y le devuelve su libertad.
Cuestionó que el espíritu inmundo grita y hace mucho ruido, grita muy fuerte y también dentro de nosotros se levantan gritos que nos echan en cara nuestros límites y quieren hacernos perder de vista nuestra dignidad y nuestra libertad.
“Gritan también nuestros desalientos, nuestros pesimismos y siembran la división en nosotros, gritan además la cultura dominante, tenemos que preguntarnos hoy qué gritos escucho dentro y fuera de mí, a qué gritos doy respuestas en mis actos, pero también dentro de nosotros resuena la palabra de Jesús”, recomendó.