París – No es posible estar en dos lugares al mismo tiempo, pero estos pueden permanecer en el recuerdo, y hacerse ver a través de quien los guarda. Namiko Prado-Araï, artista mexicana-japonesa, guarda la herencia artística de Francia, México y Japón, que ahora comparte en París con su exposición «Espacios Flotantes».
La muestra abarca más de 50 obras, muchas de ellas inéditas, realizadas entre 1993 y 2025 por Prado-Araï en diferentes talleres de Ciudad de México, París y Versalles.
En sus ilustraciones trata motivos eminentemente costumbristas, de línea trabajada y color intenso, que huyen de la figuración y abrazan el imaginario visual europeo del siglo XX.
Se trata de un diálogo entre América y Europa, a medio camino entre el muralismo mexicano y la abstracción, pero también entre el pasado y el presente, vanguardia y espejo de sus múltiples raíces.
Es en este punto intermedio, heredero de tres continentes, en el que el concepto de «Espacios Flotantes» cobra sentido: aquellos lugares simbólicos que la artista describe no como un lugar en el que está en uno u otro momento, sino uno por el que transita «real y figuradamente» para aunar tendencias internacionales.
En declaraciones a EFE, Prado-Araï aseguró estar «muy arraigada tanto en Francia como en México» y que, sin embargo, el «espacio flotante» es para ella como «poderse transportar de un ámbito a otro sin ninguna barrera».
«Mi madre también logró transmitirme la esencia de la cultura japonesa, con la cual me identifico mucho, aunque muchas veces me haga sentirme extranjera en mi propio país, México. Tal vez ahí empecé a sentirme flotante», rumió.
Formada tanto en México como en Francia, Prado-Araï desarrolló su carrera a caballo entre ambos países, donde ejerce como pintora, diseñadora, grabadora e ilustradora, aunque se considera «más dibujante y grabadora que pintora».
«No soy realmente pintora al 100 %. Por eso es que también me gusta experimentar con otros soportes, porque no me considero pintora de trabajar en lienzo y de una manera muy tradicional”, agregó.
Esta experimentación, que le ha llevado a realizar obras de esta exposición en materiales como hules o visillos, tienen la voluntad de representar lo cotidiano con experiencias compartidas, y crear, así, un «homenaje a la vida cotidiana».
«Existe un deseo de representar mis objetos cercanos, los que son más banales; de los que estamos rodeados. Todos están en nuestra vida diaria, y fueron el pretexto para ir más allá, para representar lo que no puede representarse, como ideas abstractas o sentimientos», explicó.
En su obra también destaca el uso que Prado-Araï hace del color, puesto que suele guiarse por su complementariedad en función de «sus equivalencias en blanco y negro», es decir, que complementa colores como el rojo o el verde en función de sus equivalencias en una gama de grises, con lo cual alcanza una armonía diferencial.
En su página web, Prado-Araï añade que su obra «cuenta con numerosas exposiciones individuales y participaciones colectivas» en países como México, Francia, Italia, Holanda, Japón y España, donde expuso algunas de sus colecciones en Madrid -en el Instituto de México (1997) y el Palacio de Cristal (2003)-, y en Barcelona -en la Casa Elizalde (1997) y en la Galería American Prints (2002)-.
La exhibición también ha sido concebida en colaboración con Christine Frérot, doctora en Historia del Arte, especialista en arte mexicano y latinoamericano moderno y contemporáneo, investigadora en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales (EHESS, París) y miembro de la Asociación Internacional de Críticos de Arte (AICA).
«Espacios Flotantes», que se abrirá al público el martes 9 de diciembre en el Instituto Cultural de México en París y podrá visitarse hasta el 17 de febrero de 2026, se ha organizado con motivo de la celebración del bicentenario de las relaciones diplomáticas entre México y Francia.
El Instituto Cultural de México se autodefine como «una vitrina de la cultura mexicana en Francia» que ofrece exposiciones y eventos con los que «honrar las civilizaciones y las artes prehispánicas», el «arte popular» y «la creación contemporánea mexicana» desde hace más de 40 años. EFE







