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La victoria demócrata en EEUU es un varapalo y un aviso para Trump, a pesar que el presidente no estaba  en las urnas

Por Alberto García Marrder
Para Proceso Digital, La Tribuna y El País de Honduras

Las pasadas elecciones estatales y municipales en Estados Unidos han sido una aplastante victoria demócrata y una derrota para el que no estaba en las urnas: el presidente Donald Trump.

Y es un aviso para la actual Casa Blanca de lo que puede pasar a Trump en las elecciones parlamentarias del 2026 y sus vagas aspiraciones a un tercer mandato presidencial, a pesar de que lo prohíbe la constitución.

Pero lo que más  le habrá dolido a Trump es la victoria de Zohran Mamdani, un musulmán como nuevo alcalde de Nueva York, la ciudad donde nació y se hizo  millonario inmobiliario.

Mamdani, de apenas 34 años, nació en Uganda de padres musulmanes indios y creció en Nueva York. Con la ayuda de las redes sociales y de los jóvenes ha logrado más de un 50 por ciento de los votos con un programa socialista. Eso sorprende en la capital del capitalismo estadounidense y de haber recibido centenares de insultos de Trump y el desprecio del “establishment” del partido Demócrata.

(Londres es otra de las grandes ciudades con un alcalde musulmán. El laborista de origen paquistaní Sir Sadik Khan), ya va en su tercer mandato).

Votantes en las elecciones para gobernador en los estados de New Jersey y Virginia, además de la alcaldía de Nueva York, dijeron que votaron por candidatos demócratas por sus propuestas económicas.

 Y el gobernador de California, el demócrata y futuro líder del partido Gavin Newsom, sacó adelante un referéndum para redistribuir los distritos electorales en su estado, para favorecerle en un futuro.

La agencia “Associated  Press” (AP) escribe en un cable que el presidente Trump ha recibido en esta votación, una advertencia seria “que  no está en sintonía con las preocupaciones de los votantes de una deteriorada economía”.

“Los demócratas machacaron el 4 de noviembre con algunas de las fórmulas populistas que ayudaron a la reelección de Trump y que ahora no han cumplido”.

“Las preocupaciones sobre la economía han hecho que Trump sea la cara del descontento popular», agrega la AP.

La popularidad de Trump ha descendido a un 38 por ciento y no gusta su manera brusca y altanera de gobernar, especialmente los despidos de funcionarios.

“You are fired”, (“Esta usted despedido”) suele anunciarle por un correo electrónico a funcionarios que llevan más de 25 años en el puesto y que tal vez son sospechosos de alguna filtración.

No gusta tampoco lo de exigir una fiel lealtad y que su gabinete le llene de adulaciones para complacerlo.

Sí preocupa a los votantes su obsesión de gobernar sin el consentimiento del congreso. “Yo soy el presidente y hago lo que me da la gana”, suele repetir. 

El conflicto con Venezuela es un buen ejemplo. Ha formado en el Caribe la mayor flota naval desde la guerra del Golfo (1990-91) sin el permiso del congreso, salvo “informar” de algunos desplazamientos. Pero no pedir un permiso para “entrar en una guerra”.

Como termine este conflicto y el destino del dictador venezolano, Nicolás Maduro, “vivo o muerto”, dependerá del resultado de las elecciones legislativas del próximo año.

La “mano dura” sobre Venezuela la impulsa Marco Rubio, el cubano-americano de Miami, que ejerce como Secretario de Estado y asesor de Seguridad Nacional.

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