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Tegucigalpa nuevamente colapsada por el tráfico en una noche lluviosa

Tegucigalpa– Una vez más, la capital hondureña vivió una noche de total colapso vial. Lluvias, accidentes menores y vehículos averiados fueron suficientes para convertir las principales arterias de Tegucigalpa en un estacionamiento gigante.

Conductores reportaron estar atrapados por más de dos horas, en pequeños trayectos, muchos sin poder llegar a casa a tiempo para disfrutar el partido de la selección nacional ante Costa Rica.

Pero más allá de la frustración cotidiana, el caos vial se ha transformado en un problema que afecta la salud mental y la economía de los capitalinos. El estrés, la ansiedad y la irritabilidad se han vuelto parte del día a día de quienes deben enfrentar largas jornadas de tráfico, con pérdidas de tiempo, ajustes de agendas por retrasos que se traducen en menor productividad y mayores gastos en combustible.

“Ya uno sale con dolor de cabeza y llega a la casa con más cansancio que después de ocho horas de trabajo”, comentó un conductor en sus redes, reflejando un sentir generalizado que no parece tener solución a corto plazo.

En redes sociales, la indignación se desbordó. “Un día más con Tegucigalpa colapsada: tráfico nauseabundo, caos urbano y un diluvio que desnuda la total ausencia de gestión. ¿Y la actual administración? Bien, gracias… disfrutando sus últimos meses en el poder”, publicó el candidato a alcalde Eliseo Castro, en un mensaje que muchos ciudadanos interpretaron como oportunismo político más que empatía real.

Y es que las quejas hacia la actual administración municipal se mezclan con el escepticismo ante los planes reciclados de los aspirantes a ocupar el sillón edilicio. Precisamente este jueves, el alcalde Jorge Aldana presentó su nuevo plan de ordenamiento territorial y movilidad urbana, cuya principal propuesta consiste en que el 70 % de los empleados públicos y privados trabajen desde casa durante la temporada navideña.

La iniciativa —que busca reducir en un 25 % la carga vehicular entre octubre y diciembre— ha sido calificada por muchos como una “aspirina para un problema crónico”. La capital sufre desde hace años la ausencia de un verdadero plan de movilidad sostenible, arrastrando decisiones improvisadas y una infraestructura vial obsoleta o ineficiente heredada de administraciones pasadas y prolongada en la presente.

Mientras tanto, los ciudadanos siguen pagando el precio: más estrés, menos tiempo en familia, pérdidas económicas y una sensación de abandono que crece con cada embotellamiento. Entre el ruido de los cláxones y la frustración generalizada, Tegucigalpa se hunde en su propio tráfico… y sus autoridades, pasadas, presentes y futuras, parecen seguir dando vueltas en el mismo círculo. LB

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