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Literatura, liberalismo, libertad  

Daniel Meza Palma

A la luz del faro de Mario Vargas Llosa, el pensamiento liberal debe fundamentase en el estudio meticuloso, documentado y convencido de la doctrina política liberal en contraste con la doctrina socialista. Comprender la teoría y la práctica de ambas corrientes y contrastar su aplicación en la realidad. Es construir su propio individualismo diferenciándolo del colectivismo socialista.  

Liberalismo es elegir referentes mundiales de la liberalización económica el libre mercado y la competencia; la economía sin intervención del Estado, la desregulación, la privatización y la propiedad privada, en especial; en el campo militar los abanderados de la defensa de la verdadera democracia; en lo político los logros en derechos humanos; y en lo económico la adopción de medidas internacionales como la concreción del Consenso de Washington. 

El liberalismo no debe ser dogmático y acoger en su seno «más discrepancias que coincidencias»; pues no «es una doctrina con respuesta para todo».  Coincide en criterios y valores con el conservadurismo y, a veces, con el auténtico socialismo democrático. Es desmarcarse de pensadores liberales sectarios, «economistas hechizados por el mercado libre como panacea capaz de resolver todos los problemas sociales». 

Es enfatizar que ser liberales no significa ser anarquistas que pretenden la supresión del Estado. 

Al contrario, se promueve un Estado fuerte y eficaz, opuesto a otro abarcador que pretende sustituir a la sociedad civil con mejor desempeño en un ambiente de libre competencia. El rol del Estado es garantizar la libertad, el orden público, la ley y la igualdad de oportunidades. Un Estado pequeño, eficiente es consistente con la transformación constante de la doctrina liberal. Es ideal liberal que las actividades económicas y sociales transiten juntas con mayor participación ciudadana. 

Igualdad de oportunidades no debe significar igualdad de ingresos que «equivale a la desaparición del individuo, a su inmersión en la tribu». Es injusta la igualación salarial; pues «las sociedades que lo han intentado han aplastado la iniciativa individual, eclipsando a los individuos en una masa anodina». 

Igualdad es un sistema educativo que asegure un «punto de partida común» que facilite el acceso de jóvenes a enseñanzas de alto nivel. 

La doctrina liberal representa desde sus orígenes lo más avanzado de la cultura democrática y ha catapultado el progreso en sociedades libres valores como: derechos humanos, libertad de expresión, de minorías sexuales, religiosas y políticas, defensa del ambiente, participación ciudadana y la búsqueda de la felicidad. 

El liberalismo es un estilo de vida tolerante y respetuoso de amor por la cultura y la voluntad de coexistir en sociedad mientras se defiende la libertad como valor supremo.  

Los ideales en el siglo XX se invirtieron: la libertad puesta al servicio de la tiranía, la igualdad al de los privilegios y todas las aspiraciones y fuerzas sociales bajo el vocablo «izquierda», sometidas al servicio del empobrecimiento y la servidumbre. Esta falsificación ha corrompido hasta pormenores del lenguaje y la acción política; invertido la moralidad e implantado la mentira al servicio del pensamiento. 

No es difícil coincidir con Vargas Llosa que la historia carece de lógica, sentido y de la dirección racional que sociólogos, economistas o ideólogos podrían detectar por anticipado. Historiadores la organizan, hacen coherente e inteligible, con criterios e interpretaciones parciales, provisionales, al fin subjetivas. 

Los pensadores socialistas aprovechan y explotan las brechas sociales surgidas de la acumulación del ingreso y la riqueza para deconstruir el avance logrado en el mundo. El neoliberalismo y la globalización que significan avances y retrocesos, agudizan la desigualdad y continúan pendientes de correctivos. Pero, a la inversa de los regímenes típicamente liberales los gobiernos socialistas convierten motores de crecimiento en bloqueos del progreso y fabrican un mundo asimétrico de desinformación global, en su favor. 

Vargas Llosa practicó el pensamiento liberal en su propia existencia. Expresó su odio a las dictaduras en escritos sobre Perú, República Dominicana, Cuba, Brasil, Uruguay, Chile y Argentina, entre otros.  

Adaptó su concepto de libertad en todo y abrazó el liberalismo hasta el final de sus días. 

Su pensamiento contribuyó a pulir el credo de movimientos liberales de América y en otros puntos del orbe.  

Identificó amenazas a la democracia Latinoamericana en la religión; la deshonra de la clase política; la falta de liderazgo de los partidos políticos; la corrupción. Buena parte de la explicación de su fracaso a la presidencia de El Perú, fue anticipar medidas radicales que el establishment y la burocracia no podían permitir.   

Perspectivas de su pensamiento incluyen desarrollar su ideario liberal en un texto exhaustivo y compacto para diseminarse sistemáticamente por entidades democráticas de América Latina (segunda región más desigual del mundo) y perpetuar el liberalismo en democracia, libertad, igualdad (educación), derechos humanos, respeto, fortalecimiento institucional, imperio de la ley, libre expresión, propiedad privada, coherencia, y la búsqueda de la felicidad. 

El principio de pesos y contrapesos ideado por Montesquieu debe extenderse a lo económico y a lo social desde la sociedad civil para moderar la desigualdad. 

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