París – Los familiares de las víctimas del vuelo entre Río de Janeiro y París que se estrelló en el Atlántico en 2009 provocando la muerte de sus 228 ocupantes exigen que sea reconocida la responsabilidad del fabricante aeronáutico Airbus y de la aerolínea Air France, cuyo juicio en apelación se abrió este lunes en la capital francesa.
«Esperamos que se haga justicia, que aparezca la verdad, que los dos acusados, Airbus y Air France, serán considerados responsables y culpables del accidente», aseguró a EFE el vicepresidente de la Asociación de Víctimas, Philippe Linguet, poco antes del inicio del proceso, que acabará a finales de noviembre.
En un juicio que tuvo lugar en 2022, ambas empresas fueron absueltas en primera instancia, pese a que el tribunal reconoció que habían cometido algunas negligencias, pero sin poder demostrarse que tuvieran una relación directa de causalidad con el accidente.
Una postura que mantuvieron ante el tribunal tanto el director general de Airbus, Guillaume Faury, como la de Air France, Anne Rigail, que acudieron a la primera jornada del proceso en apelación.
Los familiares sostienen que no se tuvieron en cuenta las especificidades del accidente, como el hecho de que durante aquel vuelo por vez primera se congelaran las tres sondas que equipaban el A330, lo que a su juicio contraviene la tesis de las dos empresas.
«Pedimos a la justicia que sea valiente. Somos conscientes de que somos David contra Goliat, unas pocas familias contra dos gigantes de la industria europea», añadió Linguet, responsable de una de las asociaciones que agrupa a las víctimas, de 33 nacionalidades, con una mayoría de franceses (72), brasileños (58) y alemanes (26).
Los familiares ponen en cuestión el funcionamiento de las sondas de medición de la velocidad, que se congelaron, enviando una información errónea a los pilotos.
También consideran que estos no habían recibido de parte de Air France la formación adecuada para afrontar este tipo de incidentes, lo que les llevó a elevar la altitud del avión hasta que dejó de planear y acabó estrellándose en aguas del Atlántico a unos mil kilómetros de las costas de Brasil, unas cuatro horas después de su despegue.
Tanto Faury como Rigail tomaron la palabra ante el tribunal para mostrar su compasión por las víctimas, pero también reiterar que sus compañías no tienen responsabilidad en el accidente.
«Air France mantiene que no cometió ningún delito penal que provocara el accidente. Entiendo que es difícil de asimilar para los familiares de las víctimas y les reitero nuestra compasión», aseguró la responsable de la aerolínea.
Faury, por su parte, aseguró que la seguridad aérea es su «obsesión» y que desde el momento del accidente Airbus se obstinó en conocer las causas del mismo porque «es así como avanza el transporte aéreo».
Aseguró que «no se deben minimizar las leyes de la física que se producen en un avión que vuela a 1.000 kilómetros por hora y a 9.000 metros de altitud» y recordó que «cada segundo despega o aterriza un Airbus en el mundo».
«Cada mañana me levanto con el estrés de conocer si habrá habido un accidente. Pero en el Río-París, tras años de análisis, no reconocemos los delitos que se nos reprochan, lo digo con humildad y respeto a la justicia», señaló. EFE
(vc)