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El papa destaca la «sed de justicia» de pueblos «con condiciones inhumanas inaceptables»

Ciudad del Vaticano – El papa León XIV pidió este sábado reflexionar sobre los «tantos países y pueblos que tienen hambre y sed de justicia, porque sus condiciones de vida son tan injustas e inhumanas que resultan inaceptables», en el discurso que pronunció en la plaza de San Pedro ante los miles de peregrinos llegados a Roma para el Jubileo.

En su discurso dedicado al Jubileo de la Justicia pidió reflexionar «sobre un aspecto de la justicia que muchas veces no se aborda lo suficiente: la realidad de tantos países y pueblos que tienen hambre y sed de justicia, porque sus condiciones de vida son tan injustas e inhumanas que resultan inaceptables».

Y al respecto, afirmó: «Porque donde no hay justicia no puede haber tampoco un Derecho. Lo que se hace según Derecho se hace con justicia».

«Pero lo que se hace injustamente es imposible que sea según Derecho. Donde no hay justicia no hay Estado», agregó el papa agustiniano refiriéndose a las reflexiones de San Agustín.

«Las exigentes palabras de san Agustín nos inspiran a todos a dar siempre lo mejor en el ejercicio de la justicia al servicio del pueblo, con la mirada puesta en Dios, para respetar plenamente la justicia, el derecho y la dignidad de las personas», agregó León XIV.

En su discurso el papa estadounidense y peruano destacó la importancia de la justicia «frente a los diferentes conflictos que pueden surgir en la acción individual, o en la pérdida de sentido común que incluso puede afectar a instituciones y estructuras».

Subrayó que «la justicia se hace concreta cuando se orienta hacia los demás, cuando a cada uno se le da lo que le corresponde, hasta alcanzar la igualdad en la dignidad y en las oportunidades entre los seres humanos».

Y lamentó «que existen crecientes discriminaciones cuyo primer efecto es precisamente la falta de acceso a la justicia».

«La verdadera igualdad, en cambio, es la posibilidad de que todos puedan realizar sus aspiraciones y ver garantizados los derechos inherentes a su dignidad, respaldados por un sistema de valores comunes y compartidos, capaces de inspirar normas y leyes que sostengan el funcionamiento de las instituciones», dijo.

Por ello, a las personas implicadas en la Justicia instó a «la búsqueda o la recuperación de los valores olvidados en la convivencia, su cuidado y su respeto».

Y citó «la expansión de conductas y estrategias que muestran desprecio por la vida humana desde su inicio, que niegan derechos fundamentales para la existencia personal y no respetan la conciencia de la que nacen las libertades».

También pidió reflexionar «sobre un aspecto de la justicia que muchas veces no se aborda lo suficiente: la realidad de tantos países y pueblos que tienen hambre y sed de justicia, porque sus condiciones de vida son tan injustas e inhumanas que resultan inaceptables». EFE

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