Óscar Flores López
Periodista
Después del grito de Independencia, los próceres centroamericanos armaron una potra frente al Palacio Nacional de Guatemala. A José Cecilio del Valle y a Pedro Molina les tocó escoger los jugadores de los dos bandos, al mismísimo estilo del barrio.
José Matías Delgado, por aquello de ser cura, fue nombrado árbitro de aquel memorable partido que nunca existió…
Y ahora ya, en serio.
En doscientos años de Independencia, los logros de Honduras en el deporte han sido, salvo escasas excepciones, modestos, al punto que solo tenemos dos campeones del mundo, uno en boxeo y otro en ajedrez.
A la falta de algún documento que resuma los 200 años del deporte hondureños –y si lo hay, lo desconozco–, recurro a dos elementos del fanático: la memoria y el corazón.
No son infalibles, así que de antemano pido disculpas por las “metidas de patas” que, son ninguna duda, tendrá este artículo.
DONDE SALTA LA CONEJA… NO SALTA LA LIEBRE
Pequeños logros, pero logros al fin. Por algo se comienza. De 1821 a 1921, no hay nada que destacar, pero no es motivo para asustarse.
Los Juegos Olímpicos de la era moderna se realizarían por primera vez en 1896, y el único que podía darnos alguna medalla de oro en tiro o esgrima –el general Morazán–, había sido fusilado en 1842.
Como para terminar de jodernos la vida, la institución deportiva más importante del país, Olimpia, fue fundado en 1912, pero como equipo de béisbol, y no de fútbol, y sus hazañas tardarían en llegar.
Y hablando del Olimpia, fue el primer club en rugir a nivel internacional cuando logró el título de Campeón de Campeones de Centroamérica y México 1959.
En 1972, el Viejo León se coronó campeón de Concacaf, título que repetiría en 1988 con un equipo en el que brillaban (y aún brillan en el corazón de la hinchada), Belarmino Rivera, Daniel Zapata, Indio Ruiz, Rudy Williams, JC Espinoza, Flaco Hernández, Vicente Viera, Rata Contreras, Juan y Dolmo Flores.
Si la memoria no me falla (crucemos los dedos que así sea), los primeros grandes triunfos internacionales de Honduras ocurren gracias a José Enrique Cardona, la veloz Coneja de La Lima: 1 Copa del Generalísimo en 1965 –hoy Copa del Rey–, y dos Ligas de España con el Atlético de Madrid en las temporadas 65-66 y 69-70.
Y paremos de contar por un buen tiempo. Si en fútbol nos iba mal, en otros deportes nos iba peor.
El poco apoyo gubernamental y la apatía de la empresa privada han sido una combinación letal que impide el crecimiento del deporte en Honduras.
NO TODO ES FÚTBOL Y LA SIRENA QUE NOS ENAMORÓ
Cuando me pidieron escribir este artículo, lo primero que pregunté fue “¿Solo fútbol?”. La respuesta me dejó preocupado: “No, de todos los deportes”.
Por razones obvias: el fútbol es mi deporte favorito.
En su sonrisa enorme cabían todas nuestras sonrisas, y recuerdo que su pecho estaba forrado de oro. Ana Joselina Fortín puso en alto el nombre de Honduras en los Cuartos Juegos Deportivos Centroamericanos 1990 con cinco medallas de oro, dos de plata y tres de bronce.
En su casa hay nada menos que 500 medallas y 60 trofeos, lo que la convierte, sin duda, en una de las mejores atletas hondureñas de la historia.
A los 44 años, luego de desempolvar el traje de baño, ganó dos de oro y una de plata en el Mundial de Maestros realizado en Italia.
Ni siquiera grandes figuras como Miguel Ferrera (tae-kwondo), Rolando Palacios (atletismo) o Iizzwa Medina (ping-pong) y la misma Ana Joselina Fortín han podido subir al pedestal olímpico.
Sin embargo, eso no les quita sus logros más importantes en otros torneos:
Miguel Ferrera: medalla de bronce en el Campeonato Panamericano de Taekwondo en los años 2008 (Caguas, Puerto Rico) y 2016 (Querétaro, México).
Rolando Palacios: medalla de oro en los XXII Juegos Centroamericanos y del Caribe Veracruz 2014 en 100 metros planos.
Iizzwa Medina: medallas de bornce en Juegos Centroamericanos y del Caribe: Cartagena 2006 (individual), Cartagena 2006 (dobles) y Mayaguez 2010 (individual).
Mientras Costa Rica presume del oro olímpico ganado por las hermanas Sylvia y Claudia Poll en natación; y Guatemala saca pecho con el marchista Erick Barrondo, ganador de plata en Londres 2012, y con Mateo Flores, oro en la Maratón de Boston, Honduras y El Salvador son las Cenicientas del deporte centroamericano.
Nicaragua es cosa aparte con grandes campeones mundiales de boxeo, entre ellos, el Flaco Explosivo y miembro del Salón de la Fama, Alexis Argüello.
FÚTBOL BENDITO
Con dos empates y una derrota heroica que conmovió al mundo, la Selección de Honduras en el Mundial de España 82 fue recibida en Tegucigalpa por una alfombra humana que cubrió desde el aeropuerto de Toncontín hasta el Estadio Nacional. No pasamos a la siguiente ronda, pero vaya que fuimos felices.
A nivel de selecciones olímpicas, Honduras clasificó a Sídney 2000, Pekín 2008, Londres 2012 y Río 2016.
Fue en Río donde la Mini H estuvo a punto de armar el carnaval, pues superó la fase de grupos y se metió en semifinales. Al final, quedó en cuarto, y regresó con las manos vacías. Cerca, muy cerca.
Pongamos rewind al casete. ¿Recuerdan que dejamos al Olimpia con dos títulos de Concacaf? Bueno, eso no es todo. Pues el Viejo León volvió a sacar las garras a nivel internacional en 2001 y clasificó al Mundial de Clubes.
El torneo, finalmente, no se realizó, pero eso no borra la hazaña conseguida de la mano del entrenador Edwin Pavón.
A nivel personal, además de la Coneja Cardona, jugadores como Gilberto Yearwood, Amado Guevara, Carlos Pavón, Tyson Núñez, David Suazo (capitán y máximo goleador en la historia del Cagliari, y campeón de Serie A con el Inter), Emilio Izaguirre, Maynor Figueroa, destacaron en ligas extranjeras.
No fuimos campeones del mundo, pero sí tercer lugar en la Copa América 2001. Los brasileños saben de qué estoy hablando. Los uruguayos también.
Antes, en los Juegos de Mar de Plata 1995, eliminamos a Brasil en cuartos de final en una noche gloriosa olorosa a Flores y con sabor a Chocolate.
¿TEÓFIMO ES HONDUREÑO?
Cosa curiosa, un boxeador sin grandes triunfos como el Muñeco González alcanzó mayores niveles de popularidad entre el pueblo hondureño que Teófimo López, campeón mundial en peso ligero.
Aunque legalmente López es hondureño porque es hijo de hondureños, todavía no es aceptado del todo por un pueblo al que no le caería mal tener un campeón del mundo.
Pero la Constitución podrá decir muchas cosas, pero no da calor y cariño de pueblo, y eso es lo que López no tiene acá en Honduras. Su pinta de “nuyorkino” lo delata.
Tampoco ayuda que haya peleado por Honduras en los Juegos Olímpicos de Río 2016 “ya porque ni modo”, luego de que no pudiera hacerlo con Estados Unidos, como era su intención desde un inicio.
Con su voz aflautada, el Muñeco, un antiguo pescador de Nueva Armenia, Atlántida, fue el primer gran ídolo del boxeo hondureño.
Sin embargo, Honduras tiene a un entrenador campeón mundial en boxeo. Teófimo López padre, quien emigró de San Pedro Sula hacia el norte del continente –como miles–, en busca del llamado sueño americano.
Y se le hizo realidad.
En los Juegos Panamericanos de Mar de Plata, un boxeador, Geovanny Bacca, y la judoca Dora Maldonado, ganaron bronce.
Poco conocida es la historia del “jeibeño” Steve Van Buren, primer hispano exaltado al Salón de la Fama de la NFL.
¿Logrará mandarla de homerun Mauricio Dubón y convertirse en el primer hondureño en ganar una Serie Mundial de béisbol? Puede ser.
Lo que Honduras no ha conseguido con las manos o con los pies, lo ha logrado con la cabeza.
Jorgito Zamora, campeón mundial U12 en ajedrez en la década de los 90´s y Nelson Fernández, rey del Abierto de Ajedrez de Las Vegas, son un orgullo nacional. Ninguno, tristemente, despertó el entusiasmo popular.
No es para sentirse mal. Tampoco para sentir envidia por los logros de los demás países centroamericanos. Después de todo, ninguno de ellos ha tenido en doscientos años de Independencia a personajes a la altura de Francisco Morazán y de José Cecilio del Valle.
Y no es poca cosa, ¿verdad?
OFL