La nota de prensa detalla la conformación de la nueva estructura criminal liderada por la MS-13 y en la misma se dan a conocer pormenores de los vínculos de los carteles mexicanos en Honduras y El Salvador.
La información es divulgada unos días de que en Honduras, fuerzas de seguridad lograran la captura de pandilleros salvadoreños.
También la semana anterior, la Policía hondureña informó sobre la detención en Ocotepeque de otros tres pandilleros salvadoreños, así como un hondureño, quienes portaban armas y municiones, además se cree que preparaban un “gran golpe” en el país.
Por su importancia Proceso Digital ofrece a sus lectores la nota inédita divulgada en la referida publicación periodística salvadoreña:
MS-13 recibe instrucción de combate El 9 de febrero, en San Alejo fueron adiestrados 60 pandilleros en tácticas militares, los 13 mejores fueron enviados a Honduras. Tres cabecillas son parte ya de un cártel mexicano y para finales de febrero preparaban un envío grande de drogas hacia México que les dejaría una ganancia, por el transporte, de $200,000. La pandilla 18, asentada en Pasaquina, tampoco se ha quedado atrás en el narcotráfico. En enero movieron más de 800 kilos que tenían escondidos en esa ciudad, tras lograr que quitaran un puesto de agentes antinarcóticos. Grupo Especial para Operaciones Especiales del Barrio… Así se llama un grupo armado de la mara Salvatrucha cuya formación o entrenamiento militar comenzó el 9 y 10 de febrero en una zona rural del municipio de San Alejo, departamento de La Unión, de acuerdo con fuentes policiales y de inteligencia militar. Menos de dos semanas después, otra sesión de instrucción militar, aunque menos intensa, se realizó en una zona rural del municipio de Quezaltepeque, departamento de La Libertad. La mara Salvatrucha y la pandilla 18 son los dos grupos criminales más fuertes que operan en El Salvador y que desde hace un par de años ha fortalecido su incursión en el tráfico de drogas, según lo ha señalado en reiteradas ocasiones el actual ministro de Seguridad y Justicia, Ricardo Perdomo, quien ha confirmado que se investigan dichos entrenamientos militares. Meses después de que se hiciera pública la tregua, puesta en marcha con la venia del Gobierno, la MS-13 reescribió sus reglas o su código en el cual ya contemplaba la formación de un grupo operativo especial. El Diario de Hoy obtuvo una copia de esas nuevas disposiciones o reglas que debían regir a los miembros salvadoreños de la MS-13 (ver documento). Uno de esos puntos, el número 24, establece que se debía «Organizar un grupo de reacción de la «MSX3» contratar ex guerrilleros o ex militares resentidos. A ambos grupos pagarles y que capaciten homeboys (mareros) con estrategias militares. Es de aprovechar que esta gente se encuentra resentida», reza parte del documento. Dicho y hecho. Tácticas de emboscadas, escape y fuga, contraemboscada, contención de fuerzas enemigas, así como montaje y desmontaje de diversas armas fueron las primeras instrucciones de táctica militar que exmiembros del de unidades especiales de la Fuerza Armada, desmovilizadas luego de los Acuerdos de Paz, y de actuales fuerzas especiales, impartieron a un grupo de 60 pandilleros de la MS-13 seleccionados de varias clicas a nivel nacional, según fuentes de inteligencia. La orden girada por los «12 apóstoles», o «Ranfla Nacional», esto es los 12 principales cabecillas, fue que eligieran a los mejores cuadros. Y eso hicieron. Por ejemplo, de la comunidad Iberia, en San Salvador, asistieron dos mareros; también llegaron dos de Apopa. Y así, de oriente, occidente… Los mejores y más leales. Los mareros que han dado suficientes pruebas de lealtad y con actitudes guerristas. Entre esos 60 también incluyeron 14 palabreros, es decir, 14 cabecillas jefes de clicas locales. Con muchos días de antelación, contactaron a quienes les darían el entrenamiento. Y tal como lo dice el punto 24, contactaron a veteranos de guerra, que fueron especializados en los años 80 y desmovilizados luego de los Acuerdos de Paz en 1992. Les hicieron un ofrecimiento tal que, para veteranos de guerra que se sentían abandonados por el Estado luego de dejar toda su juventud o parte de su integridad física en el campo de batalla, no era nada despreciable. Veinte autos, 30 fusiles y 60 mareros En fin, los instructores contactados fueron de esos que no tienen nada que perder pero sí mucho que enseñar a cambio de un buen dinero. Lo mismo han hecho con miembros activos del Ejército, afirman las fuentes. Así, el 9 de febrero, unos 20 vehículos todoterreno, entre camionetas Prado, Land Cruiser y pick ups doble cabina, desfilaron por el cantón Pavana, en San Alejo; luego en las proximidades del puente Siramá, que pasa sobre el río del mismo nombre, que atraviesa la carretera Panamericana, se internaron en una de tantas calles de tierra rumbo a unos potreros, de los muchos que abundan por estos días con pastos amarillos por el zacate seco. En la caravana de los 20 vehículos, de acuerdo con las fuentes, fue visto el pick up negro, el mismo en el que 15 días después, el 24 de febrero, se transportaban varios mareros que abordaron un autobús de la ruta 342 y asesinaron a Víctor Alfonso Velásquez, de 28, y a la mujer de éste, que estaba embarazada. A bordo de los 20 automotores iba más de medio centenar de mareros, con 29 o 30 fusiles en su mayoría, AK-47, incluyendo un cabecilla que supuestamente es de Apopa y que últimamente se ha asentado en una casa del cantón Pavana, quien se jacta de que en su pick up carga una hacha que usa para mutilar a sus rivales, mareros o policías o cualquier otra persona a la que se le tenga que ajustar las cuentas. Hato Nuevo, Siramá, Pavana, El Jiote, El Talpetate, Agua Agria y El Tortolo son solo algunos nombres de cantones y caseríos de San Alejo y Pasaquina, en La Unión, en donde las pandillas se han posicionado fuertemente no tanto para lucrarse de las extorsiones sino para convertirse en distribuidores y transportistas de fuertes cantidades de droga. Desde la ciudad de Pasaquina y El Jiote, cantón de San Alejo, el traslado de entre 40 y 80 kilos por semana hacia San Salvador y Sonsonate es algo que se ha vuelto un asunto de cada semana. Incluso, algunas fuentes aseguran que una masacre cometida este año en el occidente del país fue un ajuste de cuentas por un tumbe o robo de 40 kilos de cocaína. De acuerdo con las fuentes, el poder de las pandillas en Pasaquina y San Alejo no sólo es en armamento o en cantidad de miembros, sino también en influencias o capacidad de corrupción. En diciembre anterior, en la ciudad de Pasaquina, la pandilla 18 tenía almacenados 800 kilos cuyo traslado les preocupaba mucho debido al establecimiento de un grupo de la División Antinarcóticos (DAN) que en esa ciudad habían instalado. Pero, al parecer por influencias de supuestos jefes policiales corrompidos, el grupo antinarcóticos fue removido de Pasaquina a mediados de enero. ¡Y Pasaquina volvió a ser un lugar seguro para los narco pandilleros de la 18! Las fuentes indican que movieron los 800 kilos y ahora hasta hay tiendas que sin disimulo venden droga al menudeo a toda hora del día sin que los elementos del puesto policial de esa localidad hagan algo aunque conocen el fenómeno. Quienes están tras la coordinación de esos traslados de drogas en el sector de Pasaquina y algunos sectores de San Alejo, ambos municipios fronterizos con Honduras, son dos hombres que por años han trabajado como sicarios del cartel de Los Perrones, una agrupación narcotraficantes, lavadores de dinero y contrabandistas del oriente salvadoreño. Tres de la MS parte ya de cártel mexicano La MS-13, según las fuentes, ha sido aprovechada por las pandillas para organizarse mejor. Previendo que los 12 cabecillas que conforman la «ranfla nacional» puedan ser enviados al penal de máxima seguridad en Zacatecoluca, conocido como Zacatrás, estos mismos han designado dos o tres líneas de mando que serían como una segunda y tercera «ranfla». Con lo anterior lograrían que la estructura de la MS-13 siga operando sin tropiezos. Asimismo, fuentes de EDH aseguran que el entrenamiento militar de la MS-13 va más allá de ser transportistas de drogas de grupos locales. Al menos tres cabecillas de la «Ranfla Nacional», también conocida como «Los 12 Apóstoles», de la MS-13, ya son parte de la estructura organizativa de un cártel mexicano que operan en territorio salvadoreño. El entrenamiento militar de la MS-13, pues, sería para establecerse ya como un satélite de un cártel mexicano y también para expandirse hacia Honduras. De hecho, las fuentes policiales indican que pocos días después de que recibieran el entrenamiento militar en San Alejo, del grupo de 60 fueron seleccionados los 13 mejores y éstos fueron llevados a Honduras para servir como guardaespaldas de un reconocido narcotraficante de ese país, a quien las fuentes sólo mencionan con el nombre de César. Es más. De acuerdo con las fuentes, para la segunda mitad de febrero, la MS-13 planificaba hacer su primer envío de drogas hasta México. Los cálculos les arrojaban una ganancia de aproximadamente 200 mil dólares. Las fuentes indican que el entrenamiento de la MS-13 no se quedó nada más con la instrucción recibida en la zona rural de San Alejo, donde las fuentes estiman que hay unos 85 miembros de esa agrupación armados con fusiles M-16 y AK-47. El 23 de febrero, en el cantón Platanillos, del municipio de Quezaltepeque, un excombatiente instruyó a 30 mareros en manejo, arme y desarme de fusil AK-47, uno de los más contrabandeados por el sector de Los Jiotes (San Alejo), donde, según las fuentes, puede conseguirse en 350 dólares. Ese tráfico de armas, de acuerdo con las fuentes también está en manos de la MS-13. Las armas les vienen a través de militares hondureños. La Policía salvadoreña lo sabe pero no entra a ese lugar.
|