Tegucigalpa – En Honduras la tradición del Día de los Fieles Difuntos hace que las familias se preparen para recordar a sus muertos, una circunstancia que no cubre a un sector de quienes han dejado de existir y cuyos cuerpos, anónimos, han sido depositados en fosas comunes.
Como ocurre en la mayor parte de América Latina, en Honduras el día de recordación de ángeles (niños) y muertos es una costumbre que se evoca con rezos, flores, visitas a los camposantos, gastronomía tradicional y diferentes tributos en memoria de los que han dejado de existir.
El arraigo a la tradición es tan profundo que hace a los pobladores movilizarse fuera de las ciudades donde residen. Hasta allí llevan tributos a sus antepasados cuyos restos han quedado sepultados en los lugares de origen.
Al margen de estas tradiciones, sin un velatorio, sin una misa de cuerpo presente, sin una mortaja y sin un ataúd, decenas de hondureños fallecidos, que no son reclamados por sus familiares y al mantenerse en carácter de desconocidos, en los cuartos fríos de la morgue del Ministerio Público, se entierran en fosas comunes.
Entierros masivos
De acuerdo a estadísticas proporcionadas por la portavoz del Centro de Ciencias Forenses del Ministerio Público, Issa Alvarado, en 2009 se inhumaron masivamente 124 cadáveres; 115 en el 2011, para el 2013 fueron 145 y 124 en 2014.
Agregó que cada año se realizan entre cuatro y seis entierros en fosas comunes donde los cuerpos son depositados, cubiertos por bolsas plásticas.
Los encargados de la fúnebre tarea tienen el cuidado de enumerar los cuerpos y etiquetar con su nombre los de las personas que han sido identificadas pero no reclamadas.
Alvarado dijo que generalmente las personas que se depositan en fosas comunes murieron de forma violenta, algunos por indigencia, otros generalmente son ancianos que fueron abandonados por su familia o niños que nacieron muertos en hospitales públicos y fetos.
Es importante destacar que de conformidad con las normas sanitarias, de forma particular el artículo 206 del Código de Salud y el Reglamento General de Salud Ambiental, hay un término de tiempo específico para el entierro masivo de cuerpos en caso que no hayan sido reclamados por los dolientes.
Datos oficiales establecen que en Honduras se producen un promedio de 11 homicidios diarios. Muchas personas son ingresadas a la morgue judicial en carácter de desconocidos y algunos de éstos nunca llegan a ser reclamados por sus familiares.
En lo que va del año, ya se han realizado tres entierros masivos en Tegucigalpa.
Uno de los entierros masivos del presente año, se efectuó en marzo pasado con 49 cuerpos, entre los cuales se lograron identificar siete cuerpos que no fueron reclamados. En la mayoría de los casos no se logró establecer nombres e identidades.
Posteriormente, en julio pasado el Instituto de Ciencias Forenses, por medio del Departamento de Patología Forense procedió a la inhumación de 40 cuerpos.
Los entierros masivos se realizan en el cementerio Divino Paraíso de Comayagüela, un lugar donde descansan los restos de personas de escasos recursos económicos y donde también se albergan a los difuntos «sin nombre».