Zelaya, que partió en una caravana de vehículos escoltada por agentes de seguridad, dijo en una rueda de prensa antes de partir que sigue «siendo el presidente electo democráticamente por los hondureños» y que tiene la intención de regresar a su país «a tomar posesión» de nuevo.
«No existe ley para destituir al Presidente. Ha habido un golpe de Estado pero no hay manera legal de destituir un presidente de Honduras», subrayó el gobernante en relación a la decisión del Parlamento de su país de destituirlo de su cargo y nombrar al titular de ese órgano, Roberto Micheletti, en su lugar.
Zelaya explicó además que mañana, después de las reuniones en Managua de la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA), del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA) y del Grupo de Río para tratar la crisis en Honduras y apoyarlo a él, decidirá cuándo regresará a Honduras.
«En Honduras, como en Costa Rica, los únicos presidentes legítimos son los elegidos por el pueblo», insistió antes de partir de San José, a donde llegó en horas de la mañana obligado por militares que lo sacaron de su casa por la fuerza.
«Lo que se ha hecho es una barbaridad. Inventaron excusas para dar un golpe, pero ante los ojos del mundo están condenados», expresó.
«Lo que hay es una conspiración política-militar en contra de un gobierno que está trabajando por hacer el bien al país. No tengo delito, violación a la ley ni a la Constitución», dijo en respuesta a los argumentos citados por el Congreso para destituirlo.
Zelaya descartó que vaya a regresar a Honduras por la fuerza ni apoyado por tropas de ningún país. «Soy un hombre de paz, no creo en la fuerza. La razón y la fe deben mover la humanidad. Lucho por el dialogo y la concertación. No uso armas», expresó.
El mandatario, que es aún reconocido y apoyado por la comunidad internacional, informó de que sus hijos se encuentran refugiados en diversas embajadas en Honduras y de que su esposa se mantiene escondida por temor a ser capturada.
Agregó que algunos de sus ministros fueron detenidos, que los medios de comunicación fueron «intervenidos» y que «los militares están en las calles atropellando la democracia de Honduras».
Zelaya agradeció al gobierno costarricense por acogerlo durante el día como «huésped», así como a diversos presidentes americanos con quien mantuvo contacto telefónico y de los cuales recibió total apoyo.
Mencionó entre ellos a Felipe Calderón, de México; Mauricio Funes, de El Salvador; Hugo Chávez, de Venezuela; Daniel Ortega, de Nicaragua; Rafael Correa, de Ecuador, y Michelle Bachelet, de Chile.