El día 19 de noviembre se estableció a nivel internacional como un día de lucha que busca visibilizar una realidad que afecta cotidianamente a niños, niñas y adolescentes en el mundo entero y es el abuso sexual infantil, una de las formas más graves de violencia hacia la niñez. Se produce en mayor medida en el ámbito familiar y cotidiano por personas de su confianza y es ejercido mediante la manipulación, el sometimiento, las amenazas, el establecimiento de secretos y silenciamientos, que generan sentimientos de miedo, culpa y vergüenza, que muchas veces llevan a la retracción.
En todos los grupos etarios, el mayor porcentaje de niñas, niños y adolescentes víctimas de violencia sexual pertenece al género femenino, representando casi 4 veces más que el masculino. El mayor porcentaje de niñas, niños y adolescentes se concentra en el rango etario de 12 a 17 en donde las consecuencias de estos delitos perduran en el tiempo, afectando el desarrollo y las etapas futuras de sus vidas. Por tal razón, debemos comprometernos a profundizar el trabajo mancomunado entre distintos organismos nacionales, locales y de la sociedad civil, en la detección temprana de este tipo de situación y efectivizar la protección de niños, niñas y adolescentes.
Una de las principales herramientas de prevención del Abuso Sexual Infantil es la Educación Sexual Integral (ESI), a partir de la cual se trabaje junto con la niñez, sus familias, docentes y referentes comunitarios formas de cuidado del cuerpo, de la afectividad y sexualidad, trabajar en los establecimientos educativos en la elaboración de propuestas institucionales y pedagógicas para la promoción y el fortalecimiento de conductas de autoprotección, la detección de la violencia sexual contra la niñez y adolescencia y para que existan espacios de escucha y atención temprana y, en el marco de los normas y protocolos existentes, se restituyan los derechos que han sido vulnerados.
Por otra parte, resulta necesario despatriarcalizar formas judiciales que objetualizan a la niñez y generan revictimizaciones mediante vinculaciones forzadas debido a minimizar o descreer de sus relatos y no concluyen en una sanción hacia la persona agresora, tan necesaria para la reparación de los daños producidos a las víctimas. Frente a este escenario es necesario promover una escucha especializada que pueda prestar atención a lo que grita nuestra niñez en sus múltiples lenguajes de expresión; que aloje mediante la comprensión sin prejuicios y responda mediante acciones certeras de protección, construir espacios de reflexión en donde se pueda enseñar a la niñez sobre el respeto por su cuerpo, a decir NO, evitar cualquier agresión física utilizado como método para mejorar la conducta; el castigo físico da al niño o niña la percepción de que los adultos pueden hacer uso de su cuerpo sin su permiso, escuchar y no dudar de la palabra de los agredidos
Hoy te invito a que nos unamos al compromiso para prevenir todo tipo de abuso contra la niñez, ellos solos no pueden. Recuerda, el abuso sexual infantil es un crimen a la infancia, no debe permanecer oculto.