Madrid – «Ojalá esto sea el principio de algo muy grande», expresó Eric García, el central de 20 años de la selección española, uno de los 19 futbolistas del equipo en la Eurocopa 2020 que no supera la treintena o uno de los trece jugadores que no van más allá de los 26 años, preparados todos ellos para nuevos retos.
Sergio Busquets y Jordi Alba son los más veteranos, con 32 años, en edad aún de jugar el Mundial de Catar 2020 y quién sabe si incluso la siguiente Eurocopa de 2024 (tendrían 35 años), aunque el medio centro y capitán ya avanzó durante la cita multinacional de este año su visión de que sería su última fase final de la Eurocopa.
«No lo sé (su futuro con España). No es el momento de pensar en mí. Es el momento de estar triste y orgulloso del equipo. El futuro de la selección se encara con optimismo y da igual que esté yo o no», afirmó Busquets tras la derrota en los penaltis contra Italia en el estadio de Wembley, en su tercera Eurocopa consecutiva.
«Ojalá pueda llegar al Mundial de Catar. Me veo bien. Físicamente me veo mucho mejor que otros años. El míster ya me conoce. Sé lo que quiere en cada momento. Cuando no dé el nivel o el míster decida que no doy el nivel no vendré más, pero creo que puedo dar mucho más a la selección y a mi club», proclamó, por su parte, Jordi Alba.
Thiago Alcántara, César Azpilicueta y David de Gea están en la treintena, con 30 años el medio centro y el portero y con 31 el defensa del Chelsea. Al borde de ella, con 29, están Koke Resurrección, Pablo Sarabia y Gerard Moreno. Y todos los demás están por debajo mientras vislumbran un futuro que, visto lo visto en esta Eurocopa, promete mucho para la selección española. Por lo menos, lo aparenta, más allá de la eliminación en los penaltis contra Italia.
Pedri es el más joven, con tan solo 18 años. Después, Eric García, con 20. Ferran Torres tiene 21; Robert Sánchez y Dani Olmo, 23; Mikel Oyarzabal, Pau Torres y Unai Simón, 24; Rodri Hernández, Fabián Ruiz y Adama Traoré, 25; Marcos Llorente y José Luis Gayá, 26; Aymeric Laporte y Diego Llorente, 27; y Álvaro Morata, 28.
Aún les queda mucho recorrido a todos ellos, incluso a los más expertos, con el Mundial de Catar 2022 tan cerca, a un año y medio vista, o con la siguiente Eurocopa, en 2024, a tres años, dentro de un proyecto tan consolidado como lo es actualmente el de Luis Enrique Martínez, reivindicado de forma imponente en este torneo.
«Yo creo que el equipo ha crecido, cuantificar eso es bastante difícil. Desde hace varias concentraciones, antes de la Eurocopa, he visto muchas cosas positivas y un perfil de jugadores jóvenes que tienen muchas ganas de triunfar. Desde que llegamos, nuestro objetivo era formar un equipo independientemente de la edad de los jugadores, del equipo al que pertenecían y que los aficionados se puedan sentir orgullosos de sus jugadores. Yo creo que lo hemos conseguido», explicó el seleccionador después de la eliminación.
«Yo estoy muy orgulloso de ellos. Se gana experiencia, tenemos muchos jugadores jóvenes que han aportado cosas difíciles de entender con la edad que tienen. Hemos sido un equipo de principio a fin», enfocó el técnico, en la misma línea que otros jugadores, en ese aprendizaje constante que tiene todo proceso que surge con tanta juventud, que necesita también experiencia para madurar del todo.
Salvando las distancias, teniendo en cuenta que aquel equipo probablemente fue inigualable, la generación de oro española -aquella que lo ganó todo en el ciclo entre 2008 y 2012, con dos Eurocopas y un Mundial, primero al mando de Luis Aragonés y luego de Vicente Del Bosque- también aprendió de eliminaciones dolorosas, antes de alcanzar las cotas a las que llegó para ser una referencia.
Antes de ganar la Eurocopa 2008, el portero Iker Casillas sufrió la decepción de la eliminación en el año 2000 en los cuartos de final ante Francia, en el Mundial 2002 frente a Corea del Sur o en el de 2006 contra Francia. También el batacazo de la primera fase en Portugal 2004. Fueron cuatro frustraciones antes de hacer historia.
Casi las mismas que Xavi Hernández, en las grandes competiciones de 2002, 2004 y 2006, sin ir más allá de los cuartos de final, como también le ocurrió a Carles Puyol. En las dos últimas, igualmente, a Xabi Alonso, a Fernando Torres y a Joan Capdevilla. Y en 2006 a Sergio Ramos, Marcos Senna, David Villa, Carlos Marchena, Cesc Fabregas y Andrés Iniesta; la base que dominó el mundo con un estilo incontestable, que también pasó por el pertinente aprendizaje.
«Orgulloso de esta selección. Muchas felicidades… estoy convencido de que este equipo nos va a dar muchísimas alegrías», predice Iniesta. (ag)