Nueva York – El presidente estadounindense, Donald Trump, evitó este miércoles de nuevo hablar de racismo e injusticia social como la raíz de las protestas que se están dando en varias partes del país y aseguró que los manifestantes «sólo entienden la fuerza», sin recurrir a ningún tipo de tono conciliador, pese a que las tensiones han provocado víctimas en las movilizaciones.
Mientras tanto, su rival en las elecciones generales de noviembre, el demócrata Joe Biden, anunció que viajará mañana jueves a Kenosha (Wisconsin), escenario de los últimos disturbios, después de que un agente de policía dejara malherido al joven negro Jacob Blake, desarmado y que recibió siete tiros por la espalda el 23 de agosto.
Trump, que el martes visitó Kenosha pese a la oposición de las autoridades locales que consideraban que el mandatario no contribuye a disminuir la tensión, dijo hoy en Twitter que Biden «no está del lado de las fuerzas del orden» y eso fue algo «espectacularmente evidente» en su visita a esa población de Wisconsin.
En un evento de conmemoración del fin de la Segunda Guerra Mundial en Wilmington (Carolina del Norte) , Trump volvió a recurrir a su mantra electoral de «ley y orden» y a calificar a todos los que protestan para que se aborde el problema de racismo detrás la muerte de jóvenes negros a manos de la policía de «saqueadores y alborotadores».
«Si hay muchedumbres violentas sólo me tienen que llamar y lo solucionamos en una hora», aseguró el presidente en referencia al ofrecimiento de agentes federales para sofocar las protestas en la ciudad de Portland (Oregon), que este fin de semana se tornaron violentas cuando una columna de vehículos con banderas de Trump se enfrentaron con manifestantes críticos con la Policía.
En aquellos choques, en los que simpatizantes de Trump llegaron armados y usaron gas pimienta y pistolas de aire comprimido, resultó muerto de un disparo un miembro del bando conservador, supuestamente a manos de alguien que se definía como «antifascista».
En opinión de Trump, los que protestan contra la brutalidad policial y el racismo «sólo entienden una cosa: la fuerza. Y es fuerza lo que tenemos».
TRUMP NO QUIERE HABLAR DE RACISMO
En una mesa redonda este martes en Kenosha con líderes comunitarios, Trump rechazó de pleno que las protestas que se han dado desde mayo, y que en ocasiones han desembocado en saqueos y disturbios que han desbordado a las autoridades locales, tengan que ver con la existencia de racismo sistémico en el país.
«La policía hace un gran trabajo (…) Deberíamos estar hablando de la violencia que hemos visto aquí (en Kenosha), en Portland y en otros lugares», remarcó Trump, que llegó a comparar en una entrevista el hecho de que un policía haga un uso excesivo de la fuerza a un mal cálculo similar al de fallar «un putt a un metro» en un torneo de golf.
Trump sacó pecho hoy en Carolina del Norte de su mano dura y aseguró que desde que anunció que se castigaría con 10 años de prisión a aquellos que tumbaran estatuas que representan el pasado esclavista del país no se han vuelto a ver imágenes de ese tipo de altercados.
«LEY Y ORDEN» FRENTE A RECONCILIACIÓN
Por su parte, Biden está intentando mostrar el contraste entre lo que sería una presidencia demócrata conciliadora frente a la polarización violenta que durante la presidencia de Trump se ha amplificado desde la muerte de George Floyd, un hombre negro desarmado en Mineápolis (Minesota), a manos de la policía en mayo.
La mayoría de esas protestas, que se han repetido sin descanso en todo el país, fueron pacíficas, pero desembocaron en disturbios y saqueos por alborotadores violentos dentro de las marchas, en respuesta a actuaciones policiales excesivas o por las provocaciones de facciones de ultraderecha.
Biden aseveró este miércoles que Trump sigue «arrojando gasolina al fuego» y que si él fuera presidente sentaría en una misma mesa a representantes de las comunidades afectadas y a la policía para encontrar una solución
El candidato demócrata dijo que en su visita a Kenosha quiere ser una «influencia positiva» y servir de unión, después de que en los disturbios un miembro de una milicia de ultraderecha se tomara la justicia por su mano y armado con un fusil de asalto matara a dos personas.
Trump sólo ha criticado la violencia generada en el bando de los manifestantes que piden el fin de la violencia policial, pero no la de los colectivos de ultraderecha.
CISMA INSTITUCIONAL
El ambiente está tan viciado que en lugares como Portland las fuerzas del orden han negado al alcalde, el demócrata Ted Wheeler, refuerzos desde oficinas del Sheriff colindantes a la ciudad y a la par el regidor está preparando cambiarse de domicilio por el constante acoso que sufre en su casa por parte de los que piden justicia social.
Un cisma similar se vive en Nueva York, donde el principal sindicato de Policía ha roto una tradición de neutralidad de décadas y ha pedido el voto por Trump, mientras que ha criticado duramente al alcalde Bill de Blasio que ha propuesto reformas moderadas para responder a las demandas de la calle.